–Mamá, ¿pero el partido es en El Molinón?
–No, Luca. Vamos a ir a El Molinón, pero de Lugo.
–¿El Molinón de Lugo?
–Sí.
–¿Y va a estar Mariño?
–Sí, hijo. Mariño va a estar.
En la vida hay pocas satisfacciones equiparables a la de ver la ilusión reflejada en un niño. El rostro de alegría de Luca, de 4 años, iluminó ayer la cocina de los González Iglesias. Esta familia de Valdepares (El Franco) sorprendió al pequeño de sus dos hijos durante el desayuno, anunciándole que gracias a las 180 entradas extra enviadas por el Lugo a Gijón podrá viajar por primera vez con el Sporting. Gracias a eso y a la madrina de Luca, Palmira Fernández. Ella, que madrugó el lunes para asegurarse butaca para su pareja y para ella en el Anxo Carro, repitió ayer a las 7 de la mañana haciendo cola para Lucía y Carlos –los padres de Luca y también sus sobrinos- empezando así a materializarse el viaje al otro Molinón, el de Lugo.
“Luca va a debutar, sí”, confirma Carlos González, el padre de Luca, una vez se han hecho ya con las entradas. Palmira Fernández, una de las pocas sportinguistas, por no decir la única, que ha sido capaz de repetir madrugón y cola en una misma semana para hacerse con una entrada en la taquilla de El Molinón, sonríe. No fue la primera en la fila, pero casi. Sólo le precedió María García, una ovetense que también viene a cumplir el propósito de su hijo, Manuel, de 17 años. “Él es muy sportinguista; yo iré también, pero más a la comedia”, comenta. Y es que el fútbol se vive de manera diferente en los viajes. Mucho más cuando el destino es Lugo.
“Ya estuvimos allí más veces con Dennís”, dicen los González Iglesias sobre su otro hijo, el mayor, de 11 años. “Ahora a Luca le hace más ilusión, pero a Dennís le va a gustar mucho estar allí también. La última vez que viajamos fue allí”, señala Lucía, la madre de los pequeños. Todos son abonados y Lugo ha sido desde siempre una visita habitual en día de partido. “El viaje para venir a los partidos de El Molinón es casi el mismo que para ir al Anxo Carro”, explican estos vecinos de Valdepares, que vienen de dejar a los chiquillos en el colegio, en Tapia de Casariego. De ahí el madrugón de Palmira, por si acaso no llegaban a tiempo a la taquilla.
“Vivimos aquí cerca de El Molinón, ellos son muy sportinguistas y como se habían quedado sin entrada el otro día...”, explica la madrina de Luca para darle normalidad al asunto. Ella y Pablo Alonso, su pareja, son dos habituales de la Mareona. Estuvieron esta temporada en Lezama, en el primer desplazamiento que permitió la pandemia. “Hemos estado en más de 50 campos por toda España”, añade Pablo. Empresarios de hostelería, viven una etapa en la que han delegado parte del trabajo para disfrutar más intensamente de Gijón y del Sporting. Más difícil lo tienen sus sobrinos, que trabajan en el sector de la alimentación y “cuadrar horarios ahora es más difícil”. Sportinguismo, en todo caso, hay a raudales.
“A Dennís lo hizo socio ella, nada más que nació”, comenta Carlos señalando a Palmira, que vuelve a sonreír, casi con rubor. “A ver si ganamos,”, añaden los González Iglesias. El que seguro ganará una experiencia única será Luca.
Mariño como estímulo y 25 últimas entradas
Hace una semana Dennís y Luca González Iglesias descubrieron El Molinón de otra manera. Palmira Fernández y Pablo Alonso les invitaron a “El Molinón tour”, la actividad que permite visitar los vestuarios y otros espacios reservados a los futbolistas. “Lo disfrutaron mucho”, confirman sus padres. El día acabó rematado por la oportunidad de saludar a Mariño. “Es el ídolo de Luca. Le he comprado la camiseta y está deseando verle otra vez en Lugo”, concluyen los padres. El club mantiene hoy a la venta las últimas 25 localidades para la visita al Anxo Carro.
