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La crónica: "El Sporting compite y aguanta"

Los rojiblancos, con un gol de Djuka, suman un meritorio empate ante el mejor Espanyol de la temporada, que se adelantó por medio de Embarba

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Sporting - Espanyol, en imágenes

Sporting 1 - 1 Espanyol

El Sporting demostró ayer, sobre todo en la primera parte, que puede sentarse a comer en la mesa de cualquiera. Incluso hacerlo mirándoles a los ojos. Hasta de aquellos que más han desembolsado en un completo menú degustación, con bodega incluida. Los de David Gallego supieron mantenerse en el partido ante un Espanyol que firmó el que probablemente haya sido su mejor encuentro de la temporada, con dos puñales en las bandas, Embarba y Puado, mucho dominio en un centro del campo poblado y una solvencia defensiva que la parroquia rojiblanca solo había visto en los suyos. Porque el Espanyol fue, sin duda, el mejor rival que pisó El Molinón. Pero aún así, no pudo romper la imbatibilidad de un estadio, el único del fútbol profesional español que aún no hincó la rodilla. Ni siquiera ante un equipo de Primera, por presupuesto y calidad individual, que circunstancialmente está jugando en la división de plata y que ayer solo pudo empatar.

Y gran parte de culpa de ese tremendo mérito –de ese y de que el Sporting aún no haya bajado de los puestos de play-off en lo que va de Liga, y ya son 27 jornadas– lo tiene Uros Djurdjevic, máximo goleador de la categoría, el único que se presentó en el duelo de pistoleros que estaba agendado para la tarde de ayer, en memoria y conmemoración del sempiterno Brujo, fallecido hace ya tres años. El serbio no faltó a su cita con el gol y quiso honrar a Quini con un buen tanto, el décimo séptimo de la temporada, aumentando la ventaja con su perseguidor, Raúl de Tomás, ausente ayer por lesión.

Salió el Espanyol en tromba al césped de El Molinón, dispuesto a demostrar que es uno de los gallitos de esta Segunda División española, el rival a batir por nombre y capacidad. En el primer minuto de encuentro, los pericos ya realizaron dos disparos sobre la portería de Diego Mariño, aunque desviados ambos.

Hasta superado el minuto tres, el Sporting no consiguió encadenar tres pases seguidos. Y lo hizo apoyado en un Manu García que desde el principio, sintiéndose cómodo, también quiso sentirse importante, bajando a recibir a campo propio, en el perfil izquierdo. El Sporting supo entonces tener posesiones largas, calmar el partido, defenderse con el balón y usar los pases para protegerse de los disparos en un partido con innumerables fases de control local y visitante. Cada posesión larga de uno u otro equipo cambiaba la veleta del dominio del encuentro.

Y los rojiblancos supieron hacerlo, incluso con buenas internadas de Saúl García, apoyado por el “19” rojiblanco en esa banda izquierda. Sin embargo, fue el otro lateral izquierdo, el del Espanyol, el que supo descorchar el partido. Ganó la espalda Pedrosa a Guille Rosas, sirviéndose de un pase medido de Melendo para ganar línea de fondo y, desde esa atalaya, otear el área. Allí encontró a Embarba, que con un disparo raso batió a Mariño haciendo subir el primer tanto al marcador. Un gol que se revisó por un posible fuera de juego posicional de Dimata, que pudo obstaculizar la visión de Mariño.

El VAR anuló un gol a Gaspar por mano

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Cinco minutos después, la sala VOR tuvo labor de nuevo. Un córner sacado en corto por Manu García para Gaspar terminó con un centro del ovetense. Babin dejó de cabeza para que Gragera golpeara de volea. Su tiro se estrelló en la mano de un rival, pero ni el árbitro de campo ni el de la pantalla vieron una acción punible.

Superado el minuto 20, llegó el empate del Sporting, es decir, de Djuka. El delantero serbio supo hacerse con un balón robado en el centro del campo y, desde el perfil izquierdo, encarar a toda la defensa perica, mansa aun a sabiendas de que se enfrentaba al “pichichi” de la categoría. El ariete rojiblanco llegó a la frontal del área y soltó un zarpazo seco, raso, al palo largo de la portería de Diego López. El balón, tras tocar el poste, se fue a las mallas, subiendo el empate al marcador y haciendo que Djuka aventaje en un gol más a Raúl de Tomás, ausente ayer, alcanzando los 17 goles.

Y llegó a ponerse por delante el Sporting en la última jugada de la primera parte, aunque el colegiado terminó anulando el tanto tras revisarlo en la televisión. Djuka recibió un balón de espaldas, haciéndose fuerte, y filtrándolo para la llegada de Aitor García, que puso un buen centro raso, tenso, que pelearon Gaspar Campos y Óscar Gil, ante la salida de Diego López. El balón, tras un rechace, acabó golpeando en la mano del canterano rojiblanco, quedándole franco para anotar a puerta vacía. El tanto no subió al marcador, señalando mano el árbitro Milla Alvendiz.

El guion en la segunda parte fue distinto. El Sporting perdió por completo el centro del campo, perfectamente dominado territorial y tácticamente por el Espanyol. El dominio era cada vez más asfixiante, con los rojiblancos embotellados en su área y David Gallego mirando al cielo y a su segundo entrenador Toni Clavero en busca de soluciones.

Gaspar intenta un regate presionado por Óscar Gil y Embarba. Ángel González

El mayor peligro llegaba por las bandas, gracias a las buenas subidas al ataque de los laterales pericos, sobre todo de Óscar Gil. Los continuos centros encontraban siempre rematador, sobre todo en la figura de Dimata, aunque los testarazos no encontraban portería. Sí los lanzamientos de los blanquiazules con mejor pegada, que obligaron a emplearse a fondo a un seguro Mariño.

El portero vigués se vio obligado, con dos grandes estiradas, a sacar dos buenos disparos de Darder y Embarba. El rechace de este último a punto estuvo de embocarlo Óscar Gil, con un violento disparo que lamió el larguero antes de acabar en la grada. El primer tiro a puerta del Sporting en la segunda mitad fue superado el minuto 70. Fue un manso lanzamiento de Djuka a las manos de Diego López.

Los cambios de Gallego, aunque tardíos, dieron vida a un Sporting desdibujado. Los rojiblancos leyeron mejor los últimos minutos de encuentro, sabiendo hacer que pasaran sin sufrir en exceso, e incluso llegando a asomarse al ataque, aunque sin ocasiones claras.

El Espanyol hizo más por llevarse los tres puntos, pero al final solo se repartieron dos: uno para cada uno. Muestra de que el Sporting puede competir con cualquiera.

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