El Sporting solo resiste en El Plantío: empate (0-0) agónico que reduce la renta sobre el descenso en cuatro puntos

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

El Sporting arañó un empate (0-0) de El Plantío. El punto, de sutura, puede ser poco o una barbaridad a la espera de diez jornadas de nuevo muy angustiosas en Mareo. El Sporting de MAR fue más que nunca el de Abelardo: un equipo ordenado, serio, que buscó hacer daño a la contra. Insua rescató un punto in extremis que deja la distancia sobre el descenso en cuatro puntos. Orlegi debe atar ahora su presente mientras sigue construyendo su futuro. Ramírez sigue buscando a su equipo. El Sporting, ahora sí, luchará por segundo año consecutivo por mantenerse en el fútbol profesional. Ya no existen vendas que puedan tapar la realidad. Dura. Pero que la nueva propiedad debe afrontar con la misma determinación con la que asume cambios estructurales en el denominado “proceso”.

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Burgos C.F.
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Sporting
Burgos C.F.
Caro (1), Areso (1) , Córdoba (2), Goldar (2), F. García (2); Mumo (2), Elgezabal (2), Atienza (2), Curro (2), Mourad (2), Valcarce (1)
Cambios

Castel (1) por Mourad, min. 63. Artola (2) por Valcarce, min 63. R. Navarro (2) por Atienza, min 63. Matos (1) por F, García, min 70

Sporting
Cuéllar (2), Rosas (2), Insua (3), Cali (2), Diego (2); Varane (2), Marsà (3), Pedro (3); Aitor (1), Cristo (0) y Otero (1)
Cambios

Queipo (1) por Varane, min. 67. Jordan (1) por Aitor, min 70. Pol (1) por Cristo, min 70. Jony (s.c) por Rosas, min 90. Rivera (s.c) por Pedro

Árbitro: Milla Alvendiz. Amonestó a los locales Mourad, Elgezabal, Atienza. Y a los visitantes Otero, Marsà y Rivera
10.532 espectadores, con 1. 500 seguidores rojiblancos en las gradas.

Miguel Ángel Ramírez barruntó la revolución de El Plantío desde el mismo desenlace de la dolorosa derrota en El Molinón ante el Mirandés. Ya no era solo por la presión con el descenso, que también, sino ante la necesidad de dar un golpe en la mesa. De cambiar algo. La victoria de la Ponferradina de Gallego ante el Alavés tensionó aún más la situación, casi dramática cuando los rojiblancos se fueron a la cama del hotel NH Palacio de Burgos. Pero las decisiones –estructurales y algunas duras– ya estaban tomadas. Sobre todo, dos: el regreso de un líder del vestuario como Cali al centro de la zaga; y, ante eso, el paso adelante de Marsá: el catalán partía como si fuera un pivote –en detrimento de Rivera– en un centro de campo muy físico junto a Varane y a Pedro, ligeramente avanzado. Y con Cristo haciendo de Djuka en un trío atacante veloz junto a Otero y a Aitor. La clave para este angustiado Sporting ya no era jugar bonito, o adaptarse a un determinado estilo, sino competir para alejarse de un abismo de dimensiones históricas. 

La Mareona soplaba a favor, con millar y medio de desplazados, sabedora de lo que se jugaba era mucho. Sin Gaspar Campos, Calero, puro nervio en la banda, cedió todo el protagonismo a un jugador que cuando está bien es de otra categoría: Curro. No se sabe de qué juega el andaluz, si es un banda, un media punta o un falso delantero. Pero aparecía –y estaba– en todas las acciones de peligro. Estuvo a nada de costarle un disgusto al Sporting, que no lo detectaba: tuvo la más clara en un disparo que rebotó el larguero. Mourad no pudo después completar la jugada y la mandó fuera cuando Cuéllar estaba lejos de la portería. Luego avisó con otro disparo de media distancia. Pero se topó con el Pichu.

 Los de MAR saltaron al campo esmerados en no cometer ningún error. Ordenados. Empeñados en igualar el pundonor de los locales, equipo revelación de la categoría. Pero, sobre todo, muy tensionados. Más preocupados en recuperar la contundencia defensiva que en inquietar a un Caro que vivió el primer tiempo como un espectador. Salvo en el arreón de los últimos quince minutos, el meta local solo rebotó un disparo manso de Pedro. Una arrancada en solitario de Marsà sí rompió la zaga burgalesa. Pero su envío no encontró aliados. El partido se fue cero a cero al descanso. Siguió el Sporting con el mismo patrón tras la reanudación: ordenado, incluso algo replegado, y a la búsqueda de una contra. El Burgos se vio más tiempo de esperado con el balón. Por instinto buscaba en largo a Mourad. La zona ancha era de Varane, excelso. El medio francés, firmado para el filial, completó un partido mayúsculo en sus labores: recuperaba y jugaba. Fácil. Aire para los de MAR. Un córner para el Burgos terminó en Caro saliendo de su guarida. Cristo ya se relamía. El partido estaba a un detalle. Lo tuvo de nuevo Curro, que se encontró con un balón muerto dentro del área. La mandó a la grada. Calero y Ramírez movieron piezas; sorprendió el movimiento del técnico canario con la salida de Varane, buscando más colmillo. Queipo, Pol Valentín y Jordan entraban al campo. Otero pasaba a ser el 9. Los últimos minutos fueron un ejercicio de supervivencia para los rojiblancos. El Burgos se lanzó a por el ataque como si le fuese la vida. El Sporting, agazapado. Cuéllar le sacó a Curro una. Y, después, Pablo Insua apareció providencial para sostener el punto. El central sacó en la línea un remate mal rebotado de Otero. La tecnología confirmó el milagro. Otero tuvo la última. Al Sporting le quedan cuatro puntos de colchón y diez jornadas de infarto

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