El VAR, tan denostado por unos y por otros desde su implantación, ha servido para corregir dos decisiones arbitrales perjudiciales para el Sporting en dos de los últimos partidos en El Molinón. Frente al Fuenlabrada, el murciano Sánchez López confirmó ante la pantalla que Kanté, tras un remate de Mula desde fuera del área, había desviado el balón con el brazo. Según el reglamento, cualquier mano en acción ofensiva debe de ser castigada, aunque el brazo esté en posición natural.
Y el domingo, cuando De la Fuente Ramos señaló penalti por un despeje de Babin lanzándose al suelo para tapar un remate de Cristian, lal tecnología volvió a demostrar su razón de ser. El defensa francés, convencido de que tenía sus brazos totalmente pegados al cuerpo, le hizo el gesto de la pantalla y, efectivamente, tras ser reclamado por Iglesias Villanueva, el árbitro rectificó.