Ricardo de Burgos Bengoetxea volvió a ser ayer un sospechoso habitual para el sportinguismo. Los dedos acusadores de afición, jugadores y cuerpo técnico se centraron, nuevamente, en el árbitro vasco, cuya lista de errores en contra de los rojiblancos sigue aumentando. Al trencilla le reclamaron ayer, frente al Betis, un penalti por mano a favor de los rojiblancos, y le protestaron la expulsión de Marc Valiente por una agresiva entrada y por pitar el penalti de Javi Fuego sobre Lainez.
Llueve sobre mojado para el sportinguismo con De Burgos Bengoetxea. El árbitro es el mismo que no vio una mano de Truyols, por entonces defensa del Murcia, en el encuentro disputado en la Nueva Condomina en la temporada 2013-14 y que finalizó 1-1. El defensa se tiró al suelo para sacar, con una gran estirada, un disparo de Lekic que hubiera supuesto la victoria rojiblanca.
Más antecedentes. En la 2015-16, en La Rosaleda, De Burgos Bengoetxea volvió a obviar una clara mano en el área de Fornals en un partido que finalizó 1-0. También en Copa del Rey hizo de las suyas: en la temporada 2014-15, frente al Valladolid, nuevamente se comió una clara mano en el área visitante, de Chus Herrero. Un posible penalti sobre Álvaro Bustos y una falta a Luis Hernández anterior al primer gol pucelano, las otras quejas.
Gijón, J. M. REQUENA
Un histórico que hace aún más llamativos los errores de ayer. El primero, una mano de Víctor Ruiz en el área bética, en el minuto 17. “Es muy muy claro, dicho también por jugadores del Betis”, aseguró en rueda de prensa David Gallego, que incidió en que la jugada, cuando mejor estaba aposentado el Sporting, “es la acción más determinante, una acción muy clara que hubiera cambiado el partido”.
A esta mano no señalada dentro del área rival –la cuarta que De Burgos Bengoetxea escamotea al Sporting– se suma la expulsión a Marc Valiente que Gallego vio como “muy clara”. También Pellegrini, que aseguró que “no era roja, era doble roja”, explicitando que “si llega a agarrar a Canales, lo parte en dos”. La tercera acción que desató las protestas de los rojiblancos fue el penalti pitado a Javi Fuego.
De ahí nació el primer gol bético, en una acción que debió repetirse al haber varios jugadores dentro del área en el momento del golpeo. Todo ello en apenas diez minutos que cambiaron el devenir del encuentro.
“Hasta ese momento, el equipo hizo el plan de partido chapó: presionando arriba, sin permitir que salieran cómodos y generando situaciones de peligro”, explicó en rueda de prensa David Gallego tras el encuentro, remarcando que “con el VAR, posiblemente hubiera cambiado el partido”, toda vez que en Copa del Rey no hay videoarbitraje, como sí ocurre en Liga.
Por su parte, Borja López aseguró que “puede haber mano” en la acción del penalti no pitado y que “hasta la expulsión estuvimos muy bien, luego nos desconcentramos un poco, con demasiadas protestas, tendríamos que habernos concentrado más en el juego”.
