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La crónica del Sporting: Djuka, como en casa

El equipo gijonés recupera su versión más sólida y, con un hat-trick del serbio, rompe la racha de tres meses sin victorias lejos de El Molinón

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El partido del Sporting ante el Logroñés, en imágenes

Logroñés 0 - 4 Sporting

Djuka solucionó de un plumazo la sequía del Sporting lejos de El Molinón. Tres meses después de la última victoria, el serbio se apuntó un “hat trick” como si nada, coronando con su oportunismo un equipo duro como una piedra. Salvo un par de despistes en el primer tiempo, salvados por la inocencia del rival, el equipo de Gallego recuperó su perfil más sólido. Cero concesiones en defensa, paciencia en la elaboración y confianza ciega en su killer, que ya es “pichichi” de la categoría. Todo fueron buenas noticias para el Sporting, ya con Guille Rosas, Gragera, Manu García y Gaspar Campos a pleno rendimiento. Y Campuzano asomando como un complemento, y quizá alguna vez alternativa, de Djuka, la guinda de un equipo que enfila la recta final de la temporada cada vez más convencido de que lo suyo va en serio.

El Sporting empezó el partido como en Castellón, pero a partir de ahí no hubo punto de comparación. Marcó casi a la primera (antes hubo un remate de Gaspar Campos junto al poste) y después, cuando un par de errores pusieron al Logroñés al borde del empate, tuvo la suerte que faltó en Castalia. El primer regalo, en un mal despeje de Gragera, acabó con un remate cruzado de Leo Ruiz que se estrelló en el poste y fue, como dirigido por control remoto, a los guantes de Mariño. La segunda concesión, de Javi Fuego, volvió a poner a Ruiz cara a cara con Mariño. Ganó el gallego.

Desde el principio, el Sporting quiso plasmar la autoridad que se le supone por su posición en la tabla: con la estructura de siempre y la idea innegociable de sacar el balón jugado, quizá la clave de que Gallego renovase su apuesta por Marc Valiente. También le salió bien el retoque en la línea de mediaspuntas, dejando a Pedro Díaz en el banquillo para situar a Manu por detrás de Djuka y Gaspar Campos en la izquierda. Por ahí llegaron los primeros chispazos del Sporting y fue Gaspar, precisamente, el que puso a Djuka en la órbita de su decimotercer gol. El Logroñés, desarmado, rondó el desastre. Lo salvó su portero, que en dos minutos desvió un remate de Manu García y le ganó un mano a mano a Djuka, que intentó picarle el balón tras un regalo de Gorka.

Cumic culminó con el 0-4 el festival serbio en Logroño

El espectacular arranque del Sporting se completó con una entrada de Djuka por la izquierda, con pase de la muerte a Cumic que, estorbado por su par, no logró marcar a puerta vacía. La sensación de superioridad era tan evidente que lo que pasó después solo cabe achacarlo a un exceso de confianza. El Logroñés, casi sin buscarlo, se encontró con dos ocasiones tan clamorosas como las que acababa de sufrir.

Tras la segunda, la que confirmó que Mariño había vuelto, el Sporting activó todas las alarmas y se acabó lo que se daba. No pasó nada más hasta que, al borde del descanso, Cumic se redimió de sus fallos con un balón en profundidad que Djuka hizo bueno. El 0-2 daba tranquilidad, pero el que más y el que menos se acordaba de lo que ocurrió en Las Palmas, con aquel 3-2.

Además, el entrenador local movió el banquillo y cambió el esquema, suficiente para que la segunda parte arrancase con un panorama muy diferente. El Logroñés dio un paso adelante y, solo con un par de centros al área, sembró la inquietud. El primero, en un córner, lo cabeceó Andy fuera. El otro, un buen envío del exsportinguista Unai Medina, lo estropeó otro ex, Nano Mesa, con un cabezazo tan deficiente que rebotó en su brazo. Después de esos cinco minutos de cierto agobio, el Sporting apretó las clavijas y recuperó el control del partido. Sin tanta brillantez como en el primer tiempo, pero con la sensación de que en Las Gaunas mandaba él. Aprovechando, además, el adelantamiento de los locales para lanzar contras que pudieron anticipar el gol de la tranquilidad. Lo mereció Gaspar Campos, que volvió a rematar cerca del poste y poco después condujo un contragolpe que dejó en posición inmejorable a Gragera, que disparó a las nubes.

Pasado el primer arreón del Logroñés, los dos entrenadores movieron el banquillo. David Gallego entendió que era el escenario ideal para el debut de Campuzano, premiado además con la posición que más le gusta, detrás de Djuka. Sin Manu García, el Sporting perdió capacidad de desequilibrio en los tres cuartos de campo. Con Campuzano ganó llegada y presencia en el área. Se pudo comprobar en la jugada del tercer gol, cuando el catalán distrajo a la defensa con un movimiento a la búsqueda del centro raso de Saúl García. El balón llegó a Djuka que, tras un rebote en Bobadilla, se lo preparó con delicadeza y lo estampó con violencia en la red.

Con un cuarto de hora por delante y todo decidido, el Sporting pareció más interesado en mantener su puerta a cero que en hurgar en la herida del Logroñés. Pero en el campo aún quedaba un jugador con ganas de reivindicarse. Cumic, que había vuelto al anonimato tres la asistencia del 0-2, imitó a su compatriota para estrenar su cuenta goleadora en la Liga. Curiosamente, lo hizo lejos de su hábitat natural, en la banda izquierda, donde recibió un pase de Nacho Méndez con espacio y tiempo. Amagó para prepararse el balón con la derecha y, con su marcador ya descuadrado, recortó para acomodarlo a la zurda, con la que cruzó al otro palo. Fue el broche del festival serbio en Logroño.

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