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El rescate de Ucrania de la hija del jugador del Sporting Eric Ramírez: una abuela y una web de oración

Una llamada para rezar de Raquel Bencomo, abuela de la niña, desde Ucrania inició la ayuda de la comunidad polaca para rescatarlas de la guerra

Por la izquierda, Raquel Bencomo y Fabiola Medina, ayer, en Varsovia, mientras la pequeña Camila dormía. | A. S.

Viajó a Ucrania para asistir al parto de su hija y decidió consultar en la página web de los Testigos de Jehová cuál era la sede más cercana a Kiev para rezar. Le salió Varsovia. Raquel Bencomo, abuela de la hija del jugador del Sporting Eric Ramírez, tomó así contacto con la comunidad polaca días antes de que estallara la guerra poniendo en peligro la vida de su nieta, Camila; su hija, Fabiola y la suya propia. Le salvó su creencia. Lo que en un inicio iba a ser una toma de contacto para participar en un encuentro religioso por Zoom (aplicación para reuniones telemáticas) acabó siendo el mejor apoyo para esquivar las bombas.

“No conocemos a nadie aquí que pueda ayudarnos, help (socorro)”, escribió Raquel, el pasado 24 de febrero, a Sergio Ciołkowski, su contacto con la comunidad de Testigos de Jehová en Varsovia. La mujer de Sergio, Aneta Smolen, una polaca que cursó “Erasmus” en Madrid y domina perfectamente el español, se puso en marcha para ayudarlas. “Un conocido intentó acercarse al hospital para sacarlas de allí, pero no le dejaron entrar a Kiev. El que sí lo logró arriesgando su vida fue Álex (Merino)”, explica Aneta. Él, Álex, es un peruano que actúa como contacto de LaLiga en Ucrania. Las llevó a la estación de tren y, con el apoyo del cónsul de Perú, presente también allí, se hicieron con un sitio en el vagón para discapacitados por la condición de Fabiola: dio a luz a Camila cuatro días antes. 23 horas de viaje desde Kiev a Varsovia. Todo el trayecto, sobre el suelo del espacio de un vagón en el que normalmente viajan cuatro personas. Eran casi diez. “Ayudar ahora a que al menos la niña consiga el pasaporte español o la ciudadanía europea sería maravilloso”, apunta Aneta, quien recogió a las tres en Varsovia. Ahora descansan en la casa de una amiga suya, rodeadas de todo tipo de ayudas de los Testigos de Jehová, religión que en la familia solo practica Raquel, pero cuyos fieles son para ella unos héroes por ayudarle a rescatar a la hija del sportinguista Ramírez.

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