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Radiografía del primer clasificado en Segunda: Un líder sólido

El Sporting basa su éxito en la recuperación de Djuka, el crecimiento de jugadores como Gaspar y la unión del vestuario

Los jugadores del Sporting se felicitan tras ganar al Málaga. | Ángel González

El Sporting logró el domingo en El Molinón frente al Málaga una victoria muy importante. De esas que, en palabras del técnico rojiblanco David Gallego, “marcan un camino”. La senda de un equipo competidor y dominador; con calidad, pero también hacendoso; que no deja de sumar jugadores a la causa y que, tras casi un año, se acordó de cómo se remontaba un partido. Una mezcla que, agitada, da el mejor resultado posible: el Sporting es líder de la Segunda División española, sumando cuatro victorias de cuatro posibles en El Molinón y comienza a abrir distancias con el séptimo clasificado. Queda mucho, pero el camino comienza a estar asfaltado.

Vuelve a remontar. Quizá sea el punto más positivo del partido del domingo. El Sporting logró remontar un encuentro once meses después del último –frente a la Ponferradina, en El Molinón, con goles de Manu García y Álvaro Vázquez–. Se asegura en el vestuario, como un mantra, que sumar puntos en la categoría de plata del fútbol español es muy difícil, pero a nadie se le escapa que a los rojiblancos les cuesta un mundo darle la vuelta al marcador. El domingo lo logró frente a un equipo amurallado que, con un jugador menos, se atrincheró en su área. Un escollo que los de David Gallego superaron a base de despliegue físico y buen juego.

Recupera a Djuka. Cinco jornadas más tarde, el ariete balcánico volvió a ver puerta, alejando fantasmas del pasado. Gallego destacó tras el partido que tener enchufado al “pichichi” rojiblanco del pasado curso es fundamental para lograr los objetivos. Y el gol del domingo, de muy bella factura, hace aumentar la confianza del montenegrino, como él mismo descubrió frente a los micrófonos.

Gaspar, progresión sin techo. El canterano salió en la segunda parte para revolucionar un partido que terminaría de cerrar con el gol de la victoria. Un zapatazo con la zurda que descerrajó las mallas de la portería de Dani Martín. El extremo, que ya suma dos goles, está mejorando a pasos agigantados su rendimiento de cara a portería. Un hito fundamental para un equipo que necesita gol de segunda línea, como así refrenda Gallego.

El banquillo también suma. Gaspar fue el ejemplo más claro el domingo, ya que su entrada dio un aire nuevo al Sporting. Pero este curso más que nunca el banquillo también está sumando. La dirección deportiva rojiblanca ha sabido armar una plantilla completa, con perfiles distintos, para que Gallego cuente con alternativas suficientes. Para prueba, el cambio de la primera parte frente al Málaga, sentando a un jugador como Aitor, con más uno contra uno y velocidad, para dar entrada a Campuzano, más asociativo por dentro. Variedad de aptitudes para buscar la mejor solución en cada encuentro.

Lectura del partido. Al entrenador rojiblanco no le dolieron prendas al realizar un cambio en la primera parte, aún cuando está acostumbrado a introducir modificaciones bien pasados los minutos. Entendió que el partido necesitaba otra cosa y supo dar con la clave: juntar a más gente por dentro para dejar las bandas liberadas para las incorporaciones de los laterales.

Laterales nuevos, mismo nivel. Se dio la circunstancia de que el domingo Gallego se vio obligado a modificar los dos laterales de inicio por la baja de Guille Rosas y las molestias de Kravets. Sin embargo, tanto Bogdan –sobre todo en la primera parte– como Pablo García –imperial en la segunda– supieron mantener el nivel. Se asomaron continuamente al ataque, ganando línea de fondo y logrando crear peligro con cada aproximación. El puesto está bien cubierto aún sin los teóricos titulares.

El doble pivote, a un nivel “top”. Sin ser fan de individualizar, Gallego destacó tras el encuentro la importancia del doble pivote formado por Gragera y Pedro. Dominaron la parcela ancha y supieron dar ritmo al partido cuando más falta hacía, así como contemporizar cuando se necesitó. El entrenador aseguró que ambos están a un nivel “top” en la categoría. Gran parte de la mejora ofensiva del equipo esta temporada es culpa suya.

El Molinón, un fortín. Un curso más, el Sporting está cimentando gran parte de su crecimiento en la rivera del Piles. El Molinón vuelve a ser un fortín inexpugnable para los visitantes. De las cinco victorias que llevan en Liga los rojiblancos, cuatro de ellas se lograron en El Molinón, donde suma un pleno de puntos: 12 de 12 posibles. Un dato que refleja a las claras la importancia que tiene para David Gallego y los suyos los partidos de casa. Más aún, este año sí, con el apoyo de la afición rojiblanca, que el domingo espoleó a su equipo para la remontada. “No suma, multiplica”, volvió a incidir Gallego, “son otro rollo”. Un apoyo que el equipo siente y que no piensa desaprovechar.

El vestuario más unido. La caseta rojiblanca es un ejemplo de unión. Así lo demuestran las palabras de quienes lo conforman, con un discurso definido y claro, orquestado por David Gallego: meritocracia, partido a partido, sin mirar la clasificación, centrados en el trabajo diario. Todos se alegran por todos en los buenos momentos. Todos apoyan a todos en los malos. Así se puede ver después de cada victoria, con gritos de ánimo, resaltando cada buena actuación individual. Los nuevos, especialmente Fran Villalba, están perfectamente integrados. Los jóvenes dan rienda suelta a su entusiasmo. Y jugadores como Babin ejercen de capitanes. Simbiosis perfecta.

Distancia sobre el séptimo. Todo ello hace que el Sporting empiece a abrir distancias con el séptimo clasificado, el primero que no entraría en el play-off de ascenso, una posición que actualmente ocupa el Huesca. Por el momento, son seis puntos, una cifra anecdótica. Pero dan muestra del buen camino que está tomando el equipo y que comenzó ya el pasado año.

Cosas a mejorar. Evidentemente, hay cuestiones a mejorar. La más clara, el aspecto defensivo, donde el Sporting parece sentirse más inseguro que el pasado curso. En una Liga tan igualada como la Segunda, encajar poco es fundamental. En Mareo se trabaja para mejorar este aspecto.

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