"Ha sido un honor llevar el brazalete del Sporting". Así lo aseguró esta mañana Carlos Carmona en su despedida del club gijonés, tras nueve temporadas en la disciplina rojiblanca, en la que sumó 293 encuentros y 43 goles. En el acto, celebrado en la sala de prensa de El Molinón, estuvo acompañado por su familia, miembros de la primera plantilla y del staff del club, con el presidente Javier Fernández a la cabeza. Además, antiguos compañeros en el vestuario rojiblanco quisieron estar presentes aunque de forma telemática, enviando un vídeo de apoyo al jugador. Lora, Nacho Cases, Molinero, Cuéllar, Iván Hernández o Canella fueron algunos de ellos.

"He vivido momentos extraordinarios, como el ascenso, y de profunda tristeza, como la muerte de Quini", explicó el veterano futbolista, que acabó contrato al finalizar la temporada. "Solo tengo palabras de profundo agradecimiento para el club, mis compañeros y la afición", remarcó el balear, visiblemente emocionado en su despedida, en la que recibió varios regalos del club: un brazalete, que le entregó Pablo Pérez; una lámina, de manos de Joaquín Alonso; y una camiseta, que le entregó el presidente Javier Fernández.

Respecto a la afición alabó que "gracias a vosotros, el Sporting es lo que es", valorando que "nunca fui a un estadio donde no hubiera una bufanda o una camiseta del Sporting". Además, dejó claro que "el Sporting estará eternamente en mi corazón".

Sobre su futuro, explicó que "voy a descansar un poco porque fue un año duro en lo profesional y lo personal". No obstante, "tengo muchísima ilusión por seguir jugando al fútbol", aunque "no tengo aun nada en firme".

Lo que sí tuvo claro es que "la decisión del club estaba clara, necesito salir fuera para seguir con la misma ilusión", aunque se va con la espina clavada de "no haber podido aportar más". A ella se suma otra: el irse sin lograr el ascenso. "El Sporting tiene todas las herramientas para volver pronto a Primera División", adelantó.