La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Segunda División | Los equipos asturianos

José Alberto, ante su vuelta a El Molinón: “Mis hijos quieren que el domingo gane el Sporting”

“El covid-19 me dejó una neumonía bilateral y la rabia de no volver la temporada pasada; vi el partido por el móvil en el hospital”

José Alberto López da instrucciones durante un entrenamiento del Málaga. | MCF / José Ortega Galán

No se han cumplido dos años desde su último partido al frente del Sporting y en tan poco tiempo han pasado muchas cosas en la vida de José Alberto López (Oviedo, 21-5-1982). Por el camino estuvo siete meses en el paro, situó al Mirandés como uno de los equipos más en forma de Segunda División; venció la batalla al covid-19 viendo desde el hospital cómo su equipo ganaba en Gijón y asumió el banquillo del Málaga, con el que regresará el domingo a El Molinón. “Hay ganas, claro que sí”, reconoce el entrenador que vivió trece años de rojiblanco y subió al primer equipo por petición de la grada del municipal gijonés. Con él, dos asturianos, el también exrojiblanco Pablo Álvarez (segundo entrenador) y el poleso Pedro García (analista).

“Mis hijos quieren que el domingo gane el Sporting”

“Mis hijos quieren que el domingo gane el Sporting” Ángel CABRANES

–El 21 de diciembre de 2019 fue su último partido en El Molinón ¿Ha cambiado desde entonces?

–En lo personal soy el de siempre (se ríe). En lo profesional vas sumando experiencias. Soy un entrenador intenso, que lo vive. Intento contagiar al equipo un poco de eso: la pasión y vivir el fútbol 24 horas. Tengo muchas ganas de pisar El Molinón, de ver a gente del club y a muchos jugadores que he tenido. Estoy muy agradecido a todos ellos. El Sporting es mi casa, donde crecí personal y profesionalmente. Se lo debo todo.

–¿Qué recibimiento espera por parte de El Molinón?

–No lo sé. Espero sea bueno. Confío en que todo el cariño que tengo a la afición del Sporting sea compartido. Lo di todo cuando estuve allí y me fui decepcionado por no haber podido demostrar mi valía. Me siento en deuda con el sportinguismo.

–Tras su destitución, Javi, su hijo, le preguntó de qué equipo iban a ser ahora. ¿Carmen y Javi con quién van el domingo?

–Mis hijos quieren que gane el Sporting. Han nacido y se han criado en Mareo. Es su equipo y hay que respetarlo. En unos años espero que papá les tire un poco más... (se ríe). No pueden venir al campo a ver el partido. Al día siguiente tienen colegio y eso es lo importante ahora. En la grada sí estará mi familia y mi mujer.

–Se fue siendo una incógnita como entrenador de Segunda y vuelve consolidado en la categoría.

–Después de trece años en Mareo, la destitución del primer equipo fue un momento duro. Me fui de mi casa tras no responder a las expectativas que el club y la afición habían depositado en mí. Pasé siete meses complicados hasta que me llamó el Mirandés. El tiempo en casa lo intenté aprovechar para formarme y aprender en otras cosas. Es el mundo del entrenador, el que elegí vivir: siempre tienes que estar demostrando y adaptándote a cualquier situación.

–No pudo volver a El Molinón la temporada pasada al estar ingresado por covid-19. ¿Cómo gestionó ese momento?

–Me dio rabia. Tenía muchas ganas de volver a Gijón. No para demostrar nada, porque eso es cuestión del día a día, no de un partido. El que me conoce sabe que es así. Quería volver por lo que suponía estar allí. Ocurrió lo del covid-19. El mismo día del partido me dicen que tengo una neumonía bilateral y me ingresan en el hospital. Fue un momento difícil.

–¿Pudo ver el partido?

–Sí, por el móvil. Tenemos una aplicación que nos permite verlo sin comentarios, solo con el sonido ambiental. Estaba en la cama, pero con la sensación de estar ahí, en El Molinón. Incluso estuve en contacto con Pedro (García, analista). Él estaba en la grada para informar de detalles del partido a Pablo (Álvarez, segundo entrenador).

–¿Estaba en condiciones de contribuir a dar instrucciones al equipo?

–Dentro del malestar, respiraba relativamente bien, pero tampoco llamaba para dar órdenes ni nada. Sabía que ellos iban a tomar las mejores decisiones. Le diré más: el equipo jugó sin saber que yo estaba en el hospital. Se olían algo, pero no quise decirles nada. Tengo un cuerpo técnico maravilloso. Se demostró ese día (Sporting 1-2 Mirandés). Siempre digo que lo importante está en un buen trabajo en equipo. En eso no puedo estar más tranquilo.

–En cuanto a su salud, ¿está recuperado?

–Cien por cien, no. Pero me encuentro bien, ¡eh!. Donde más lo noto es a nivel muscular. Vamos poco a poco.

–¿Cómo le van las cosas por Málaga?

–Muy bien. En la ciudad nos han recibido con los brazos abiertos. Nos hemos encontrado con un gran club, con una gran estructura y muy buenos medios para trabajar.

–Creo que tuvo un buen anfitrión, Marcelino Torrontegui.

–Es un fenómeno. Me ayudó a encontrar casa y también a escolarizar a mis hijos. Vivimos muy cerca el uno del otro. También está cerca Muñiz (Juan Ramón López Muñiz, exjugador del Sporting y exentrenador del Málaga).

–¿Por qué salió del Mirandés?

–Era el momento. Tuvimos otras opciones, pero es muy difícil decirle que no al Málaga. Tiene historia, una afición espectacular y una ciudad detrás. Fue fácil llegar a un acuerdo.

