“Ya valió la broma”. No fue el horario más propicio, pero la afición del Sporting volvió a dejarse notar lejos de El Molinón con la esperanza de ver en El Toralín la reacción del equipo de David Gallego. Cerca de un millar de sportinguistas protagonizaron una Mareona que dio color rojiblanco a las calles de Ponferrada desde el mediodía, cambiando la lluvia de Asturias por una fresca, pero soleada jornada, antes de cobijarse en el campo ya entrada la noche.
“Vamos a romper la racha”, aseguran los gijoneses José Emilio y David Castillo. Faltan varias horas para el inicio del partido y padre e hijo, respectivamente, están convencidos de que el Sporting dará la cara ante la Ponferradina y romperá con la racha de seis partidos sin conseguir la victoria. Después pasó lo que pasó. “Va a marcar Villalba”, comenta David, quien a sus 12 años luce bufanda y gorro rojiblanco para presumir de sportinguismo y defenderse del frío.
“Llevamos un mes para olvidar, pero ya que venimos hay que tener fe”, dicen los también gijoneses Nacho y Alejandro Victorero, padre e hijo. Y es que muchas familias aprovecharon la proximidad del desplazamiento para vivir un domingo de fútbol intenso, aunque el retorno implicara acostarse de madrugada y empezar el lunes con más sueño que otras veces.
Una veintena de peñas sportinguistas también estuvieron representadas. Mientras que la peña Nacho Cases salió de sábado rumbo a tierras leonesas, haciendo noche en Cacabelos, otras como la peña El Canijo de Candás y Manjarín lo hicieron en el día. Un plan que fue el de la mayoría. “Entre parada y parada, de Pola Lena a Ponferrada echamos cuatro horas”, comentan desde la peña La Caleya Rojilblanca de Moreda, que disfrutó con pausa y buen yantar el desplazamiento a tierras bercianas. A las más de 500 entradas vendidas en las taquillas de El Molinón hubo que sumar en Ponferrada el refuerzo de los muchos sportinguistas que estudian en León, colonia que añadió empuje y presencia en las gradas de El Toralín. Algunos adquirieron su localidad a última hora, en el mismo campo. En el bar del estadio muchos ya entonaban los primeros cánticos cuando restaban más de dos horas para que el balón echara a rodar. A medida que se acercó la hora el volumen fue a más. Hubo cacheo en el acceso antes de que los noventa minutos dictaran sentencia para una afición que desafió el frío, los horarios y la racha negativa de resultados para no dejar solo a su equipo.
Incidente al descanso. La Policía Nacional se personó al descanso en la grada en la que se ubicó a la afición del Sporting llevándose al exterior a tres seguidores rojiblancos por un roce que se produjo entre ellos.