Si hablamos de números, la Federación de Peñas Sportinguistas calcula tener "cerca de 5.000 asociados". Emilio Cueva Llerandi (Gijón, 1976), vicepresidente de este grupo de aficionados "con sesenta años de existencia", prefiere hablar de sentimientos. Los mismos que pone en valor para ayudar al equipo a superar esta crisis de resultados. También para que el club los tenga en cuenta en cuestiones como el nuevo protocolo de las peñas, desvelado por LA NUEVA ESPAÑA. "Estamos esperando una llamada de David Guerra para concretar un acuerdo. Es lo que queremos. No podemos vivir como dos islas independientes", subraya. Ve positivo el "plan de lealtad" que anunciará el club en breve, pero pide más gestos.
–¿Les preocupa la marcha del equipo?
–Estamos preocupados, sí. La tendencia no es buena. Es un momento en el que a la afición nos toca arrimar el hombro, animar y ayudar. Al final de temporada será el momento de valorar y poner las notas sobre cómo se han hecho las cosas para no repetir errores. Noto desánimo y cierta desafección. Aún así, vemos desplazamientos en masa.
–¿Temen un final similar al del año pasado?
–Espero que no suframos tanto, que se solucione antes. Tampoco soy de los que espera aún por alcanzar el play-off. Eso ya lo olvidé hace un mes.
–¿Se ha perdido la ilusión que se respiraba al inicio de temporada?
–Creo que hay que dividir la situación en tres partes. En lo económico, la entrada de un grupo nuevo genera ilusión. Ellos (Orlegi) se manejan bien, tienen tablas y además están desembolsando una cantidad económica importante en el club, hay que agradecérselo. Esa parte hay que aplaudirla hasta el momento. Luego está la parte deportiva, para mí el motor de todo. Si eso no funciona, el resto ya te hace verlo mal. Ahí, suspenso. Hablan de un proceso, es cierto que hay que dar un tiempo, pero estamos hablando de que estamos en la misma tesitura que hace un año: mirando para abajo. Es un lastre. La tercera parte es la social. Para mí, insuficiente. No veo cariño al aficionado. Se habla de aforos, de abonados, de números. De lo que no se habla es del intangible que aporta la Mareona. De los ascensos que ha dado y los descensos que ha evitado la afición con su apoyo a lo largo de la historia del club. Creo que no se está dando el cariño que merece a la afición en general, y al peñista, en particular.
–¿Qué opinan del protocolo para las peñas elaborado por el club?
–A finales del año se presentó a nuestro presidente un borrador que el club quiere instaurar en aras de valorarlo y negociar algunas de sus partes. No nos gustó el borrador. No valora al peñista y al aficionado. Parece que lo hubiera hecho alguien del Oviedo. No creo que siembre sportinguismo. Se quedó en concretar un encuentro a posteriori para hablar de ello. De momento no se ha producido.
–¿En qué discrepan?
–Hablan de porcentajes mínimos de abonados dentro de las peñas para darles carácter oficial. Me parecen cifras altas. Después, quieren instaurar un orden de visitas de representantes del club a las peñas de un número muy reducido. Estamos hablando que en una peña de veinte años de vida solamente tendrán cinco visitas de algún representante del club en ese tiempo. Eso no es sembrar sportinguismo.
–¿Qué les piden sus asociados?
–Por una parte vemos que los de edades más avanzadas sienten que ya no van a tener ese contacto de antes con el jugador o el veterano del club. Por otro, hay la sensación de que estamos perdiendo la oportunidad de captar a jóvenes a través de esa cercanía. Nací en Gijón pero soy de Sevares, Piloña. Allí, detalles como que a un crío se acerque a visitarle un jugador del Sporting o del Oviedo, marcan. La Federación de Peñas siempre ha asumido esa labor, la de ayudar a llevar el Sporting a cada rincón de Asturias. Si no vamos de la mano del club, somos una isla. Hay que establecer sinergias y con este nuevo protocolo vamos para atrás.
–¿Qué iniciativas tienen en marcha ustedes para esa labor?
–Hay acciones a nivel de Federación, a nivel de apoyo a peñas y también compartidas con la Fundación del club. En este último apartado, más con el anterior director, que tenía un funcionamiento más activo, que ahora. Hablamos de proyectos como campañas de donación de sangre o de recogida de alimentos, hasta la "Escuela de Padres" para inculcar valores del fútbol en sentido positivo o "Jóvenes valores", en el que jugadores hablaban con niños. En Fitur nos han dado un premio recientemente por estrenar la campaña "Turismo deportivo" compartida con el Leganés. Las peñas no son solo farturas y aniversarios. Tenemos pensado recuperar la concentración de peñas el próximo verano.
–¿Por qué se canceló el año pasado?
–Nos quedamos compuestos y sin novia. El club se había comprometido a llevar a la plantilla a Laviana y luego no se cumplió. Espero que podamos hacerlo ahora con el club. Espero que sí. Insisto, sin ellos somos una isla. De la misma forma que el club sin su gente es un jardín sin flores. El camino juntos se hace más fácil.
–¿Entienden que el club dé un trato preferente al abonado frente al peñista?
–Nosotros hablamos de sportinguistas. Entiendo que el abonado hace un esfuerzo económico, en muchas ocasiones importante, y el club tiene todo su derecho a darle todos los beneplácitos que correspondan. Pero si hablamos de peñistas, unos 2.500 de nuestros asociados son abonados. Y los que no son abonados, viajan y pasan por taquilla cuatro o cinco partidos al año. Tampoco es bueno hacer distinciones. En otro grupo podemos meter entonces a los accionistas. Por cierto, no lo soy y me hubiera encantado participar en la última ampliación de capital. No se me dio la opción.
–¿Por qué es importante cuidar al peñista?
–Porque somos parte importante de la afición y porque supone cuidar el pasado y el futuro del club. Veo bien iniciativas como el "plan de lealtad". Cuanta más voz se dé al aficionado, mejor, pero para socializar también hay que bajar al barro.
–¿A qué se refiere?
–Se quiere aumentar el aforo en el nuevo Molinón. Pues para llenar esas butacas habrá que captar gente. Volvemos a la importancia de sembrar sportinguismo. Hay cuatro pilares en este club: la afición, Mareo, El Molinón y los veteranos. Todos son valorados por el peñista, especialmente a esos jugadores que representan nuestra época dorada. No sé si el club les está valorando tanto.
–¿Será El Molinón sede del Mundial 2030?
–Si me pregunta si me hace ilusión, sí. Pero me ilusiona mucho más que El Molinón se mantenga como el campo más antiguo de España. Se puede hacer una reforma del campo, es necesario, pero sin perder su esencia.
–Le veo reivindicativo.
–No quiero que todo esto se entienda como un tirón de orejas. La Federación quiere extender su mano para llegar a sinergias. Nos necesitamos.
–¿Confía en que David Guerra les llame tras leer esta entrevista?
–Espero, deseo y ha quedado en ello.