–También es un club en profunda renovación.

–Se busca volver a ser lo que vimos no hace demasiado tiempo. El Málaga está en un proceso judicial, con todo muy regulado, pero en el día a día se respira tranquilidad. Eso es importante para el trabajo. En cuanto a lo deportivo, estamos intentando construir un equipo reconocible, con identidad propia y, sobre todo, regular, que es lo que pide esta categoría.

–El pasado domingo cumplió 100 partidos como entrenador en Segunda con derrota ¿Qué les pasó en Ponferrada?

– No fue nuestro día. Son cosas que pasan en una temporada y a nosotros nos tocó en El Toralín.

–¿Qué equipo se encontrará el Sporting?

–El que se está viendo en las primeras jornadas: un equipo intenso, equilibrado, agresivo con y sin balón.... Sabemos que nos enfrentaremos a uno de los mejores equipos de Segunda, que ha empezado bien y ha dado pasos adelante respecto a lo que proponía en la temporada anterior. El Sporting es un equipo que me encanta.

–¿En qué ha mejorado el Sporting?

–Trabajar con una base sólida de jugadores y la continuidad del cuerpo técnico le ha hecho avanzar en su idea. A nivel defensivo es muy fiable, porque concede poco, y a nivel ofensivo ha ganado en verticalidad. Es un equipo que transita más rápido, con jugadores que buscan más situaciones de último pase. También han crecido los jóvenes, los de Mareo. Están madurando y conocen mejor la categoría. Van tomando mejores decisiones. El fútbol es eso, tomar decisiones permanentemente.

–¿Quién le preocupa más, Djuka, Fran Villalba, Gragera, Pedro Díaz...?

–El colectivo. El Sporting tiene grandísimas individualidades, pero el fútbol es un deporte colectivo y en el Sporting prima el equipo. A veces hacer partícipe a los jugadores de esa idea no es sencillo, pero el Sporting lo está consiguiendo.

–¿En Málaga se mira al ascenso como sucede en Gijón?

–Ese sueño está presente en todos los equipos grandes de la categoría. Málaga y Sporting son dos de ellos. Tienen similitudes en más cosas: en historia, masa social... Nosotros, por la situación de la que viene el club, es ir dando pasos hacia construir un equipo fuerte en la categoría. A nivel presupuestario estamos lejos de los punteros de Segunda. El día a día determinará dónde vamos a estar a final de temporada. Ojalá con los mejores.

–¿Está el Sporting entre los favoritos a subir?

–Le pongo en el vagón de favoritos. Es un aspirante a estar con los mejores, pero en esta categoría vives de lo que te diga el día a día. No hay más.

–Es el segundo año que el Sporting no traspasa ningún jugador ¿Cómo lo valora?

–Que el Sporting no estuviera obligado a vender para sobrevivir es una excelente noticia. Habla bien de la gestión que se está haciendo.

–Tiene en la portería a dos asturianos, Dani Martín y Dani Barrio, que se han alternado en el inicio.

–Son los dos excelentes profesionales. Con Dani Barrio es la primera vez que trabajo y me ha sorprendido porque tiene un carácter excepcional y es un trabajador incansable. A Dani Martín ya le conocía de las categorías inferiores y el primer equipo. Tiene talento y viene de dos graves lesiones. Debe trabajar mucho para intentar recuperar su nivel y volver a ser el portero que salió de Gijón.

–¿Mantiene contacto con jugadores del Sporting?

–Con algún jugador en concreto, en alguna situación especial, me gusta estar cerca a nivel personal. Por si puedo ayudar. En lo profesional me mantengo alejado. No es bueno mezclar ni estar encima de nadie. Mi día a día lo ocupo en el Málaga. Bastante tengo.

–En dos años ha pasado de entrenar en el norte, al frío castellano y al calor andaluz. ¿Se vive el fútbol igual en cada lugar?

–Cada sitio es diferente. Culturalmente es distinto. Fíjese, cuando asumí el primer equipo del Sporting pasé de ser una persona anónima, a encontrarme gente que no conocía esperando a la puerta de mi casa para hablar conmigo. Fue un giro importante y creo que me influyó. También le digo que de mi etapa en Gijón he aprendido a aislarme un poco, en estar un poco alejado del foco. Creo que es importante hacerlo para saber y poder convivir con todo.

–¿En el Sporting le pasó factura el precio de ser un debutante?

–Es posible. Como todo, hay un proceso de aprendizaje y a mí me tocó pagar ese peaje en mi propia casa. Se aprende de todo. Siempre hay cosas por mejorar. Por eso el poco tiempo libre que te deja el fútbol tienes que aprovecharlo para formarte. La de entrenador es una profesión con mucha competencia. Somos muchos para pocas plazas y cada año aparecen nuevos entrenadores muy preparados.

–¿Dónde ve su futuro?

–En el día a día. Me repito, pero es así. Trabajar y prepararse. Hay que estar a la última de todo, formarse permanentemente y conocer todas las situaciones para mantenerte entre los mejores. Como no lo hagas, lo tienes complicado. Me siento un privilegiado por dedicarme y vivir de esto. Pagaría por ser entrenador.

–Dice sentirse en deuda con el Sporting ¿Le gustaría volver a entrenar al equipo?

–Está claro que sí. Me encantaría. También soy consciente de que para que esa segunda parte se pueda dar tengo que hacer muchos méritos todavía para que llegue. Lo voy a pelear. Quiero crecer como profesional y demostrar mi valía en cada día. Ahora estoy volcado en dar lo mejor de mí al Málaga y corresponder a la confianza que han depositado en mí esta temporada.

Compartir el artículo

stats