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Asturias, perímetro de Anduva

José Alberto, entrenador; Pablo Álvarez, ayudante, y Pedro García, analista, forman en el Mirandés el único banquillo de la región del fútbol profesional

Por la izquierda, Pablo Álvarez, segundo entrenador; José Alberto López, entrenador del Mirandés, y Pedro García, analista, en el acceso al campo de Anduva. | C. D. Mirandés

“¿Papá, y ahora de qué equipo vamos a ser?”. Han pasado diez meses de uno de los días más difíciles de José Alberto López (Oviedo, 21-5-1982). El Sporting acababa de comunicarle su despido como entrenador, cerrando una etapa de 13 años en el club. Al llegar a casa, Javi, su hijo, le hizo una inocente pregunta que le acabó de romper por dentro. Ese niño de ahora 5 años, la sombra de su padre en cientos de partidos en Mareo y El Molinón, estuvo semanas sin ponerse la camiseta rojiblanca que antes no apeaba. Le dolió ver a su ídolo llorar. Ahora toda la familia vive en Miranda de Ebro, con Anduva convertido en el único banquillo asturiano de todo el fútbol profesional. El sábado reciben al equipo de sus vidas.

“Mi hijo no sabe todavía si quiere que gane el Mirandés o el Sporting”, afirma, entre risas, José Alberto López, feliz porque Javi, y también su hija mayor, Carmen, ya vuelven a pasear por casa con la camiseta rojiblanca. No hay rencores, ni heridas. Atiende telefónicamente a LA NUEVA ESPAÑA orgulloso del proyecto y del cuerpo técnico que ha formado en Miranda, el único nacido en Asturias entre los 42 de Primera y Segunda División. “Hemos formado un gran grupo junto a otros dos hombres de club como Anxo Martínez (entrenador de porteros) y Pablo Gómez (preparador físico). Con esto del confinamiento hacemos poca vida social y después de los entrenamientos hasta nos juntamos muchas veces en casa para ver un partido por la tele o tomar algo con las familias”, explica.

“De Pablo (Álvarez) siempre me gustó su manera de ver el fútbol. Cuando Iván Hernández me comentó que por motivos personales no me iba a poder acompañar, pensé inmediatamente en él”, comenta José Alberto sobre el exjugador rojiblanco, otro ovetense triunfador en Gijón. “Pedro (García) se incorporó más tarde. Lleva con nosotros desde la cuarta jornada de Liga. Gonzalo (Fernández, “Soti”, analista rojiblanco en la etapa de José Alberto) no pudo venir por un tema laboral y Pablo me dio esta alternativa. Nos da mucho nivel y experiencia”, comenta sobre el poleso, con un currículum vinculado a las categorías inferiores de la selección española, el fútbol chino y Australia.

El desembarco asturiano en Miranda de Ebro comenzó semanas antes de que finalizara la pasada temporada, curiosamente, en la capital del Principado. “Hubo una primera entrevista en Oviedo con Chema Aragón (director deportivo del Mirandés). Iraola le había comunicado que no iba a seguir allí y noté sintonía desde el primer momento. Más tarde me citaron para una segunda entrevista en Miranda, con Chema y con el presidente del club. Conocían hasta mi etapa en Tercera División, les encajaba mi filosofía. Me dieron seguridad”, comenta. Semanas después el acuerdo estaba cerrado.

José Alberto, con la única experiencia en el fútbol profesional de su discutido paso por el Sporting, convenció a un club que venía de convertirse en una de las revelaciones de la Segunda División y de disputar la semifinal de la Copa del Rey. Había un problema: sólo seguirían cuatro futbolistas, dos de ellos porteros. “Hubo amigos que me decían que estaba un poco loco. No olvido una frase: ‘Fichas por un equipo sin equipo’. A mí eso me motivaba, me parecía un punto a favor. Iba a tener la oportunidad de hacer un producto propio junto al director deportivo”, señala en cuanto al diseño de la plantilla.

El nuevo Mirandés está construido en torno a muchas cesiones, apuestas de futuro y jugadores de hasta ocho nacionalidades diferentes. “He leído que somos, junto al Almería, el equipo con la edad media más baja de las competiciones más importantes de Europa, con una cifra que no llega a los 24 años. Catorce futbolistas han debutado en Segunda con nosotros. Nuestra apuesta es arriesgada, pero aquí tiene que estar gente con hambre, con ganas de crecer. Y en eso estamos”, subraya José Alberto. Remarca que el objetivo “no puede ser otro que la permanencia” sin querer echarse flores por un inicio de temporada que ha sido, como poco, prometedor. “Merecemos más puntos de los que tenemos. Nos está costando el gol”, advierte.

José Alberto López presentará en los próximos días “El triunfo de un peleón del fútbol”, un libro en el que repasa, en primera persona, sus inicios como entrenador hasta alcanzar el debut con el Sporting. El título ha sido tomado de un reportaje publicado por LA NUEVA ESPAÑA en noviembre de 2018, con motivo de su recién estrenado cargo como entrenador del primer equipo rojiblanco. “Creo que es la frase que mejor define cómo he llegado hasta aquí”, señala el protagonista.

“Veo un Sporting similar, pero con más acierto”

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“Va a ser extraño, pero me hace ilusión”. Quedan días, incluso una jornada por el medio -hoy se enfrenta al Leganés en Butarque-, pero José Alberto reconoce que ya mira de reojo el partido del sábado en Anduva, ante el Sporting. “Es que va a ser la primera vez que me enfrente a ellos”, subraya para darle la dimensión que merece a un encuentro con más vínculos que el amor a una institución. “Tenga en cuenta que en ese vestuario han quedado muchos amigos, he crecido junto a jugadores con los que he compartido seis o siete años desde categorías inferiores”, añade. Es entonces cuando la conversación gira en torno al aprendizaje de la experiencia pasada, la que obligó a renovarse tras su destitución en diciembre de 2019.

