Relato de una pesadilla: los protagonistas del Sporting recuerdan el 25 aniversario del descenso un año "durísimo"
Los rojiblancos descendieron a falta de ocho jornadas y tardaron 23 partidos en ganar
"Ibas por la calle paseando y la gente te increpaba. Recuerdo que iba con mi novia, hoy mi esposa, y había aficionados muy enfadados: te insultaban, te reprochaban... Pero era normal. Yo lo entendía". Lo cuenta Kaiku, exjugador del Sporting que vivió en sus propias carnes el “desastre del 98”, el que acabó con el descenso del Sporting a Segunda con números de sonrojo. Por ejemplo, los gijoneses estuvieron hasta 23 partidos sin ganar y consumaron el descenso matemático a falta de ocho jornadas para el final. LA NUEVA ESPAÑA recuerda uno de los peores momentos –sino el peor– en la historia del Sporting: la campaña 1997-1998. Hoy, 22 marzo, se cumplen veinticinco años de aquel descenso. La confirmación de uno de los mayores ridículos del fútbol español se dio tras empatar en El Molinón (0-0) contra el Mérida.
"Fue un año horroroso por todo", señalan algunos de los protagonistas y que manchó en cierto modo el nombre del centenario club. Porque el equipo rojiblanco terminó el curso con la peor puntuación de la historia de Primera División: 13 tristes puntos. Ese equipo consiguió solo vencer en dos encuentros: frente a Espanyol y Racing. Y no sumó su primer punto hasta la jornada 7 con un empate a (1-1) frente al Valladolid. "Íbamos casi tapados y camuflados a entrenar", dice otro jugador de aquella plantilla. "¿Qué pasó? Pues no sé. Si supiésemos qué pasó lo habríamos corregido. Fue un año muy duro", añade José Manuel.
El saldo es hoy en día aún insuperable: 2 victorias, 7 empates y 29 derrotas. 31 goles a favor y 80 en contra. Cuatro entrenadores pasaron por el banquillo de El Molinón: Miguel Montes (4 partidos), Antonio Maceda (11 partidos), José Manuel Díaz Novoa (16 partidos) y José Antonio Redondo (7 partidos), a quien le tocó coger las riendas del equipo en el peor momento. Y una plantilla con muchos jugadores de la casa. Pero también con una mezcla de futbolistas de fuera: Cheryshev, Lediakhov, Kosolapov, Popovic o Kucharski, con el dorsal 9, una de las grandes decepciones. En la presentación aseguró que no era el 9. En los primeros entrenamientos ya causó una sorpresa negativa.
"Trabajábamos mucho. Trabajábamos, pero después llegabas al partido y... A la mínima nos marcaban gol. Creo honestamente que merecimos muchos más puntos", recuerda Pablo Díaz. "El equipo tan malo no era para hacer la temporada que hicimos", repite Kaiku. "Fue un querer y no poder constantemente. Preparábamos los partidos para intentar ganar. Pero luego siempre perdíamos", explica Novoa. Cuentan los protagonistas que todo salió mal.
Desde el mismo verano, con la planificación del equipo, repleto de jugadores sin experiencia en la categoría. Un vestuario "muy joven". Luego con la elección de la pretemporada, en Saldaña (Palencia). Varios jugadores apuntan que las condiciones de los campos no eran "las mejores" para comenzar a preparar el curso. También aquellas carreras por los montes. "Era todo correr, correr, correr", rememoraba el ruso Cheryshev en un documental de Movistar, uno de los jugadores de aquella plantilla. Hubo momentos de tensión. El estreno en Compostela ya es un aviso: el equipo cae 2-0 y deja muy malas sensaciones. "Recuerdo cuando me ofrecen el cargo. Vino José Fernández a pedirme enderezar aquello. Creía que se solucionaría el tema. Eran las últimas balas. Creo que era el tercer entrenador. Y no habían ganado un partido en prácticamente toda la primera vuelta. El equipo ya estaba, ya estaba mal. No era que no quisiéramos, era que no podíamos", añade Novoa.
"Recuerdo un partido de Copa del Rey en el que nos dejaron encerrados en El Molinón. Había fuera mucha gente esperándonos", añade Kaiku. "Al final hubo jugadores que no querían jugar. Otros que sabían que no iban a seguir y ya no estaban muy implicados", explica otro futbolista de aquel grupo, que añade: "El vestuario era más o menos sano, no había mal vestuario, pero sí hubo algún roce. También es verdad que había grupos: por un lado los rusos, por otros los jóvenes....", recalca. La plantilla recuerda un incidente en un entrenamiento: un roce entre Cheryshev y Trotta en una sesión en El Molinón a puertas abiertas. "Trotta tenía mucho carácter", sentencia Kaiku para cerrar uno de los capítulos más bochornosos de la historia del Sporting.
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