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El bisturí del Fuenlabrada - Sporting: de los rezos de Abelardo a la euforia con el gol del Huesca

Abelardo lo consigue de nuevo: El Pitu logró un ascenso en plena crisis económica y ahora evita un descenso sonrojante

Abelardo y Sandoval se saludan antes del partido. | Área 11

¿Cómo no iba a recurrir Javier Fernández a Abelardo? ¿Cómo no iba a intentar varias veces su regreso con desespero? Aunque no hiciese falta un milagro como el de los Guajes, cuando el Pitu saneó al club con un ascenso milagroso y una permanencia, la situación deportiva era la más alarmante de la historia del Sporting. Con el club sumergido en una profunda depresión, la plantilla con problemas de desconfianza y la afición hastiada, el liderazgo de Abelardo, ya uno de los personajes más relevantes en la historia de la entidad, era prácticamente a lo único que se podía agarrar el Sporting y el sportinguismo para volver a creer. Y ya no es por los números (dos empates y una victoria) es porque la vuelta del último gran estandarte para el sportinguismo ha despertado a la institución y a su entorno de un letargo que amenazaba con mandar al club al abismo del fútbol no profesional. Eso no sonaba muy apetecible, que pregunten a escasos kilómetros, o al Dépor. El movimiento de Fernández, con Rico, era tan lógico y nostálgico como necesario: a falta de coherencia, de decisiones que se alejen ya del populismo, bueno fue Abelardo. Ayer, el Pitu vivió el partido entre la angustia y la depresión. Hasta le pillaron las cámaras de Movistar rezando, sufriendo muchísimo. El gol del Huesca que cantó Cotelo apenas le inquietó. Porque también mandó un mensaje: esto no puede volver a suceder.

Juan Carlos Real emula a Caballero: “¡Gol del Huesca!”

Esta vez fue un gallego y no un argentino. Pero el cántico, salvando las distancias (las kilométricas distancias) fue parecido a aquel entonado por el mundo rojiblanco en verano de 2015. Juan Carlos Real, que lleva todo el año calentando el banquillo del Huesca, marcó más allá del 90 el definitivo 3-2 que mandaba al filial “txuri urdin” a los infiernos del no profesionalismo y que, en definitiva, salvaba a dos instituciones en apuros como el Sporting y el Málaga. El “goool” de Juan Carlos, el nuevo rey del sportinguismo, sonó tanto en el Fernando Torres que resultó imposible que no afectase a los pupilos de Abelardo. Pero, por si acaso, ahí tenían la radio Mario Cotelo (que pegó un grito terrible) y los lesionados (Valiente o Jony). Un festejo que sonó más a liberación. El Sporting nunca baja, ya lo dijo Pedro Díaz.

De las ocasiones de Pedro y Aitor a la parada milagrosa de Cuéllar

La única ley que rige el fútbol es el gol. Y el Sporting, además de reflexionar sobre muchas cosas, tiene que ir a por esto al mercado, porque de talento ofensivo lleva ya unos cuantos años sin estar precisamente holgado. Y cuando Djuka no tiene el día (como ayer), a los de David Gallego, José Luis Martí y Pitu Abelardo, al Sporting, vaya, le cuesta Dios y ayuda perforar la red: ya sea la del Alcorcón, la del Oviedo o la del Fuenlabrada. Ayer, según datos de LaLiga recogidos a prisa y corriendo, ni siquiera remató entre los tres palos.

Y de los “uy” de Aitor y Pedro, la cosa acabó con peligro hacia el otro lado una vez que Zozulia se fue del campo y con un milagro de Pichu Cuéllar, otro de los que siempre están en las malas, que son casi siempre, tras un vahído desafortunado de Rivera. Quien casi marca ese gol se llama Amigo, por cierto. Tiene coña.

La rueda de prensa más extraña: se va dos veces la luz

La rueda de prensa que dio ayer Abelardo Fernández tras conseguir la permanencia estuvo marcada por las dos interrupciones provocadas por sendos apagones de luz. Eso provocó que también tuvieran problemas las radios a la hora de trasmitir la señal desde el estadio Fernando Torres. Una curiosidad. Porque el Pitu pudo habló y habló muy claro: mandó un mensaje de club, autocrítico, repitiendo varias veces que esto “no puede volver a pasar”. Los dos primeros pasos ya se han dado: primero la permanencia, después la autocrítica. Ahora faltan los hechos.

Sandoval y un desconsuelo ilógico: “Hemos merecido ganar”

José Ramón Sandoval preparó el partido con un extra de motivación. Se sabía el antagonista por muchos motivos y ese rol hasta le motivaba después de una temporada muy decepcionante. El técnico de Humanes comentó en la víspera que el Sporting llegaba a Fuenlabrada casi salvado y sin presión. Ayer, en un giro copernicano en su discurso, afirmó sin reparos que al Sporting le pudo la presión y que su equipo fue muy superior. Extrañó que Sandoval dijera que el Sporting no se jugaba nada antes del partido porque los hechos, que nunca engañan, demostraron la presión que sentían tanto jugadores como directivos.

Acabó el tema con empleados y futbolistas saltando de alegría por un gol celebrado a cientos de kilómetros, en Huesca. A Sandoval le amargaron su rol de antihéroe.

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