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Un invitado inesperado

El brote de coronavirus desatado en el vestuario del Mirandés, en su mejor momento del año, recuerda al sufrido por el Sporting

Los jugadores rojiblancos infectados por el covid siguen desde la grada el Castellón-Sporting, primer encuentro para el que estuvieron disponibles tras superar la enfermedad. LOF

La preparación del encuentro que tendrá lugar esta tarde entre el Sporting y el Mirandés (El Molinón, 14.00 horas, Movistar LaLiga) ha tenido un invitado inesperado: el coronavirus. Un brote de covid desatado en el vestuario del equipo burgalés hace que el Mirandés llegue a Gijón muy mermado por las diez bajas que sufre por la enfermedad. El cuerpo técnico rojillo solo tiene a su disposición once jugadores con ficha del primer equipo, y se ha visto obligado a completar una exigua convocatoria de 17 jugadores con hasta seis futbolistas del filial: Meseguer, Rodrigo, De la Mata, Martínez, Olguin y Moreno. Alguno de ellos, de hecho, apunta a titular.

Tampoco José Alberto podrá volver al que fuera su estadio, ya que, según ha informado el club rojillo, el entrenador asturiano es uno de los 13 contagiados entre futbolistas y cuerpo técnico. Así, será otro exsportinguista, Pablo Álvarez, quien dirija el encuentro –ya se encargó de dar la rueda de prensa previa al partido–.

Una situación que le llega al Mirandés en el peor momento posible de la campaña, cuando se encontraba a apenas dos puntos de los puestos de play-off, en una racha positiva de resultados y sensaciones. Los burgaleses se han visto obligados a aplazar sus encuentros frente a Tenerife y Rayo Vallecano, por lo que su calendario se comprimirá más de la cuenta en las próximas fechas.

Este brote desatado en el vestuario burgalés recuerda a que sufrió el Sporting tras las vacaciones navideñas. En Mareo fueron nueve los jugadores afectados: Manu García, Nacho Méndez, Pedro Díaz, Gragera, Gaspar, Pablo Pérez, Guille Rosas, Pelayo Suárez y Mariño.

Una circunstancia que amenazó entonces con tirar por tierra todo lo conseguido hasta la fecha, toda vez que se trataba, en muchos casos, de jugadores fundamentales en el esquema de David Gallego, la mayoría de ellos habituales titulares. Sin embargo, el Sporting supo lidiar con la situación y sacarla adelante. La gran aportación de la segunda unidad de la plantilla, que rindió con creces en aquellos cinco encuentros que tuvo que disputar, hizo que los rojiblancos, lejos de descolgarse de la lucha por sus objetivos, se mantuviera en la pelea.

El Sporting no llegó entonces a aplazar ningún encuentro, aunque se vio obligado a hacer encaje de bolillos para cuadrar el mínimo de fichas profesionales necesarias sobre el terreno de juego, con un equipo de garantías. De hecho, aquel mal trago, a la larga, tuvo un efecto positivo sobre la plantilla, ya que permitió que algunos de los jugadores menos habituales se reenganchasen al proyecto, sintiéndose importantes. De ahí que el Sporting ahora, con los mismos jugadores que comenzó la temporada –a excepción de Campuzano–, se vea como un equipo con más fondo de armario que entonces.

Una lectura positiva que espera poder extraer también el Mirandés. LaLiga, debido a que el brote no estaba aún controlado –se logró esta misma semana– aplazó dos de sus encuentros. No ocurre lo mismo con el de hoy, frente al Sporting, ya que cuenta con los jugadores necesarios para disputarlo. En todo caso, de no ser así, los rojiblancos no hubieran sumado los tres puntos, sino que también se habría aplazado a una nueva fecha.

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