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La historia de Vidales, entre el Sporting y Las Palmas: de rescatar a Nacho Cases a descubrir talentos como Rondón

"Me veo como un especialista en darle el último moldeado a un futbolista que viene preparándose para la exigencia profesional", dice el exrojiblanco, a la espera de nuevos retos deportivos

Javi Vidales, junto a la camiseta de Sporting y UD Las Palmas, en el despacho de su domilicio, en Jove. | M. León

Futbolistas como Nacho Cases o Jorge Meré hablan de él como un padre futbolístico. Por sus manos han pasado centenares de canteranos del Sporting en las dos etapas vividas en el club, donde hizo casi de todo. Desde entrenador de la base, hasta segundo técnico del primer equipo, pasando por responsable de metodología de las categorías inferiores. Entre medias, Javier Rodríguez Vidales (Astorga, 14-9-1965) creció profesionalmente en la Unión Deportiva Las Palmas. En el próximo rival del Sporting ejerció de secretario técnico, ojeador y hasta se hizo cargo del banquillo en la campaña 2008-09. "Ahora soy un parado más de este país, pero no dejo de ser un entrenador que ha tenido la suerte de ver el fútbol desde otros ángulos", comenta en su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA mientras se prepara para el siguiente reto.

Tiene un despacho en su residencia en el barrio gijonés de Jove donde se agolpan recuerdos y el fútbol, mucho fútbol. No para de ver partidos e impartir charlas. Incluso ha aprovechado las redes sociales para compartir análisis y debatir sobre el juego. "No puedo parar", comenta, con la energía de siempre, un Javier Vidales que mantiene fresco el recuerdo de su llegada a Canarias. Lo fichó un asturiano. "Fue Rubén Uría, el ahora segundo entrenador de Marcelino. Entonces se ocupaba de la secretaría técnica del Pájara Playas", comenta. En Jandía acumularon meses de impagos, pero la gran campaña del equipo en Segunda B (disputó la fase de ascenso a Segunda) sirvió para que le echaran el ojo desde Gran Canaria. Tras un paso por el Vecindario, Miguel Ángel Ramírez se lo llevó a la Unión Deportiva Las Palmas para devolver al equipo a la división de plata. Desarrolló como nunca su intuición para descubrir talento.

"Fueron tres años principalmente como secretario técnico", comenta. Firmó a Salomón Rondón, traspasado el verano siguiente al Málaga multiplicando la inversión; apostó por Adrián Colunga como recambio, y al año siguiente el Recre pasó por caja para llevárselo, y trajo al Gran Canaria a Saúl Berjón para que, meses después, el Barcelona B de Luis Enrique se lo llevara a la Ciudad Condal. Tras ello le siguió su segundo paso por el Sporting y una etapa en Venezuela, tras la que se convirtió en ojeador de los amarillos en Sudamérica –salvo Argentina y Uruguay– y Centroamérica. Y como puede estar poco tiempo quieto, de ahí, a dirigir la cantera del Atlético de Madrid, su última experiencia profesional.

"El rival que va a tener el Sporting no pretende hacer oscuros los partidos. Lo contrario. Va de frente. Quiere agarrar la pelota y buscar la victoria desde el primer momento. Tiene una seguridad muy grande en lo que hace. Siempre sin hacer cosas extrañas, bajo su filosofía", advierte del equipo que visitará este sábado El Molinón. No podrá seguirlo en el municipal gijonés, como le gustaría, por problemas de agenda, pero "lo estaré siguiendo desde el ordenador". Destaca "las transiciones del Sporting" como una de las armas para desarmar a los García Pimienta y admite estar siguiendo con expectación los profundos cambios que está viviendo el club gijonés.

"La experiencia me dice que la mayoría de las veces en las que hay cambios, se busca apostar por gente de confianza a nivel deportivo, personal y profesional. Es normal que Orlegi quiera ahora tener a gente de su confianza", comenta. Aplaude apuestas como recuperar la residencia en "un proyecto que intuyo quieren desarrollar desde los cimientos, no solo reformando paredes". Avisa de que el fútbol está cambiando mucho y, en consecuencia, la formación. "Para un club como el Sporting lo profesional y la cantera debe ser una misma cosa. No pueden funcionar como algo independiente", subraya. Si se le pregunta por volver, lo tiene claro. "Mi puerta siempre estará abierta, pero ahora no es realista pensar en eso", sentencia. Lo hace antes de dejar una curiosa reflexión. "¿Sabe cómo me veo ahora? Me veo como un especialista en darle el último moldeado a un futbolista que viene preparándose para la exigencia profesional", concluye.

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