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La crónica del triunfo del Sporting ante el Málaga: victoria de orgullo y liderato

Djuka y Gaspar remontan en la segunda parte a un Málaga que jugó con uno menos 83 minutos para situar al Sporting primero tras un partido bronco y de poco brillo

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Sporting - Málaga, en imágenes Ángel González

No jugó como otras veces, pero ganó como casi siempre. El Sporting rectificó a tiempo una gris primera para imponerse a un Málaga que se puso por delante después de quedarse con diez por la expulsión de Escassi a los siete minutos. Atenazado por las prisas y lento en la circulación, el conjunto rojiblanco acabó encontrando el camino hacia la victoria en la segunda parte, con goles de Djuka y Gaspar. El triunfo, cargado de orgullo e insistencia, es el quinto en siete jornadas y devuelve el liderato al conjunto de Gallego.

Todo se puso de cara en los primeros compases. Gragera, acostumbrado a jugar con los rivales mostrando el balón para acabar rebañándolo con alargada pierna de acero, se lanzó a por un balón dividido y Escassi cayó en la trampa. El medio del Málaga se vio superado y quiso dejar un recado de veterano. Plantilla al muslo y pisotón para avisar al joven de que él lleva muchos kilómetros en Segunda. El intento de marcar territorio le salió caro. El Málaga se quedó con diez y el Sporting veía menos obstáculos en el camino. Fue un espejismo. Acabó enmarañado en un partido bronco en el que se sintió cómodo el conjunto de José Alberto. El exrojiblanco volvió a El Molinón con la satisfacción de ver su carácter reflejado en el equipo. El Málaga fue peleón, pero se marchó sin puntos. No estuvieron lejos de conseguirlo.

Fueron los visitantes los primeros en disparar entre palos. Jozabed, reconvertido en pivote tras la expulsión de su compañero, embocó de lejos para hacer a Mariño entrar en calor. El Sporting, con balón pero sin la agilidad para mover de anteriores ocasiones, empezaban a acelerarse sin más claridad que la de caer una y otra vez en lo que quería su rival. Acabó incluso ayudando al Málaga a ponerse por delante por un despeje al bulto de Aitor. El de Gibraleón, todavía peleado consigo mismo por un regate en el que perdió el balón y la referencia a base de amagos excesivos, se quitó el balón de encima entregando al rival un caramelo en la frontal. Acabó en centro al área de Brandon para el remate de Juande a la red. El Sporting se quedó durante unos minutos intentando buscar la explicación a lo sucedido. Gallego movió entonces el banquillo en el cambio más tempranero que se le recuerda en su etapa rojiblanca. El desorientado Aitor García dejó su sitio a Campuzano. El Málaga, sin prisas, tiró entonces de picardía para jugar con los nervios locales. Hasta Dani Martín, otro de los que regresó a casa, se encaró con Gragera para abrir un amago de tangana con Djuka, Brandon y Luis Muñoz finalmente amonestados. Se jugaba poco y se discutía mucho. Ideal para el equipo con uno menos. Entre tanto, el conjunto malaguista se encerraba atrás e invitaba al Sporting a atacar a través de Bogdan, confiado en que sería el mal menor de las virtudes en ataque rojiblancas. El ucraniano, con pasillo casi permanente por delante, estuvo reñido a la hora de elegir cuándo llegar a línea de fondo y a qué compañero elegir en una primera parte de lluvia de centros al área desde su banda. Ninguno con remate limpio y claro.

Antes del descanso tuvo el empate el Sporting en la cabeza de Djuka. El montenegrino es una continua dualidad, en lo personal y en lo futbolístico. Todo amabilidad fuera del campo, dentro es un ogro. A la hora de rematar, es capaz de pelearse con balones aparentemente sencillos y mandar a la red lo imposible. Al final de la primera parte tuvo un balón franco para hacer el primero. Eligió lo difícil.

Salió el Sporting a por el partido en la segunda parte. Nuevamente revolucionado en la toma de las decisiones, el equipo acertó en volcar el ataque a la izquierda. El Málaga sufrió más con las subidas de Pablo García, culminadas en centros más afilados. El gijonés contó con la ayuda de Gaspar, cuya entrada dio mayor electricidad al carril zurdo. La luz del gol acabo apareciendo. Djuka marcó en la más complicada después de desperdiciar una nueva oportunidad para hacer la igualada. La sencilla nació en la izquierda, paseándose el centro por el área hasta encontrar al delantero rojiblanco en el segundo palo. El perfil, perfecto para su gusto. Balón a la derecha y oportunidad de golpear sin rival cerca. Se fue lejos del marco de Dani Martín. La siguiente, la complicada, la mandó para adentro.

Campuzano apareció para hacer lo que mejor sabe. Pillo en el área, se metió entre los dos centrales para acabar arañando un rebote que valió el empate. El balón salió por encima de los zagueros visitantes para dejar a Djuka solo ante Dani Martín. Era un mano a mano, pero con poca opción de éxito para el delantero. Balón en el aire, perfil para su pierna izquierda y posición muy escorada. Djuka creció en lo inesperado. Metió el empeine exterior de la derecha para picarla a Dani Martín, tan sorprendido por el recurso como la grada. Empate y media hora por delante para acabar de darle la vuelta al marcador.

Gallego pidió calma para mover el balón y Fran Villalba ayudó a confiar en el plan del entrenador. El valenciano bajó a la media para darle verticalidad a la búsqueda de huecos entre continuos pases laterales. Su apoyo fue Djuka, un continuo dolor de cabeza para los centrales a la hora de generar y aprovechar espacios donde prácticamente no existían. Su control hacia la izquierda, la menos buena, acabó aprovechado por la rápida aparición de Gaspar, otro de los hombres que añadió decisión al equipo para ir en busca de la victoria. La acción del tanto de la victoria fue el mejor resumen. El gijonés tomó el relevo, pisó área y armó un zurdazo imposible para Dani Martín. Tanto de orgullo, tres puntos y liderato. Quedó un último susto.

La entrada de Sekou en el bando visitante rescató la presencia del Málaga en el área de Mariño y endureció el partido. Tumbó en una disputa a Babin. Sí, lo tumbó. Y mandó por los aires a Fran Villalba además de evidenciar que al conjunto de Gallego le sigue costando defender las acciones a balón parado. Su remate tras una falta lateral mostró la salida temerosa de Mariño y mandó el balón lamiendo la cepa del palo. La acción, anulada por fuera de juego, dio muestra de que el cuadro malaguista, como su entrenador, nunca se da por vencido. No hubo daños que lamentar en un triunfo sufrido y también merecido para los rojiblancos, que vuelven a vivir en lo más alto de la tabla en la semana previa al derbi. Antes, Amorebieta.

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