La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La transformación de Abelardo a su vuelta a Mareo: más experiencia y mejor gestor de emociones y de grupos

"Ha cambiado el ánimo de Mareo; es un líder", dicen sobre el Pitu en el Sporting

Apenas lleva un par de semanas en el cargo, pero el impacto de Abelardo Fernández ha sido inmediato en Mareo. Muy potente. Ha vuelto al club con mucha fuerza. Ya no solo por lo incontestable de los números (ya lleva 4 de 6 y tiene a tiro la permanencia, mientras que José Luis Martí hizo 6 de 30), sino porque con muy pocas sesiones de trabajo y solo dos partidos ha sido capaz de conseguir muchas cosas: frenar una enorme caída, recuperar a la afición para la causa (El Molinón ha sumado más de 10.000 personas con el cambio de entrenador) y que su mensaje cale en los jugadores, pero también que esos aires renovados alcancen a otros empleados del club. El equipo y casi el club se había sumergido en una gran depresión.

Aunque el objetivo no está todavía cumplido, porque el Sporting necesita aún dos puntos (ganar en Fuenlabrada), las sensaciones en estos primeros quince días con el Pitu son radicalmente opuestos a las que se apreciaban con Pep Martí y en ese feo final de etapa con David Gallego. “El equipo ahora vuelve a creer y ha recuperado la confianza; Abelardo ha dado con la tecla y es un líder”, cuenta una fuente de dentro del vestuario.

¿Su receta? Pequeños retoques dentro y fuera, pero que están teniendo resultado. Para empezar, por su propia vitalidad. Explica un empleado del club que la mejor prueba de su impacto está en los rostros de los demás y del propio Abelardo y su cuerpo de trabajo.

Porque tanto el Pitu como Tomás Hervás como Borja de Matías han llegado con mucha energía, fuerza y alegría. Y ese entusiasmo ha hecho mella en un vestuario que estaba muy afectado por la galopante crisis de resultados. “Era un cambio o la situación tenía mala pinta”, inciden en el vestuario. “Abelardo ha cambiado el ánimo en Mareo”, mantiene un empleado del club.

Aunque ha impuesto su sello en pequeños hábitos del día a día (como entrenar en algunas ocasiones en El Molinón aprovechando la mejoría del estado del césped o mantener el rigor con los horarios de comidas), destacan quienes están en el día con el entrenador que en esta segunda etapa se ha reciclado y mejorado exponencialmente como profesional en estos cinco años. Porque mantiene intacto su espíritu y fuerza, pero cuenta con una experiencia que le convierte en un mejor gestos de situaciones. En el Alavés y en Espanyol ya tuvo que enfrentarse a otras papeletas delicadas y a situaciones de máxima emergencia. Y esa experiencia está siendo clave. Aprecian quienes le conocen que esa sapiencia se evidenció en su gestión durante la semana y en el mismo partido de la final contra el Girona.

Abelardo, dicen, no se dejó contagiar por el ambiente de nervios y crispación que existía en el ambiente. Supo ponderar su mensaje y estar pausado, pero sin perder ni un ápice de vitalidad. De hecho, mantienen estas fuentes, parte de la victoria contra el Girona comenzó con el mensaje lanzado en la rueda de prensa en El Alcoraz y con cómo se afrontó el día a día de entrenamientos durante la semana, sin trasladar esa ansiedad a los jugadores y haciéndoles ver que dependía de sí mismo. También con su forma de gestionar el partido: Abelardo tuvo cintura con los cambios, estuvo muy metido en el choque, pero siempre manteniendo el equilibrio emocional.

Compartir el artículo

stats