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Polideportivo

Las 600 vidas de “Gerar”, el incombustible preparador físico del Sporting

El gijonés presenta mañana “Mi vida en chándal”, una autobiografía en la que “hablo hasta de la mi muyer” y descubre los motes del Sporting

Gerardo Ruiz, como culturista en 1984. | G. R.

Llevaba tiempo con la idea rondándole la cabeza. El día de su 65 cumpleaños, “Mi vida en chándal” verá la luz. Así se titula la autobiografía de Gerardo Ruiz Alonso, gijonés de El Cerillero, que repasa a través de 600 páginas y más de 400 imágenes, una intensa trayectoria personal y profesional ligada al deporte. “Cuéntolo todo, desde los tiempos del instituto hasta los dos ascensos con el Sporting. Hablo hasta de la muyer, pero no dejé que lo leyera, a ver si va a parecei algo mal o la virgen”, dice de Tere Ramos, con su habitual gracia, el carismático y polifacético expreparador físico rojiblanco. La obra, la número 18 que publica, ha sido editada por él mismo, en colaboración con Antuña Iveco y Elksport. Se presentará mañana, en las instalaciones del Grupo Covadonga en el gijonés Paseo de Begoña, a las 19.00 horas.

Gerardo Ruiz, durante su etapa como judoka. | G. R.

“Es un homenaje a mis padres, Conchita y Enrique”, subraya, de antemano, Gerardo. Hijo de un ferroviario y una ama de casa, el fallecimiento de ambos en 2020 aceleró el proceso para poner en negro sobre blanco “Mi vida en chándal”. “Lo que más me costó fue elegir el título, el resto ha sido como revivirlo todo”, señala con gesto de satisfacción por lo recorrido. “Los dos capítulos más extensos son los dedicados a los años en el INEF y en el Sporting, los momentos más importantes de mi vida profesional”, subraya el padre de Jorge y Marta, en los que ahora, ya jubilado, se vuelca. Entre medias, el origen de la “Furia del Cerillero”, el equipo que formó con sus amigos; cómo pasó de portero a lateral derecho entre el instituto de La Calzada y el Portuarios; el subcampeonato universitario de judo logrado en Madrid en 1978; el triunfo en el regional de lucha libre olímpica en 1982; o el primer puesto en los campeonatos de Asturias de culturismo entre 1982 y 1984. Mucho que contar.

Gerardo Ruiz, junto a Messi, cuando era preparador físico del Sporting. | G. R.

“No ye por ser egocéntrico narcisista, pero los mis segundos tiempos eran la hostia”, dice Gerardo refiriéndose al empuje con el que Sporting que él preparó físicamente afrontaba los minutos finales de los partidos. “Llegar a Mareo significó mucho para mí”, cuenta sobre una etapa abierta en 1995 y cerrada en enero de 2017. “Si me llamaran otra vez renunciaba a la pensión e iba de cabeza. Mi lema siempre fue sufrir en Mareo para disfrutar en El Molinón. Eso es lo que quiere la gente, que lo des todo. Podrás ganar o perder, pero hay que meter el pie a reventar y sudar la camiseta”, dice sobre los rojiblancos. En las páginas dedicadas al Sporting cuenta su complicidad con Preciado y el Pitu Abelardo. También su frustrada llegada al Villarreal por el repentino fallecimiento del cántabro, relatando cómo recibió la noticia en una madrugada que heló el corazón del fútbol español e inundó de lágrimas su habitual rostro sonriente.

Gerardo Ruiz, ayer, con su libro. | MARCOS LEÓN

Entre las páginas imperdibles de “Mi vida en chándal”, Gerardo deja joyas como un listado de motes y apodos de los futbolistas y trabajadores del club, por orden alfabético, con los que coincidió. Algunos son conocidos, otros no tanto. Todos reflejan el afilado humor del autor: “Milio de night” (Emilio de Dios); “Atahualpa” (Damián Suárez); “Yo tarzán, tú Dani” (Dani Ndi); “El Gomina” (García Amado); “Chenchachones” (Mate Bilic); “El leñador de Orcasitas” (Raúl Cámara); “Bambara” (Alberto Botía); “El Metrosexual” (Pedro Santa Cecilia); “El túnel del Negrón” (Gregory Arnolin) o “Mcdonaldo” (Tati Maldonado). “No sé si a alguno le parecerá mal que salga”, dice con boca pequeña.

El gijonés, que también fue sargento de Milicias Universitarias en La Providencia, desliza en las páginas una crítica a los políticos de la región por dejar a Asturias “como la única en España sin INEF, cuando tenemos todo para ser una referencia en la formación de esta rama”. Doctor en Educación Física por la Universidad de Granada, “Gerar”, el “Gorila” o “Mus”, porque él también tiene apodos, vive tranquilo a la espera de cómo se recibirán los 200 ejemplares de su autobiografía. “Era el momento de publicar porque creo que lo más importante en mi vida ya ha pasado”, concluye quien en los últimos tiempos ha ganado la batalla al covid-19 y planifica ahora viajes por todo el mundo. “En mayo tengo billete para Estados Unidos”, cuenta el “Gallu” de Gerardo, que no descarta más libros.

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