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A la sombra de El Molinón | Los gijoneses que jugaron en el Sporting

Uría: “El Portuarios avisó al Sporting para que no fuera al Oviedo”

“Enrique Casas apostó siempre por mí e hizo en Gijón un equipo ganador; nos faltó poco en aquellas dos finales de Copa”, afirma

Uría, ayer, en su domicilio en La Providencia, rodeado de trofeos y fotografías de su etapa como futbolista y también de su laureada trayectoria como ciclista aficionado. | Ángel González

Francisco Javier Álvarez Uría (Gijón, 1-2-1950) hizo el camino inverso de muchos gijoneses que triunfaron en el Sporting consiguiendo lo más difícil, el rotundo aplauso del Tartiere y El Molinón. De azul debutó en Primera y se retiró. De rojiblanco abrió la época dorada del club. Carrilero izquierdo de largo recorrido, por el medio ganó dos Ligas y una Copa del Rey con el Madrid antes de quedarse a un palmo de levantar otras dos Copas en el Sporting. “Enrique Casas fue quien me llevó al juvenil del Oviedo y luego con él volví a Gijón. Hizo un Sporting ganador y fue una lástima porque nos faltó poco para ganar aquellas dos finales ante Madrid y Barcelona”, rememora para LA NUEVA ESPAÑA desde su domicilio, en el barrio gijonés de La Providencia.

Vive un retiro activo a sus 70 años. “Cojo la bicicleta casi a diario”, comenta Uría, un portento también en el ciclismo, actividad que cogió con gusto cuando colgó las botas. Son testigo numerosos trofeos de sus triunfos a nivel de aficionado. “Alguna copa cayó, sí”, confiesa con humor quien sigue atento a la gestión de los garajes que abrió en Gijón como parte de la inversión de lo ganado en el fútbol. Un negocio “de guardería de coches” que ya dirigió su padre, Pepe, en las calles Saavedra y Electra, mientras Uría, padre de dos hijos, Javi y Vanesa, se encargaba de sentar cátedra en el Bernabéu, El Molinón o el Carlos Tartiere. “Deportivamente, la mejor época fue la del Madrid. Fueron tres títulos y jugar junto a muy buenos futbolistas como Velázquez, Amancio, Del Bosque, Breiner, Camacho...”, apunta entre una lista casi interminable en sus labios. Llegó después la etapa rojiblanca, en un Sporting que peleaba por Liga y Copa, y en el que militó durante seis campañas, estrenando internacionalidad absoluta.

“Vine al Sporting cuando menos lo esperaba. En el Madrid estaba algo incómodo y había tenido una oferta del Valencia que entrenaba Di Stéfano. Enrique Casas, que ya me había llevado al Oviedo en juveniles, fue quien apostó por mí para venir, siempre de acuerdo con Alvaré (Manuel Vega-Arango). Fueron muy buenos años”, detalla.

Uría tiene bien presentes las primeras patadas al balón, en el gijonés barrio gijonés de “El Frontón, en la actual avenida de la Constitución. Ahora ya cambió todo”. Al equipo del barrio le siguió el Ínter y el Portuarios. “Cuando el Oviedo vino a ficharme, el Portuarios prefería que me fuera al Sporting y avisó por carta al club. No sé qué pasó con aquella carta, pero cuando quisieron reaccionar ya estaba de azul”, descubre.

“Tras el fallecimiento de Perico Pena me he quedado como el futbolista con más partidos en los dos equipos, el Sporting y el Oviedo”, presume, con orgullo, Uría. De la trayectoria rojiblanca le queda un único pero: “El club no me dejó ir con una selección mundial que homenajeó a Pelé en Estados Unidos”. Ahora es un aficionado más pegado a la televisión y pide cautela ante el gran inicio del Sporting esta temporada. “En Segunda hay que ser regulares. Hay que esperar todavía ver cómo crecen estos chavales”, concluye Uría, un grande de los gijoneses del Sporting, sobre la quinta del cole.

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