El estricto confinamiento de Hernán en China: códigos y móvil para moverse por la ciudad

El ex de Sporting y Las Palmas está recluido la ciudad deportiva de su club en plena polémica con el gobierno por el covid: "Es difícil vivir aquí con normalidad"

Hernan Santana, durante un partido con su actual equipo, el Sichuan Jiuniu. | Foto cedida por Hernán Santana

Hernan Santana, durante un partido con su actual equipo, el Sichuan Jiuniu. | Foto cedida por Hernán Santana / Ángel CabranesÁ. C.

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Vive recluido en la ciudad deportiva del Sichuan Jiuniu, «una especie de Mareo, pero con 18 o 19 campos de fútbol y cuatro bloques de residencias para jugadores». Hernán Santana se fue a China hace meses para devolver a Primera a uno de los equipos del City Group (sociedad propietaria de clubes como el Manchester City). Allí le ha pillado una revuelta popular contra el presidente Xi Jinping por sus estrictas medidas de confinamiento en la búsqueda del denominado «covid cero». «Es difícil vivir aquí con normalidad», dice en conversación con LA NUEVA ESPAÑA el exjugador del Sporting y la Unión Deportiva Las Palmas. «Al menos, el sábado veré un partidazo», comenta sobre el duelo de ambos conjuntos en El Molinón, que seguirá desde el portátil.

«Aquí la Liga no se ha detenido. Nos faltan tres jornadas y seguimos jugando en modo burbuja», explica Hernán. «Se hacen fases de seis u ocho partidos con los mismos equipos. A todos nos concentran en una misma ciudad deportiva mientras se disputan todos los partidos. Solo entre fase y fase te permiten hacer un poco de vida», explica el canario. Esa vida se limita a moverte por la ciudad sin despegarte del móvil. Porque el teléfono es permanente salvoconducto. «Para entrar a la ciudad necesitas tener un código y que esté en verde. Que esté en verde quiere decir que estás libre de covid. Para ello te tienes que someter cada 48 o 72 horas a una PCR, dependiendo del nivel de contagio en ese momento. Hay una especie de kioskos donde puedes hacer las pruebas, y en poco tiempo recibes el resultado en el móvil», detalla. «Como pases a tener color rojo, el que indica que estás infectado, no quiero imaginar lo que espera. Afortunadamente nunca me ha pasado», añade.

Y es que Hernán señala que «la gente está harta ya por estas medidas tan estrictas. En Chengdu, donde me encuentro, hay como 20 millones de habitantes y porque aparecen 80 o 90 contagios confinan a toda la ciudad. Es absurdo». Tampoco puede tener a la familia cerca. «Aquí solo dejan entrar ahora a gente con el visado de trabajo», concreta. Lo deportivo tampoco le ha dado alegrías. «Estamos ya sin opciones de ascenso a la máxima categoría, que era el objetivo. Íbamos quintos cuando la Federación sancionó al club con 6 puntos menos por los impagos de la temporada anterior, antes de la entrada de City Group», explica. Al menos, en Navidad estará de vuelta en Gran Canaria. Después, «estudiaré la situación. Sergio Lobera (su actual entrenador, el mismo que conoció en Las Palmas y le llevó a la India tras su paso por el Sporting) suena para un equipo en Australia y puede ser apetecible». Mientras, seguirá atento a lo que suceda este sábado. «La Unión Deportiva está fuerte, pero El Molinón es siempre complicado y ahí el favorito siempre es el Sporting. Va a ser un partido bonito. Ojalá estén los dos al final de temporada en lo más alto», concluye.

"Los fichajes han sido una locura"

«El Sporting tiene un plantillón este año». Hernán Santana cree que la llegada de Orlegi ha dado un nuevo impulso a los rojiblancos, capaz de medirse en los refuerzos veraniegos. «Los fichajes me han parecido una auténtica locura. Parece que las cosas han cambiado mucho y el proyecto tiene muy buena pinta. Solo falta que el equipo acabe de engancharse con los puestos de arriba. Es donde tiene que estar este club», afirma. Mantiene contacto con excompañeros como Mariño y asegura guardar con cariño los dos años y medio que vistió de rojiblanco. «No conseguí tener la continuidad que me hubiera gustado, me quedó esa espinita», apunta. «Creo que llegué en un momento complicado. Se buscaba recuperar las señas de identidad, las de aquel equipo del ascenso de los guajes con Abelardo. Estaba con ganas de triunfar a pesar de las injusticias que hubo de algún entrenador», desliza. «José Alberto me prometió cosas y luego no cumplió. Sus motivos tendría, pero me molestó y nunca dije nada ni monté el espectáculo. En todo caso, se lo podía haber ahorrado», concluye Hernán.

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