El análisis de Las Palmas-Sporting: Un desplome sin precedentes

Puma Rodríguez es derribado por Loiodice. | Área 11
La peor racha de la historia en Segunda
La caída del Sporting ya no tiene precedentes, al menos en Segunda División. Los dos puntos de los últimos veintisiete son registros nunca antes vistos para la entidad rojiblanca en esta categoría. Este diminuto bagaje ya empeora al cosechado en la campaña 1960-1961. Ese curso, el Sporting hizo un punto en ocho partidos. Estos nueve partidos sin vencer suponen la segunda peor racha en cuantos a partidos consecutivos sin ganar en Segunda División. Está a un partido de los diez encuentros sin ganar que llegó a alcanzar Ciriaco Cano. Números que corroboran la monumental caída en picado del Sporting en los dos últimos meses de Liga, y que dejan contra las cuerdas a David Gallego, prácticamente con el crédito agotado. El técnico rojiblanco vivió el partido con mucho sufrimiento, especialmente nervioso, sobre todo por la falta de reacción de su equipo. Estuvo en todo momento bebiendo agua, y conversando con su ayudante, Toni Clavero. También haciendo continuos aspavientos en dirección al banquillo, disconforme con lo que estaba mostrando su equipo en el Estadio de Gran Canaria, donde las cosas pudieron ir peor a los rojiblancos. David Gallego vive ahora su momento más delicado como técnico del Sporting. Y se le notó: sufrió como nunca viendo al equipo, en momentos con el rostro desencajado, consciente que el Sporting está en picado cambiando por el alambre.

La peña San Martín de El Berrón.
Y a pesar de todo hubo Mareona en las Islas
Aunque no acompañaba nada de nada, ni la climatología, ni tampoco la dinámica del equipo, ni ninguna otra circunstancia, hubo Mareona en Las Palmas. En el desplazamiento más largo del año, contó el equipo con el respaldo de la hinchada. Medio centenar de valientes apoyaron al Sporting desde el Estadio de Gran Canaria. Unos, residentes en las islas. Otros, aprovecharon el puente. Algunos ya se dejaron ver por la mañana por el Hotel AC. En una jornada maratoniana de sportinguismo. Otros, en cambio, fueron directamente a ver el partido al estadio de Gran Canaria. Entre los desplazados, Gustavo Alonso, miembro de la Peña Sentimiento Rojiblanco. También estuvieron representadas las peñas Maliayo y San Martín, de El Berrón.

Mariño, ayer. | Área 11
Djuka reaparece, pero no rescata al Sporting
En el minuto 62, Djuka reapareció después de tres partidos ausente tras contraer el coronavirus con Montenegro. No arriesgó Gallego. Lo hizo como suplente. Entró por Berto, sin mucha trascendencia. No estaba el balcánico todavía para noventa minutos, afectado por las secuelas del virus, que lo dejaron al margen del grupo en la última sesión de la semana, el sábado. Volver, volvió. Pero, aunque afanado en dejarse mostrar, no pudo hacer más. Tiró de orgullo. Pero la defensa canaria, como antes al delantero avilesino, también contuvo a Djuka. Aguardaban en el club a ariete para comprobar si con el montenegrino, el equipo arranca de una vez por todas y abandona la crisis. Pero no pudo, y tuvo una, Djuka, para soltarse la melena. Pero el problema, problemón, del Sporting en ataque se mantuvo en Canarias. Con o sin pichichi, un equipo inofensivo.
San Mariño vuelve a lucirse, pero no es suficiente
Aunque en el gol que nunca existió estuvo Mariño algo errático y despistado, el portero salvó al Sporting de salir goleado en el Estadio de Gran Canaria ante un pujante Las Palmas, desacertado, eso sí, en los últimos metros. El vigués evitó varias. No todas, claro. Porque Las Palmas fue el único que intentó ganar: que fue de verdad a por la victoria. Y a base de empujar, de pisar área, de tentar el gol, llegó el premio. Benito remató y entre los miembros del novedoso binomio Borja-Berrocal hicieron el resto. El balón golpeó en los dos y terminó en la red. Ahí se acabó todo.
El VAR le echa un capote al Sporting: el gol de Loidice pudo ser legal
La tecnología se alió ayer con el Sporting. Enzo Loiodice marcó antes del descanso el 1-0 tras un disparo mordido, que se le escurrió de las manos a Diego Mariño. Arcediano Monescillo, juez principal, anuló al momento el tanto al considerar que Jonathan Viera, adelantado, ocupaba el campo visual de Mariño. Viera protestó la acción. El genial talento canario estaba cerca del portero, pero ligeramente escorado. Solo Mariño sabe hasta qué punto le afectó la presencia del canario o si más bien fue un error, grave, de un portero a veces, de repente, humanizado. Pérez Pallas, en el VAR, revisó la acción. Y después de unos minutos de incertidumbre, de mucha incertidumbre, con David Gallego muy nervioso, bebiendo y bebiendo agua en el banquillo, corroboró el fuera de juego. No evitó, en cualquier caso, la derrota.
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