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Un estreno de película

El bisturí del Sporting: El difícil debut de Joel al entrar para los penaltis, pero no poder parar ninguno

La afición se vació: hubo recimiento masivo y se volcó animando al Sporting hasta el último penalti

El Molinón animó al equipo hasta el final y se volcó con el Sporting | Ángel González

El Molinón de siempre: segunda mejor entrada del año y metido de principio a fin

El Molinón de siempre, más bien del de a veces, fue el de los días grandes: acudió en masa a alentar al equipo a su llegada al estadio, se volcó con un Sporting entusiasta y se dejó la garganta hasta el cuarto penalti cadista convertido por Arzamendia. Rugió como generaciones no recuerdan, latió como latía en los momentos mágicos. Los muchachos de Gallego engancharon a la grada en esta edición de Copa del Rey gracias a ese espíritu rebelde y entusiasta que siempre cala en Gijón, ciudad que empatiza con el pequeño y que se identificó con un equipo que echó por patas al Villarreal e hizo sufrir al Cádiz del debutante Sergio González, un tipo educado que saludó uno a uno a los jugadores del Sporting al terminar del partido –por cierto, con un gesto cómplice con Djuka–. La entrada de ayer fue la segunda mejor de la temporada: hubo 15.8000 gargantas en El Molinón, registro solo mejorado por la visita del Valladolid. Esa tarde más de 16.000 personas cruzaron los tornos. Con sonora ovación al final.

La complicidad fue tal que hasta se vitoreó a Gallego en una acción donde el técnico se movió para recoger un balón. El galleguismo, por más que le pese a alguno, mantiene adeptos y no deja indiferente a nadie: hay quienes le adoran y quienes creen que debería llevar meses en el paro. Él, de momento, piensa en Amorebieta.

Marta Huerta, en medio del enfado de Gallego

Marta Huerta de Aza, del Comité Tinerfeño, ejerció de cuarto árbitro y fue la primera en recibir las protestas de un David Gallego enfadado con Ortiz Arias, muy permisivo con el Cádiz. Igual fue cosa de mala suerte. Decía siempre el sabio de hortaleza Luis Aragonés que nunca quería jugar de amarillo, por eso del gafe y tal. Tres de los cuatro rivales que aparecieron por El Molinón en esta edición copera han sido precisamente amarillos. Solo el Ceares se vistió con otras ropas. El amarillo fue el color del Alcorcón, Villarreal, y ayer también del Cádiz.Y mala suerte o no, lo cierto es que ante los dos Primeras el Sporting hizo estupendos partidos. La maldición llegó en los penaltis. “Una lotería”, como dice Gallego al ser preguntado por el cambio de Joel por Mariño.

Pedro se hace mayor: cumple cien partidos con el primer equipo

Pedro creció ayer varios años de golpe. El canterano alcanzó en el encuentro de octavos de Copa del Rey ante el Cádiz los cien partidos con el primer equipo del Sporting. Terminó siendo distinguido por Joaquín Alonso con El Molinón vaciado. Lejos queda la tarde de su debut, en septiembre de 2017, en Reus, de la mano de Paco Herrera. Y los tiempos cuando echó en falta continuidad. El tiempo le ha dado la razón a algunos. Y se la ha quitado a otros que apostaban por otros nombres en Mareo.

Hoy, es un mediocentro que gusta en Primera y un futbolista más que relevantes para todos los preparadores que van pasado por Mareo. Uno de los grandes líderes de la generación del 98 y un jugador que creció en las inferiores de Mareo soñando con algún día ser quien es hoy. Ya lo dijo el propio jugador. “Me producen respingos jugar en El Molinón”.

El VAR mira a otro lado: penalti de libro a Djuka

La tecnología del VAR no es un robot y también tiene sus fallos. Ayer tuvo, al menos, uno. Y muy grave. Porque Estrada Fernández, desde el VAR, no tiró de teléfono para llamar a su colega Ortiz Arias, y avisarle que Haroyan arrolló a Djuka en una jugada que terminó en saque de esquina. “Sigaaan, sigaaan”, dijo Ortiz Arias. La acción molestó en el Sporting, que consideran que fue un claro penalti. Pero el VAR, que se estrenaba en el torneo del K.O. en octavos, se apagó. O alguien cambio de canal. Hubo otra, ya menos clara, de Álvaro Jiménez a Nacho.

El difícil debut de Joel: entra para los penaltis, pero no puede parar ninguno

Quedaban segundos para comenzar la tanda y Gallego llamó al guardameta del filial, Joel Jiménez, el tercer portero, para reemplazar al capitán Diego Mariño, que no tiene el mejor promedio del mundo en penaltis. El Molinón se puso en pie para alentar al guaje rojiblanco. Pero Joel, animado por todos, no tuvo fortuna. Porque, siendo justo con el chaval, no fue su culpa. El Cádiz, tan inferior en los 120 minutos, se exhibió en los penaltis. Como dijo el bueno de Unai Emery en la final de la Europa League 2014 que ganó el Sevilla ante el Benfica: “Fuerte y al lado natural”. Y así, uno a uno, hasta los cuatro aciertos, fueron pasando lejos de Joel los lanzamientos de Álex Fernández, Negredo, Perea y Arzamendia. Todos gol. Mientras que los rojiblancos... Solo Kravets y Campuzano marcaron. Ciao, ciao.

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