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Así fue la ratificación del entrenador del Sporting: Gallego sobrevive a la crisis

El club mantendrá su confianza en el técnico rojiblanco hasta el partido del próximo viernes en El Molinón ante el Huesca

Arriba, de izquierda a derecha, Clavero y Gallego a su llegada a Asturias. Abajo, Rico en Mareo. | | MARA VILLAMUZA / MARCOS LEÓN

David Gallego seguirá gobernando al Sporting. La derrota en el Estadio de Gran Canaria frente a Las Palmas (1-0) abrió un importante debate en el seno del club rojiblanco. Los encuentros entre los miembros del consejo de administración de la entidad sportinguista comenzaron nada más concluir el partido en las Islas y se prolongaron hasta avanzada la tarde de ayer. Después de una jornada maratoniana de reflexión, como avanzó LA NUEVA ESPAÑA en su edición digital, se decidió que el preparador nacido en Suria continúe al frente del Sporting. Al menos hasta el viernes. Gallego tendrá entonces otra final. Esta vez será ante el Huesca y en El Molinón. Eso sí, ya con la confianza en reserva. Un mal resultado podría ser su sentencia como entrenador rojiblanco después de una racha tan dura como es sumar dos de los últimos veintisiete puntos. Su crédito está bajo mínimos. Sigue contra las cuerdas, a la espera de una reacción inmediata en un partido donde recuperará a Villalba y podría contar desde el inicio con Djuka.

Gallego sobrevive a la crisis

Javi Rico, de hecho, ya ha iniciado los contactos para tener listo el relevo del catalán, ejemplo de la vulnerable posición del técnico, que ha ido perdiendo apoyos en la entidad tras la monumental caída del equipo rojiblanco en estos dos últimos meses.

Hay varias opciones sobre la mesa que han sido y siguen siendo testadas. También, claro, mucho ofrecimiento por parte de agentes. Pero los rectores del Sporting no quieren repetir errores del pasado. Por eso buscan un candidato que genere consenso y esté capacitado para voltear esta complicada situación, con el equipo a cuatro puntos del descenso, y a siete del sexto. Los últimos relevos tampoco fueron fructíferos para la entidad. Y, claro, todas esas situaciones, muy analizadas, han pesado a la hora de prolongar el crédito del catalán, el único preparador desde el descenso que fue capaz de iniciar y terminar un curso, y con buen resultado tras dejar al equipo octavo y a un paso del play-off.

También ha influido que el técnico mantiene intacto su vigor. Gallego es optimista. Le motiva este desafío. Y se ve con fuerza. La plantilla, por su parte, sigue respaldando al técnico. Los pesos pesados del vestuario rojiblanco asumen que la situación es complicada, pero que todos tienen su cota de responsabilidad. “Destituir al entrenador sería un error”, confesó Mariño tras el partido en Las Palmas.

El día de reflexión abierto por el club para valorar el posible relevo de Gallego estuvo repleto de muchas llamadas telefónicas. Porque el consejo de administración del club estaba dividido en dos: los desplazados junto a la expedición en Las Palmas, que pisaron tierra asturiana con Gallego a la cabeza pasadas las cinco de la tarde, y los ejecutivos que estuvieron en Gijón. A la llegada de los expedicionarios no hubo cumbre alguna en Mareo. Solo Javi Rico se quedó hasta última hora de la tarde en Mareo haciendo llamadas.

Los consejeros Ramón de Santiago y Fernando Losada, desplazados a Las Palmas, tenían desde antes del partido previstos otros compromisos y no hicieron el viaje de vuelta desde las Islas junto a la expedición rojiblanca, que hizo escala en Barcelona. En cualquier caso, la ronda de contactos comenzó la misma noche del domingo. Las alarmas se habían disparado ante la caída en picado del equipo.

Se abrió entonces el escenario de una posible destitución, un extremo que el club no quería alcanzar y que se trató de evitar en todo momento. Hasta ayer. Se debatió, y mucho. Se expusieron los pros y contras sobre la destitución. Con algunos nombres de posibles relevos sobre la mesa. Gallego, mientras, se mostró fuerte. Tranquilo. El técnico vivió la jornada como otra cualquiera, en constante comunicación con sus auxiliares. Planificó el partido del viernes. Programó el entrenamiento de hoy en Mareo, a las once de la mañana. Nadie, en ningún momento, le trasladó que fuera a ser destituido. O que tuviera que mantener encuentro alguno a su llegada.

Pese a estar al borde del despido, Gallego se mostró bromista y espontáneo al momento de aterrizar en el aeropuerto de Asturias. Ironizó con el cambio de temperatura después de días en Las Palmas. Se detuvo con Tomás García, el seguidor sportinguista de Castrillón. Su llegada a Mareo fue un visto y no visto. Apenas estuvo en las instalaciones quince minutos. El tiempo que le llevó dirigirse a su vehículo para volver a su casa y cerrar así sus horas más delicadas como técnico rojiblanco.

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