El papeleo, el reconocimiento médico y la firma. Solo faltan esos trámites para que Bruno González se convierta en nuevo jugador del Sporting, en una negociación que fue avanzada en exclusiva por LA NUEVA ESPAÑA. El futbolista tiene previsto viajar a Asturias mañana, salvo cambio de última hora. Después de superar los pertinentes controles, estampará su firma confirmando un acuerdo que es total desde hace al menos dos días. El tinerfeño era la única opción que estudió la dirección deportiva rojiblanca para reforzar la zaga tras la grave lesión de Axel Bamba. De hecho, Gerardo García, director de gestión deportiva del Sporting, comenzó los contactos con el defensa hace ya una semana. Aunque el mercado invernal ampliaba el abanico de alternativas, en el club asumían como urgente reforzar ya la defensa por distintos motivos: riesgo a nuevas lesiones, un calendario comprimido y la dificultad de fichar en una ventana muy exigente como es la de enero.
Bruno era el objetivo número 1, la prioridad. Porque consideran los técnicos de Mareo que el zaguero reúne unas cualidades muy necesarias para el plantel: tiene experiencia, –casi 200 partidos en Primera- y conoce a la perfección la Segunda División. Su adaptación va a ser inmediata. En las últimas horas el zaguero canario recibió el interés de un ex. Paco López, nuevo entrenador del Granada tras relevar a Aitor Karanka, preguntó por su situación como agente libre. Bruno, en cualquier caso, mantuvo el sí al Sporting, cumpliendo su palabra.
El defensa lleva varios meses de inactividad. En verano, pese a que contó con algún club interesado, terminó el mercado sin equipo. Desde entonces se ha entrenado con dureza para estar en las mejores condiciones cuando firmase por un club. Ha hecho sesiones muy intensas junto a un preparador físico de su confianza.
La llegada del defensor añade competencia interna en una posición que, por número, estaba en los huesos: Cali Izquierdoz y Pablo Insua son los únicos defensores centrales que cuentan con licencia del primer equipo. Jordi Pola, en dinámica, tiene ficha del B, aunque aún no se quiere precipitar su protagonismo. Pero también añade jerarquía en un vestuario muy joven, elevando la experiencia en una posición que es estratégica para Abelardo. Cali, 34 años, Insua, 29, y ahora Bruno, 32, suman muchos partidos en sus piernas en la máxima categoría. La seguridad defensiva es uno de los grandes objetivos para el Pitu, afanado en dar consistencia a un proyecto que está sufriendo más en área propia que en la rival. Bruno, en ese sentido, ofrece seguridad al cuerpo técnico, que está convencido de que la figura de ese tercer central va a tener muchos minutos.
