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Fútbol

Míchel ya manda en Santa Cruz

El exroijblanco vive su primera experiencia en cadetes con el Industrial: «Ahora entiendo más el trabajo de los entrenadores»

Míchel, en el centro, ayer en Santa Cruz, con Emilio Vázquez, delegado del cadete B del Gijón Industrial. | Juan Plaza

No es la primera vez que entrena un equipo. Ya lo había hecho hasta la pasada campaña a los críos del Lenense, en alevines. En todo caso, Miguel Marcos Madera, Míchel (Pola de Lena, 8-11-1985) asume su etapa en el Gijón Industrial como algo diferente. El exrojiblanco tomó ayer las riendas del cadete B del Indus, que militará en Segunda. Lo afronta como un paso más serio en su deseo de ir subiendo peldaños como entrenador. «No me planteo ninguna meta. Quiero disfrutar, aprender e ir poco a poco», comenta. Sí tiene clara una cosa, que la vida del fútbol en los banquillos es más compleja de lo que pensaba. «Ahora entiendo más el trabajo de los entrenadores. Te de das cuenta del porqué de algunas cosas», afirma.

El primer día se inició con charla. En el rostro de sus jugadores, la atención a las palabras de quien es algo más que su nuevo entrenador. Míchel ascendió a Primera con el Sporting y jugó en la máxima categoría no sólo en España, también en Inglaterra, en las filas del Birmingham. Disputó la Liga de Campeones con el Qarabag de Azerbayán, dejando goles como el que le hizo al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. El mensaje sorprende hasta cierto punto. Es el de la evolución vivida como futbolista. El que empezó siendo un jugador valorado por el talento más que por el sacrificio, es ahora un entrenador preocupado por trasladar a los más pequeños la importancia del esfuerzo. «Tener capacidad de trabajo es lo que permite llegar arriba. Se puede tener más técnica o no, pero en eso es lo que hay que hacer hincapié», subraya.

«Un buen entrenador tiene que tener muchas cosas. Creo que la parte más difícil es saber gestionar al grupo», comenta Míchel, que asegura que ha aprendido de todos los técnicos con los que ha trabajado a lo largo de su carrera. Acaba citando dos nombres. «Si tuviera que decir los dos que más me han marcado han sido Manolo Preciado y Gurban Gurbanov (su último entrenador en el Qarabag)». En ambos destaca precisamente esa característica que tanto aprecia, el entender y saber llevar a su terreno al futbolista. «Trato de quedarme con lo bueno», comenta.

A Míchel se le ve implicado e ilusionado con una nueva etapa que surgió por su buena relación con Diego Junquera, presidente del Gijón Industrial, y el nuevo director deportivo del conjunto fabril, Davo Nicieza. «Ahora que he dejado de jugar al fútbol, esta oportunidad de entrenar me permite matar el gusanillo y también esa concentración que tenías cuando estaba en el campo», subraya. Anda a caballo entre Pola de Lena y Gijón sin perder de vista otro frente futbolístico, el del Sporting. «Veo mucha ilusión», comenta sobre el nuevo proyecto del Grupo Orlegi. No ha ido a El Molinón en estas primeras jornadas, pero se mantiene atento a la evolución del conjunto Abelardo. Él también sueña con un ascenso a Primera como los dos últimos conseguidos por el Sporting: un tanto inesperados. «Esta temporada creo que han acertado con los fichajes y me da la impresión que el equipo hará una buena campaña. Será clave que los nuevos se adapten bien y conseguir que haya un buen grupo. Esa es la clave para poder subir», subraya Míchel, el entrenador que ya manda en Santa Cruz.

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