El sábado, tras el golpe en tierras canarias, pocas voces eran optimistas con la situación en la que quedaba un Oviedo que dejaba de depender de sí mismo para llegar al play-off. Luego, con el paso de los días, las opciones parecían ir creciendo, proceso lógico en todo aficionado sufridor. Ahora, ya con el desenlace de la Liga regular en el horizonte, el vaso empieza a verse medio lleno. También en el vestuario. Los jugadores han dado continuidad al discurso de Ziganda tras la derrota contra Las Palmas y se agarran a la esperanza de que los resultados acompañen. “Tenemos una oportunidad muy bonita de hacer historia”, indicó ayer Borja Bastón, símbolo de este Oviedo que aún quiere seguir soñando.
Para el ariete, el reto al que se enfrentan los azules es “complicado, pero lo vamos a intentar hasta el último minuto. Ojalá venga mucha gente al Tartiere el domingo y podamos disfrutar de un día histórico”.
Bastón ofreció las valoraciones tras recoger el premio Mahou al futbolista más destacado del Oviedo esta temporada, un galardón que se decide con los votos de los aficionados. “Es el fruto al trabajo del año, pero sin mis compañeros hubiera sido imposible. Ellos son los que me ayudan a meter los goles. Estoy muy contento por el voto de la gente y por la confianza que me han dado desde el principio”, expuso el nueve azul.
La distinción parece merecida a todas luces. Oviedo ha significado la resurrección de un delantero que siempre ha hecho goles pero que atravesaba un llamativo letargo. De los 5 goles en 2.128 minutos que firmó en el Leganés, en el capítulo que precedió a su llegada al Carlos Tartiere, ha pasado a, de momento, 20 goles en 3.149 minutos de competición. Además del reto colectivo, el de estar en el play-off, el madrileño también aspira al trono de máximo goleador de la categoría. Antes de la última fecha solo le superan Stuani, con 22 tantos en su mochila, y Stoichkov, con 21.
