Segunda División | Los equipos asturianos

Queipo y el Sporting, un futbolista "inspirado por el miedo a ser uno más": de la petición del 10, a la música "underground"

Estudia tercero de ADE, vive con sus padres y es el jugador de moda en Mareo / "Me gustar llegar a casa y no oír ni ver nada de fútbol", cuenta el rojiblanco

Dani Queipo, durante un momento de la entrevista. | Luisma Murias

Dani Queipo, durante un momento de la entrevista. | Luisma Murias / Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

"No soy más ni menos que nadie". Dani Queipo Menéndez (La Fresneda, Siero, 2002) es el jugador de moda en el Sporting. Su espectacular gol en Las Palmas ha puesto el acento a un año, el de su debut, en el que ha ido a más. La popularidad no le ha restado frescura, ni naturalidad. "Soy un poco raro", asegura, con una ironía a la que recurre varias veces en su distendida conversación con LA NUEVA ESPAÑA. Hay una frase tatuada en su piel que le define: "Inspirado por el miedo a ser uno más". Regatea los tópicos. Ahora, una lesión le obligará a parar "al menos dos semanas". Espera volver pronto para firmar una permanencia sin apuros.

–¿Cómo entró el fútbol en su vida?

–Empecé en Lugones. Participaba en unos entrenamientos que organizaba el Ayuntamiento en el polideportivo, dos días a la semana. Luego empecé ya en el Lugones, pero combinándolo también con esos entrenamientos, que pasaron a hacerse en La Fresneda. Llegué al fútbol un poco de rebote. Soy hijo único, mis padres no tienen ninguna afición por el fútbol. No sé. Fue jugar en los recreos e ir a más.

–Llama entonces al Xeitosa. ¿Cómo un niño de 8 o 9 años se decide a venir de Lugones a Gijón a jugar?

–No sé. Mis padres me dijeron que ellos hacían lo que yo quisiera. Quedamos para hablar con el Xeitosa y tuvimos muy buenas sensaciones. Solo les puse una condición: llevar el 10 en la camiseta. Aún tengo amigos de esa etapa. Tenía un entrenador que se llamaba Rubén, tenía un genio… uf. Con Brito (presidente y fundador) no coincidí mucho.

–Y de ahí, al Sporting.

–Me llamó el Sporting, el Oviedo y algún que otro equipo. Siempre tuve claro que quería venir al Sporting. La cantera del Sporting estaba un poco más desarrollada, siempre estaba por delante.

–Usted tiene muchos amigos de Oviedo y, supongo, del Oviedo.

–Por desgracia, sí (se ríe). Mis amigos son del Oviedo, pero ahora son también de Dani Queipo, así que tiran un poco por el Sporting.

–¿Cuándo se dio cuenta de que el fútbol iba en serio?

–No hace mucho. Siempre pasé un poco desapercibido en las categorías inferiores, sin hacer mucho ruido. Cuando pasé al filial lo vi más cerca, pero tampoco. Es a día de hoy que no esperaba estar aquí, ni mucho menos.

–¿Siempre jugó en ataque?

–Banda casi siempre. Mucho mediapunta… En infantil jugué en punta, ya sabe, bajando balones con mi gran envergadura (se ríe).

–¿En quién se fijaba de niño?

–Me gustaba mucho Isco. El Guaje Villa… puf… Ojalá llegar a su nivel algún día. Me fijaba en los pequeñitos con mucho control de balón.

–Vive aún con sus padres.

–Sí. Mi madre ya prevé que me puedo ir de casa en cualquier momento, pero tampoco me lo planteo. Estoy a gusto. Me lo tomo con calma.

"Soy raro, reservado, no me gusta dar que hablar"

Dani Queipo, durante un momento de la entrevista. | Luisma Murias / Ángel Cabranes

–Dice Miguel Ángel Ramírez que es un ejemplo para los niños. ¿Sigue estudiando Administración y Dirección de Empresas?

–Sí. La presencialidad no la mantengo mucho. Estoy llevando la carrera a través de una academia. He empezado el tercer año. No es una pasión por los números, pero me entretiene. Es interesante. Es útil para el día a día. Inicié mis estudios en el Colegio Público de La Fresneda y la ESO y el bachiller lo hice en el Loyola, en Oviedo. Siempre se me dio bien estudiar. Empecé la carrera porque es importante y nunca sobra. Hay mucha gente que se arrepiente y empieza a los 40. Es muy respetable, pero yo no quería arrepentirme por no haber estudiado cuando me tocaba.

–Se le ve al entrenador especialmente cariñoso con usted.

–La relación que tiene con todos los jugadores es muy cercana. Los primeros días se sorprendía porque él era mucho de tocar, y decía que los del norte éramos muy fríos, que llegábamos a entrenarnos y ni saludábamos. Por petición suya lo vamos incorporando y porque ves que refuerza los vínculos.

–¿Recuerda haber hecho algún gol similar al de Las Palmas?

–Desde luego que no.

–¿Qué pensó en esas décimas de segundo en las que ve llegar el balón de Varane?

–No esperaba que Varane me viese porque estaba entre varios jugadores. Levanté la mano para ver si me la daba. Según la vi venir, no pensé en nada. Me dije: "hago esto y si sale, sale". En el momento que caigo tras hacer la pirueta, miré y vi que todo el mundo se quedó parado. Hasta el línea. Los de mi equipo como que no lo celebraron. Quedé un poco parado también y pregunté: es gol, ¿no? Ahí ya lo celebré.

