El nuevo rumbo

Sobre la marcha de Abelardo del banquillo sportinguista

José Víctor Fernández

Cuando las cosas no ruedan conforme a lo esperado, una de las viejas reglas no escritas del fútbol dice que es más fácil echar a uno que poner en la calle a media plantilla, aunque con cinco o seis también se pudiera solucionar el tema. Ese uno, en el caso que nos ocupa, era Abelardo Fernández, nombre importante en el santoral sportinguista.

Las cosas no iban muy conjuntadamente en los últimos tiempos: los mensajes que salían de la zona noble de Mareo y los que lo hacían desde el banquillo del equipo no eran muy coincidentes, por decirlo de forma suave. Si además en los últimos doce partidos de Liga solo se contabiliza una victoria, la situación no tiene muchos argumentos para ser sostenida. Se pueden discutir los modos, los tiempos y las formas, pero la marcha del técnico era inevitable.

La oportuna miniencuesta entre sportinguistas destacados aparecida en estas páginas es contundente. Y la conclusión es que se avecinan tiempos difíciles. Pero los que están al mando lo tienen muy claro. Y ponen al frente del equipo a un técnico con una trayectoria no muy dilatada, cuya última escala fue el fútbol estadounidense antes de ser destituido. Una apuesta muy arriesgada y que entró en acción en el duelo copero ante el Valencia. Unos octavos de final de Copa del Rey a los que llevó al equipo el destituido Abelardo.

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