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El debut de los hermanos Míner con el Sporting, por tradición familiar

“Fue muy especial jugar a la vez en el Sporting y seguir los pasos de nuestro padre Minervino”, dicen Iván y David Míner

Iván y David Míner, ayer, en una urbanización de Las Mestas, donde jugaban al fútbol de pequeños. Juan Plaza

Aunque se apellidan García Cortes, futbolísticamente a David e Iván les ha acompañado a continuación un recuerdo familiar. “Jesús Uribe empezó a llamarme Míner en pista en Mareo por mi padre”, rememora Iván Míner, el pequeño de los dos hermanos que se llevan apenas un año de diferencia. David e Iván debutaron en los noventa con el primer equipo del Sporting, en una época de muchas oportunidades, pero poca continuidad. “La Ley Bosman permitió la movilidad de jugadores extranjeros a costa de sacrificar la continuidad de las canteras”, lamenta Iván. Hijos de Minervino García –fallecido hace diez años–, que fue jugador del Sporting en la temporada 1955-1956, disfrutaron de una doble satisfacción por el hecho de llegar a debutar con el primer equipo del Sporting. “Fue muy especial jugar a la vez e el Sporting y seguir los pasos de nuestro padre Minervino, él se sentía especialmente orgulloso de que sus dos hijos estuvieran en el equipo de su ciudad y en el que jugó”, coinciden.

Ambos empezaron a jugar en pista en Mareo, pero el primero que llegó a lo más alto fue David. Lo hizo en la última jornada del curso 1990-1991, en un Valencia-Sporting. “Mi debut fue lo más, ganamos y nos clasificamos para la Uefa”, explica David. “Salí media hora, ya íbamos ganando, y Ciriaco solo me dijo que marcase a Fernando y no me separase de él”, cuenta sobre ese día. “Fue de película, era algo impensable de conseguir, pero lo logramos con mucha joven, como mi caso, que aún era juvenil. Volvimos en tren toda la noche, y cuando llegamos a Gijón había aficionados del Sporting con pancartas esperándonos”, amplía sobre lo que vivió.

Iván, por su parte, disfrutó de su primera experiencia en un Trofeo Principado, y después ya el momento oficial llegó dos cursos después, en la 1993-1994, con García Remón. “Fue en la primera jornada y tuve muchos minutos todo ese año. Lo disfruté mucho y tuve a muy buenos compañeros que me ayudaron mucho”, indica.

David debutó primero, pero no volvió a jugar hasta la temporada 1994-1995, porque la anterior, la del salto de su hermano al primer equipo, estaba haciendo la mili en León. En el año de David se produjo la situación contraria, con Iván en el servicio militar. Por lo que ambos disfrutaron de pocos días juntos. “Me hubiera gustado coincidir más con David”, señala Iván, que jugaba de centrocampista, a diferencia de su hermano, que actuó de defensa.

Iván y David Míner, de pequeños.

David, que vivió el año de la promoción ante el Lleida, aunque Rezza no contó con él para esos partidos, lamenta que les tocó vivir “una época en la que se fichaba mucho y no había paciencia”. De ahí que, aunque le habían propuesto regresar al filial en 1995, le salió la oferta del Toledo para jugar en Segunda. Después le siguió una larguísima trayectoria de dos décadas en el fútbol, hasta que se retiró con 43 años, hace apenas un lustro, en el Llanera, su último proyecto. “Físicamente estaba para tirar más todavía”, indica.

Iván, por su parte, vivió una experiencia bonita en Portugal, en el Chaves, donde recaló en 1995, el mismo verano en el que también salió su hermano. Jugó en Asturias y empezó entonces una nueva etapa como entrenador, pasando por Ribadesella, Lealtad, Tuilla o Urraca. Y colabora en la escuela de fútbol de Rubén Blaya, otro exjugador rojiblanco. David, por su parte, trabaja en una distribuidora de libros y material escolar.

Ahora, al menos, con el buen momento del Sporting, les queda el consuelo de ver que a los chavales de la casa les pinta una oportunidad con mayor respaldo que la que ellos tuvieron. “Es muy importante que hayan empezado la Liga bien, les dará confianza”, relata David. “No estoy en contra de que se fiche de fuera para mejorar, pero se debe cuidar la cantera para que los jóvenes se hagan merecedores de llegar al primer equipo”, concluye Iván.

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