–Usted hizo kárate de pequeño, ¿hubo ahí inspiración?

–Se podría decir que sí, que el kárate me ayudó en el gol. De hecho, acabé dejando el kárate porque no lo podía compaginar con el fútbol. Gracias a Dios que lo dejé (se ríe). De crío hice kárate, tenis… Muchos deportes. Siempre fui muy coordinado y se me daban bien. Todos los veranos iba a un campamento multideporte.

–¿Cuántas veces ha visto el gol?

–Unas cuantas. Y me gustará seguir viéndolo. Ningún gol que haya metido se acerca, ni de lejos, a ese. Y mire que intenté veces un gol así. Todo el mundo me preguntaba: "¿Cómo se te ocurrió eso?".

–¿Se lesiona en el gol?

–Creo que sí. Mi sospecha es esa. No noto nada en el momento, pero sí a medida que pasan las jugadas.

–¿Cuándo volverá?

–En principio, dos semanas. Nunca he tenido ninguna rotura muscular. Solo contracturas. Ha sido el músculo sartorio, del muslo derecho. Es raro para un futbolista. Gonzalo (Revuelta), el doctor, me ha dicho que es el primer caso que ha visto en su carrera.

–Juanele decía hace unos meses en LA NUEVA ESPAÑA que usted era el jugador del Sporting que más le gustaba.

–No tuve la suerte de verle jugar, pero que una leyenda como él hable así es un orgullo.

–¿Cómo gestiona el "boom" que ha vivido?

–A veces es difícil. Soy una persona reservada, no me gusta dar que hablar. Que vayas a cualquier lado y te puedan reconocer… Asimilándolo.

–¿Ha tenido que acotar sus salidas por Oviedo, por ejemplo?

–Sí, claro. Por Oviedo y por cualquier lado.

–¿Cómo maneja las redes sociales?

–Trato de no leer nada de Twitter. A mis amigos, que antes me pasaban cualquier cosa, les he dicho que no me interesa saber ni lo bueno ni lo malo sobre mí. Siempre tuve mucha cautela a la hora subir cosas. Es lo que nos inculcan también en el Sporting.

–Gaspar, canterano como usted, se ha liberado en Burgos tras un año de lidiar con la presión ¿Cómo lo lleva usted?

–Gaspar creo que necesitaba abstraerse del ambiente de aquí. En mi caso no he notado esa presión de ser canterano. Lo he llevado con bastante naturalidad. Ojalá siga así.

–Dicen de usted que tiene muchas inquietudes.

–Me gusta llegar a casa y no oír ni ver nada de fútbol. Me quiero abstraer un poco del día a día. Me ayuda a desconectar. Hay más vida después del fútbol. El futbolista no es solo lo que ves en el campo. Me definiría como una persona bastante rara. En cuanto a gustos soy raro. Me gusta la música que pueda escuchar cualquiera en una discoteca, pero no es la que me pongo en casa.

–¿Qué música escucha?

–De todo. Desde lo más "underground" en España, a una sesión internacional de chill-out. Me gusta mucho conocer nueva música. Escucho mucho a Diego 900, Psycho…

–¿Cómo desconecta?

–Me gusta quedar con los amigos. Unos días un café, otro día a jugar a los bolos, de compras… Cualquier cosa es buen plan.

–Lleva varios tatuajes en el brazo.

–El primero fue un anillo de un videojuego, el Uncharted, que dice: "sic parvis magna" (la grandeza nace de pequeños comienzos). Me gusta reflejar mi personalidad en ellos. También por estética.

–Han asomado la cabeza este año muchos canteranos.

–Me encanta entrenarme con Aspra, Nacho Martín, Diego Sánchez… No me sorprende que hayan llegado, sé su nivel.

–Es el máximo goleador con Ramírez.

–Nunca fui un goleador, pero me estoy encontrando de cara con el gol esta temporada. No podré ayudar ante el Granada, espero que el equipo encuentre otro buen goleador.

–¿Hubo conjura la pasada semana?

–Son reuniones que fomentan hacer grupo y demostrar que vamos todos a una. Era necesaria esa reunión (de la semana pasada). Tanto en el campo como en el día a día se está notando un plus. Los preparadores físicos nos comentaban estos días que los datos de kilómetros recorridos han sido increíbles, que con un jugador menos hicimos lo mismo que todo Las Palmas.

–¿Habló con ustedes Irarragorri?

–No, esta vez no.

–¿Confían en dar la vuelta a la situación?

–Desde luego que sí. Es importante tener un objetivo común y darlo todo por el de al lado. Se está viendo. Hay que darle a la situación la mayor naturalidad posible, no tratamos de compararnos con el año pasado para no llegar a la última jornada a eso. Tenemos que arreglarlo antes. Ganando dos partidos nos vamos a distanciar. Vamos a llegar al final de temporada con más tranquilidad.

–¿El Sporting de las últimas jornadas es el modelo?

–Estamos encontrando esa personalidad de no conceder ocasiones fáciles. Sobre todo, de tener intensidad. La clave en Segunda es ser intenso y sacrificado en los esfuerzos. Si lo consigues, estás de mitad de tabla para arriba, fácil.

–¿Hay que hacer un curso de VAR para entenderlo mejor?

–No me voy a meter en polémicas, pero comparto todo lo que dijo el presidente.

Suscríbete para seguir leyendo