Ya está cerrado el acuerdo. Abelardo Fernández vuelve al Sporting. La operación, avanzada paso por paso por LA NUEVA ESPAÑA, ya es un hecho. El Sporting ya le ha dado oficialidad. Mañana será presentado (13: 30 horas en El Molinón). Luego, por la tarde, dirigirá su primer entrenamiento en Mareo. Y el Pitu vuelve a unir sus caminos con el club de su vida. Lo hace en el momento deportivo más importante de la historia de la entidad. Es decir: ficha para estas cuatro finales donde el equipo se juega nada más y nada menos que sobrevivir en el fútbol profesional. Pero también continuará siendo el técnico para el próximo año. Eso significa darle estabilidad al proyecto deportivo con una figura icónica como es la del mayor símbolo del Sporting de los Guajes, la última gran generación de la entidad. Las negociaciones se aceleraron este mediodía, después de iniciarse el proceso con una llamada (el domingo) del director deportivo, Javi Rico, al entrenador, y han cristalizado a primera hora de esta tarde.
Con este movimiento, el Consejo y la dirección deportiva consiguen fichar a un líder, a un entrenador respetado, con un amplio conocimiento de la casa y además se trata de un movimiento estratégico porque la vuelta de Abelardo le da al Sporting estabilidad.
Abelardo siempre ha sido la primera opción. El nombre que generaba consenso. Por eso se ha apostado tan fuerte. Tanto que era o el Pitu o seguir con José Luis Martí. El siguiente movimiento será anunciar la destitución del balear, cuyo crédito estaba agotado después de la derrota ante el Ibiza y al dejar al equipo a 4 puntos del abismo. Su bagaje ha sido muy pobre. En 10 partidos solo ha ganado 1, empatado 3 y perdido 6.
El movimiento de Abelardo es también un impulso anímico para una afición hastiada. La hinchada rojiblanca observa en Abelardo un gran entrenador pero también a uno de los últimos héroes del sportinguismo. Es decir: algo a lo que agarrase para volver a engancharse al proyecto. Y eso tal y como están las cosas y con la que está cayendo es mucho. En el último encuentro en El Molinón, el domingo, se vivió uno de los ambientes más fríos de la temporada y el estadio registró una de sus peores entradas. La vuelta de Abelardo le da alas a la gente para volver a creer y, sobre todo, para no decaer en el momento deportivo más importante de la historia de la entidad. El equipo se juega todo en 4 partidos. Y tiene dos finales en El Molinón: el próximo domingo contra el Girona y ya en el último partido de Liga contra Las Palmas. Dos encuentros que pueden ser fundamentales y donde con la llegada de Abelardo se vivirá otro ambiente.
La primera etapa de Abelardo al frente del Sporting comenzó el 4 de mayo de 2014, cuando sustituyó a José Ramón Sandoval al frente del Sporting. Lo hizo durante los cinco últimos encuentro de liga, en los que logró tres victorias y dos empates, lo que sirvió para clasificar al equipo para la promoción de ascenso, en la que se enfrentaron a Las Palmas, que les acabó eliminando.
La siguiente temporada, la 2014-2015, Abelardo logró un ascenso histórico. Con un equipo joven y plagado de canteranos, que se pasó varios meses sin cobrar, logró un ascenso agónico en la última jornada de liga.
Los "milagros" del Pitu no acabaron allí. Por los impagos de la temporada anterior, Laliga sancionó al Real Sporting a no poder acometer fichajes en la 2015-2016, en la de su regreso a Primera. Pese a apenas no haber podido reforzarse, los rojiblancos lograron la permanencia, nuevamente de una manera agónica y en la última fecha del campeonato.
Abelardo siguió una temporada más al frente del Sporting. Si bien, la marcha del equipo, que ese verano había perdido a algunos de sus nombres más importantes como Luis Hernández, Jony o Bernardo, no era la esperada, y acabó finalizando su relación contractual con el club de mutuo acuerdo el 17 de enero de 2017. Rubi tomó los mandos de la nave rojiblanca y tampoco pudo evitar la caída a Segunda.
De aquella primera etapa, Abelardo se reencontrará con Jony, Iván Hernández y Babin.
Tras su paso por el Sporting Abelardo pasó por Alavés (en dos etapas) y Espanyol. Salvo su primera experiencia con los babazorros, las otras dos acabaron en fracaso.
