La expedición del Sporting salió pronto (muy pronto) de Gijón, antes de las 8 de la mañana, –algunos empleados y el chófer, Mariano González se había desplazado el día anterior porque el vuelo estaba completo– para concentrarse desde las once de la mañana en la Finca Golf Resort, en Algorfa, un hotel de lujo, inmenso, repleto de verde, de campos de golf. Se encuentra lejos de todo, donde las distancias solo son realizables en coche y donde el wifi desaparece y aparece.

Joaquín Alonso, a la izquierda, charlando con Quique Sánchez Flores, entrenador del Getafe, ayer, en el hotel que comparten ambos equipos. | A. M.

A los veinticinco jugadores desplazados del Sporting se les sumaron varios hombres importantes de Orlegi: Javier Díez, Salomón Behar y Andrés Cornesa, nombres que están ganando presencia en el día a día en las instalaciones de Mareo; también, claro, Gerardo García, David Guerra, y Joaquín Alonso. El día fue largo, muy largo. Los nuevos demostraron complicidad; también que se juntan entre sí: Insua, por ejemplo, no se separó de Otero, y los canteranos (Pola, Somolinos, Arguelles, Oyón, Queipo y Coto) formaban siempre un grupillo. Las caras, bromistas, alegres. Manu García, en cambio, escenificó en su bajada del autobús la tensión que vive a estas horas. Por la mañana con su presencia en el aeropuerto de Asturias ya se había confirmado que, al menos, iniciaría su estancia en el "stage". Su cara, siempre expectante. El entrenamiento, a las 19 horas, no fue especialmente largo, de unos noventa minutos, comenzando con los clásicos rondos y estiramientos, ante la presencia de Manu García, Gerardo, Guerra y el resto de personas de confianza de Orlegi. José Luis Morga, el preparador físico, fue el encargado de organizar esos primeros entrenamientos. "Los canteranos están compensando las diferencias con su actitud y las ganas que están poniendo", confirmó después Morga, muy adaptado al club, con mucha sintonía con Abelardo.

Ahí, en el "resort", se encontraron con el Getafe. El lunes estará también el Elche. Pero ayer ya fue un día donde hubo muchos saludos. La mayoría de esos encuentros, que provocaron charlas fubolísticas muy largas, larguísimas, tuvieron lugar en la cafetería del "resort", lugar de paso obligado para los integrantes de ambas expediciones de camino a sus habitaciones: ahí, Sánchez Flores, el técnico, bromeó y deparó mucho tiempo con Joaquín Alonso; Juan Pablo debatió y mucho sobre el nivel de los guardametas con Emilio López, su homólogo en la entidad azulona.

En la planta alta, subiendo las escaleras, Mejuto González, el histórico ex árbitro asturiano, hoy delegado del Getafe, sonreía junto a Joaquín, de nuevo el rostro más conocido junto a Abelardo. A sus espaldas pasaban Enes Unal, o Jaime Mata, delanteros del Getafe, cruzándose con Mariño, Gragera y Pedro, entre otros.

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