Llega la Ponferradina y se espera revolución en el once del Sporting. Es lo que tiene este calendario de Segunda a lo NBA, donde se concentran partidos para ganar fechas en una huida a medianoche tratando de ser más rápidos que el bicho y que las decisiones de los que dicen que gobiernan. Los nuevos aires en el equipo de Gallego, aunque coyunturales, pueden venir bien para ver al resto del género en acción y para despejar la cabeza después de los dos últimos tropezones. Llega la Ponfe de los hermanos Blanco, ese equipo donde todavía golea un tipo de 38 años. La temporada pasada, cuando la única preocupación era encontrar dónde aparcar cerca de El Molinón y no comerse el atasco, Yuri no salió de Gijón como "Bota de oro" de milagro. Las tuvo de todos los colores, pero ni una fue para adentro. Aunque lo de hoy ya es otra historia. O eso esperan los rojiblancos, que quieren volver a ganar y seguir habitando en los áticos de lujo de la categoría. La cita ante los bercianos también servirá para comprobar si el Sporting recupera la versión de las primeras jornadas, cuando fue una roca atrás y un francotirador sin tacha arriba: la versión ideal para esta Segunda donde un gol, a favor o en contra, suele ser definitivo. Y más en el caso del Sporting, cuyos fieles ya tienen asumido que pueden ir apagando el televisor si su equipo encaja. Así que mejor que el ventanuco siga encendido. Será una buena señal. La mejor.
