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Álex Fernández: “En otra época hubiera estado más años jugando en el Sporting”

“Quiero repetir con mi hijo esa sensación de cuando mi padre me llevaba a ver al Sporting”, dice el actual segundo técnico del Melilla

Álex Fernández, en su casa, con su hijo Ismael vestido de rojiblanco y delante de la camiseta con la que debutó en el año 1996 frente al Valencia. Á. F.

Álex Fernández cuenta que tenía una meta cuando jugaba en los juveniles de La Braña. “Hay niños que sueñan con ser bomberos, presidentes o profesores, el mío era jugar en el Sporting. Es la mayor satisfacción deportiva que he tenido”, descubre el que fuera atacante rojiblanco a finales de los años noventa del siglo pasado.

El fútbol fue y es su vida. Ahora es el segundo entrenador del Melilla, club en el que colgó las botas hace más de una década. En el equipo de la ciudad autónoma empezó trabajando en la cantera, se asentó y formó su familia. Pero mantiene su pasión rojiblanca, que intenta inculcar a su hijo Ismael, con el que quiere cumplir otro sueño: “Me gustaría recuperar con mi hijo esa sensación de cuando mi padre me llevaba de pequeño a El Molinón a ver el Sporting”.

Álex Fernández debutó con el primer equipo en 1996, en Valencia, en la penúltima jornada de Liga, con Novoa de entrenador. En su casa aún guarda esa camiseta, con el dorsal 34. Al año siguiente Miguel Montes le volvió a repescar en el tramo final. Y ahí vivió uno de esos días que nunca olvidará. “En el partido ante el Rayo, en el que Montes salió a hombros de El Molinón por conseguir la permanencia, marqué el 3-1 definitivo. Fue un ambiente único”, confiesa. Su tercer curso ya no fue tan fácil, con el equipo descendiendo a Segunda, en la peor temporada de su historia. “Aquel año fue nefasto desde el inicio. Nadie de los que estábamos ahí imaginábamos eso”, lamenta Álex Fernández, que mantiene esa espina clavada.

Ese traumático descenso provocó que saliera de Gijón en 1998 para jugar en el Alavés. “En otra época hubiera jugado más años en el Sporting, pero fue muy duro, los resultados no acompañaron, y también nos perjudicó a los de la casa”, recalca. “Al menos me apareció una buena oportunidad como fue la de jugar en Primera con el Alavés. Y dejé de aquella 75 millones de pesetas (unos 450.000 euros) para el Sporting”, recuerda. Tras dejar el Alavés su carrera continuó en el Ourense, Granada, Gramanet, Logroñés, Linares y Melilla, ciudad en la que se estableció para seguir vinculado al mundo del fútbol. “Este año tenemos en el equipo a dos exrojiblancos, Alberto e Isma Aizpiri”, apunta.

Su salto al primer equipo del Sporting le permitió sentir de cerca a Quini, y seguir los pasos de los futbolistas en los que se fijaba: “Mi referencia eran Luis Enrique, Manjarín, Joaquín o Iordanov, que eran jugadorazos”, indica. Y ahora, desde la lejanía, se alegra que al Sporting le vaya bien apostando por gente de la casa. “Siempre ha sido de las mejores canteras del mundo y me alegro seguir viendo chavales dando el salto porque son válidos”, concluye.

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