Un estreno goleador con el Sporting como el de Gaspar Campo, anotando un doblete, no se producía desde hace un lustro. El atacante paraguayo Tony Sanabria, fue el último, el 20 de septiembre de 2015, en celebrar a pares su bautismo anotador como rojiblanco. Ante el Deportivo de la Coruña, en Riazor, el ariete hizo dos tantos, en los minutos 7 y 9, que sirvieron a los rojiblancos para llevarse la victoria ( 2–3). Los rojiblancos tardaron otras diez jornadas en ver golear al paraguayo, y lo hizo a lo grande, con un triplete en el triunfo por 3-1 frente a Las Palmas.
Gaspar Campos consiguió inaugurar su cuenta goleadora ante el Sabadell, en un partido que siguieron muy de cerca sus antiguos entrenadores en Mareo. Uno de ellos, Salva Capín, le dirigió en los alevines. “Me quedo con su personalidad y tranquilidad a la hora de hacer las cosas”, destaca para resaltar lo que más le ha llamado la atención del gijonés, en su primer año en el primer equipo. “Sigue con esa capacidad para desbordar, tanto hacia dentro como por fuera, y manejando ambas piernas”, indica el entrenador antes de añadir que “ya de crió hacía cosas con y sin balón que jugadores profesionales no hacían”.
Castaño, por su parte, le dirigió en los cadetes. “Tiene una calidad individual que siempre destacó por encima de la media”, señala el actual segundo entrenador del Langreo. “Lo que más me gustó es que le sigue poniendo las mismas ganas y atrevimiento”, señala en referencia a sus últimas actuaciones con el Sporting.
En esa época ya llamó la atención de equipos punteros. “Me llamaba mucho la atención en él la capacidad que tenía en el uno contra uno, siempre hacía muchas ruletas, bicicletas y regates. Era de los que llegaba al borde del área y no dudaba en esos metros finales”, resalta.
Castaño considera que Gaspar no ha explotado aún todo su potencial: “No me sorprende lo que hizo ante el Sabadell, es capaz de eso y de mucho más, pero si jugase por dentro en vez de por la banda daría mucho más, estaría al cien por cien de sus posibilidades”.