“He cambiado mi manera de gestionar y dirigirme al grupo. Creo que en el Sporting no estuve acertado en algunos momentos a nivel de mensaje, tanto en el interior del club como de cara al exterior. Gestionar bien eso y las emociones es clave. En este tiempo he estado formándome para ello”, detalla José Alberto. “He leído mucho y también he hecho cursos sobre liderazgo y coaching. En Gijón creo que hubo jugadores que tuvieron un exceso de responsabilidad sobre lo que pudiera suceder con mi persona. Se dejaron el alma por el cuerpo técnico y por mí, y eso, en lo deportivo, acabó jugándoles una mala pasada”, explica sin querer dar nombres propios, más allá de ligarlo a un problema de saber administrar lo emocional.

La mirada se va ya a lo más inmediato, la que hace a José Alberto asegurar que reconoce en el actual Sporting virtudes heredadas. “Veo un equipo muy similar al de la temporada pasada, en cuanto a organización y orden defensivo, pero con acierto. Desde fuera se ve como el gran cambio. Ojalá que pueda vivir esta temporada la alegría de verles celebrar un ascenso”, apunta. En este apartado tiene dos nombres claros. “Djuka ha protagonizado un gran inicio goleador, me alegro mucho por él. Y Manu... Manu está ahora al nivel que él tiene. Marca la diferencia”, subraya. El ahora entrenador del Mirandés destaca cómo la segunda línea llegada del filial, la de Gaspar, Pablo García, Guille Rosas y compañía ha aportado un plus de energía irrumpiendo con fuerza. “Son todos grandes jugadores, se han adaptado rapidísimo”, comenta antes de que la charla se detenga en Gragera.

José Alberto recibió hace semanas el dardo de Javi Rico. No dijo directamente su nombre, pero comentó públicamente que el Mirandés se había interesado en la cesión de Gragera. “Sólo diré que no jugaba mucho con él cuando entrenaba aquí”, deslizó. El ahora técnico de los burgaleses, responde. “Gragera debutó conmigo en División de Honor, en Segunda B y en Segunda División. Jugó partidos en momentos muy delicados de mi etapa en el Sporting, como cuando visitamos Miranda. Creo que la persona más indicada para decir la confianza que tengo en él es el propio Gragera”, subraya.

Hombre de arranques viscerales en sus inicios, reconoce que el tiempo y la familia ha moderado su carácter. “En los meses más difíciles en el Sporting, mi mujer, Laura, me apoyó mucho. Sufrió más que yo. Es curioso porque un poco más tarde, cuando yo estaba en casa, sin trabajo, me tocó a mí volcarme en ese papel. Ella es enfermera instrumentista, la primera ola de la pandemia la vivió trabajando en quirófano, en el HUCA. Pasó miedo. Entonces había mucha desinformación”, desvela.

El traslado a Miranda de Ebro les ha hecho sufrir la segunda ola del covid-19 lejos de parte de la familia. “No he pisado Asturias desde que fiché por el Mirandés. Aquí ha golpeado duro. Llevamos confinados desde finales de septiembre. Llueve bastante, como allí, pero el frío cala de manera diferente. Tengo ganas de volver, especialmente de hacerlo cuando toque jugar en El Molinón. Ojalá sea ya con público. Mi mayor pena es no haber podido devolver a esa gente todo el cariño que me ha dado”, concluye el entrenador del Mirandés.

Bicicleta y apoyo a Unzúe, a quien espiaba en Soria

La burbuja a la que obliga el fútbol profesional, estricto en los protocolos a cumplir tanto en el día a día de la actividad deportiva, como también en el ámbito personal, han convertido la bicicleta en una aliada del entrenador del Mirandés. “Suelo hacer alguna salida los días de descanso para desconectar y oxigenar la mente. He descubierto sitios muy chulos como San Juan del Monte o los Montes Obarenes”, comenta el asturiano. Rutas que ha completado mostrando su apoyo a una iniciativa solidaria, la promovida por el entrenador Juan Carlos Unzúe para luchar contra la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), enfermedad que le fue detectada hace unos meses. Y es que a José Alberto le une un curioso vínculo al que fuera guardameta del Oviedo.

“Unzúe entrenó a mi hermano Dani en el Numancia, en la 2010-11. Entonces yo estaba dirigiendo al infantil del Sporting y cada vez que podía me escapaba a Soria para ver cómo programaba y desarrollaba los entrenamientos. Tomaba apuntes, iba un poco de espía”, bromea el asturiano. Años más tarde el fútbol volvió a cruzar sus caminos. “La primera jornada de la temporada pasada, con el Sporting, nos tocó visitar al Girona, que entrenaba Unzúe. No se acordaba de aquello, pero a través de esa anécdota iniciamos relación. Ha colaborado en ‘Construye juego’, un proyecto de charlas sobre fútbol que impulsé durante el confinamiento. Es una persona extraodinaria, hay que apoyarle a él y a todas las personas que están en su lucha”, añade.

“Es anecdótico”, subraya José Alberto cuando se le cuestiona qué supone liderar el único banquillo asturiano del fútbol profesional. “Es que es una anécdota que ahora mismo entrenadores de la talla de Marcelino, Abelardo o Muñiz estén sin equipo. Los tres son referencias para mí, grandes profesionales y amigos. Espero verlos pronto de vuelva al fútbol”, concluye.

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