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A la sombra de El Molinón

Iván Iglesias, el gijonés que pasó del bar de su padre al Dream Team de Cruyff

El ex del Sporting debutó con Ciriaco en 1991 antes de fichar por el Barça

Iván Iglesias, con una camiseta del Sporting ante El Molinón.| Juan Plaza

A Iván iglesias le tocó siendo un niño, a finales de los setenta, disfrutar del fútbol como se hacía antes. “Jugaba en la calle, ahí empecé, y lo pasaba muy bien en El Natahoyo, en mi barrio, junto al Tallerón”, apunta. Hasta que empezó a jugar en el equipo de fútbol sala del bar de su padre, Casa Paulino, que adoptó ese nombre inicial y después se transformó en Peña Deportiva Natahoyo.

Iván guarda un gran recuerdo de aquellas primeras patadas al balón, claves en una dilatada trayectoria que le llevó a Mareo, fichado como otros muchos por “El Negro”, a debutar después con el primer equipo del Sporting, jugar en el Barcelona del “Dream Team” de Johan Cruyff, y pasar también por el Oviedo en Primera a finales de los noventa.

Aterrizó en Mareo con nueve años en fútbol sala. Y su debut, como el de casi todos los de su quinta, llegó gracias a Ciriaco Cano. “De una tacada nos estrenamos cinco en Valladolid: hicieron Avelino, Muñiz, Tomás, Juanele y yo”, recuerda sobre su primer partido, el que sirvió para inaugurar la temporada 1991-1992. “La anécdota era que Ciriaco antes del partido decía la alineación y ya también los que iban a jugar la segunda parte, y ahí estaba yo”, confiesa. “Ciri era el entrenador ideal, ya había trabajado con la base, y no le temblaba el pulso para darnos la oportunidad. Es un hombre de cantera 100%”, subraya.

En Valladolid aquel día cumplió el sueño de su niñez. Aquella temporada además vivió un carrusel intenso de emociones, porque también jugó en los partidos de Copa de la UEFA ante Partizan y Steaua en El Molinón. “Es algo una pasada y algo único debutar y ese mismo año jugar ya en Europa con el Sporting”, explica.

El curso 1991-1992 alternó el primer y el segundo equipo, y al siguiente fue indiscutible con Bert Jacobs. Pero el cambio del fútbol le hizo salir. “Me tocó vivir la etapa de club deportivo y de sociedad anónima. Había un lastre económico, y un convenio firmado por el Barcelona que hacía que los jugadores que ellos tenían en cartera tuviésemos para ellos una cláusula más baja, porque en general eran abusivas”, señala. Fue entonces cuando en el verano de 1993 el Barcelona se fijó en él, pagó 120 millones de pesetas al Sporting (720.000 euros), e Iván Iglesias llegó a jugar al Nou Camp con Cruyff.

“Fue un pena que no se pudiera haber mantenido más aquel equipo, había muchísimos grandes jugadores, pero se tenía una necesidad económica imperiosa”, detalla sobre su salida. En Barcelona estuvo tres temporadas y media, hasta que una lesión grave de triada el último año, que le apartó nueve meses, le hizo volver a Gijón.

“Cruyff me dijo que era bueno que tuviese minutos para volver a coger el ritmo”, explica antes de matizar la sensación de tener al holandés como entrenador: “Johan era un líder aplastante, con un carisma que te lleva en volandas. Y al final es un líder nato a la hora de contagiar su espíritu, por su capacidad de comunicación y para transmitir. Ese carisma lo llevaba al día a día y sacaba lo mejor de cada jugador”.

El final de la temporada 1995-1996 lo jugó en el Sporting. Regresó al Barcelona para intentar tener una oportunidad en los dos últimos años que le restaban. Pero la marcha de Cruyff le hizo salir cuando se había iniciado la temporada. “El Sporting se interesó por mí, pero no era algo real al 100%. El Oviedo sí puso entonces muchas ganas, y el Sporting no mostró esa predisposición máxima hasta que se enteró que estaba el Oviedo. También tenía al Celta y el Zaragoza detrás, y si el interés del Sporting hubiese 100% real no hubiera dudado volver otra vez a Gijón”, detalle sobre su fichaje por el Oviedo en 1996. “Quería jugar aquí en Asturias, y el Oviedo me mostró que apostaba de verdad por mí, y pasé ahí cuatro años muy buenos”, apunta.

En el año 2000 afrontó su último proyecto en el fútbol profesional, tras fichar por el Rayo Vallecano. Y en 2002 vivió en el Cartagonova su primer desencanto, con impagos económicos. Puso rumbo a Miami, pero la inestabilidad del país, con el atentado de las Torres Gemelas, le hizo volver. Fue entonces en el verano de 2003 cuando se le presentó la oportunidad de regresar al Oviedo.

“Me presentaron esa posibilidad, pero se fue enfriando. Lo comentamos, pero fue cuando se empezó a hablar de que el Oviedo iba a desaparecer y todo se paró. Apareció la opción del Oviedo ACF y ahí estuve esa temporada”, detalla.

En 2004 se retiró y montó junto a Juanele y Novo una escuela de fútbol, que tiene a 250 jugadores, entre escolares y federados, y en la que ahora Nacho López forma parte de la misma en vez de Juanele. Iván Iglesias había estudiado magisterio por educación física, y ahora disfruta de un proyecto que ha dado un paso más, con becas para estudiar y jugar en Estados Unidos.

Y mientras sigue con ilusión la temporada actual del Sporting, que como hace tres décadas cuando debutó, tiene una base de jóvenes muy importante: “Ves cercanía entre Mareo y el primer equipo, cosa que no veía antes, y por eso es un proyecto que ilusiona a todo el mundo. La persona idónea para dirigirla es Javi Rico, que sabe lo que es Mareo, y que no hay que inventar nada. La base, y el presente y futuro de un equipo como el Sporting es su escuela de Mareo”.

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