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La crónica del Amorebieta-Sporting de Copa (0-1): Los rojiblancos superan un mal trago

Un gol de Cristian Salvador clasifica al equipo gijonés, que fue dominado en el primer tiempo por el Amorebieta y sufrió hasta el último segundo

Marc Valiente y Aitor García felicitan a Mateo, a la izquierda, mientras Babin se abraza al fondo con Christian Joel tras la última jugada del partido. | LOF

El Sporting volvió a bordear el precipicio en la Copa, pero no se cayó porque tuvo dos puntos de apoyo fundamentales: Marc Valiente, una muralla durante 90 minutos que aguantó las embestidas del Amorebieta; y Cristian Salvador, providencial para aprovechar una de las pocas oportunidades rojiblancas en Urritxe. Entre los dos héroes del partido apenas nada que merezca la pena por parte del equipo rojiblanco, especialista en sobrevivir a las situaciones más complicadas de la temporada. Hay un tercer sportinguista al que no se le olvidará este 7 de enero de 2021, Mateo Arellano, que en el último segundo evitó la prórroga sacando un remate bajo el larguero.

Pronto los jugadores del Sporting comprobaron que, más que un partido, se iban a enfrentar a un bombardeo. El Amorebieta impuso su ley desde el saque inicial con un fútbol que recuerda al de otras épocas, pero tan efectivo como cualquier otro: balonazo al área desde cualquier sector del campo buscando el remate o la dejada de su delantero-tanque, en este caso un chicarrón del norte llamado Koldo Obieta. Si el plan no salía a la primera, por las inmediaciones del área aparecían un puñado de camisetas azules dispuestas a aprovechar esas llamadas segundas jugadas, que ayer de tan abundantes pasaron a un primer plano.

Salvo Marc Valiente y Zalaya, que desde el principio se dieron cuenta de qué iba el asunto, los jugadores rojiblancos deambularon durante un buen rato por el pesado y lento prado de Urritxe. Sus rivales llegaban siempre antes o ganaban las disputas individuales. El acoso se saldó con cuatro remates en apenas veinte minutos. No fueron demasiado peligrosos, entre otras cosas porque Christian Joel se mostró muy solvente, pero anunciaban una tarde complicada para el Sporting.

Trabanco y Mateo, los otros dos jugadores del filial que debutaban con el primer equipo, también se vieron tan superados como sus compañeros, como si su experiencia en Segunda B no les sirviera de mucho. La apuesta de David Gallego por una alineación con dos delanteros tampoco valió para gran cosa. Poco importa contar con cañones si no llega la munición. Y salvo un par de carreras de Cumic que acabaron en nada, el expediente ofensivo del Sporting en el primer tiempo quedó como el termómetro, casi bajo cero.

El descanso sirvió al menos para que el Sporting buscase una alternativa que le hiciera mínimamente competitivo. Con balones al aire y el cuerpo a cuerpo, el Amorebieta tenía todas las de ganar. Bastó que Javi Fuego raseara el cuero un par de veces para que empezara a notarse la diferencia de categoría. O, por lo menos, para desactivar durante un rato las cargas de los locales. Eso no impidió que siguieran pasando más cosas en el área de Christian Joel que en la de Goiría, que se pasó una hora como simple espectador. La valentía del guardameta del Sporting evitó males mayores, aunque en un par de salidas rozó el desastre: cuando se llevó por delante a Orozko y al escapársele un balón que acabó atrapando sobre la línea.

Todo cambió en un minuto, cuando Neftali salió del anonimato para enviar un balón en profundidad al recién incorporado Djuka. Era un balón con ventaja para Goiría, pero la fe del serbio movió otra montaña. Ante la oposición de dos defensas, Djuka cedió de tacón a Carmona, pero el portero llegó a tiempo de responder al remate del balear. Aquello acabó en un córner del que el Sporting sacaría petróleo porque el balón cayó a los pies de Cristian Salvador, que marcó sobre la marcha con la izquierda. Y lo celebró como se celebra el despertar de una pesadilla.

Faltaba un cuarto de hora y, con un Amorebieta cansado y frustrado, el Sporting parecía tenerlo todo atado y bien atado. Pero aún le tocaría sufrir, más por sus concesiones que por mérito del rival. Como en una falta innecesaria de Mateo que permitió a los locales cargar con todo en el área pequeña de Joel, que vio cómo su fallo en la salida no tuvo consecuencias porque el cabezazo de Etxaburu se marchó por encima del larguero. El Amorebieta se destapó tanto que dio opción a Djuka de sentenciar, pero Goiría prolongó el suspense hasta el añadido de tres minutos.

Con el tiempo cumplido, el enésimo córner para el Amorebieta dio lugar a uno de esos desenlaces típicamente coperos. Ni con Babin en el campo defendió con solvencia el Sporting y el balón revoloteó por el área pequeña. Con Christian Joel fuera de la portería, Míkel Álvaro estuvo a punto de mandar el partido a la prórroga, pero Mateo reclamó su cuota de protagonismo al despejar sobre la misma raya. No hubo tiempo para más que para la celebración rojiblanca, justificada después de unos días complicados y 90 minutos de traca.

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