El Molinón cierra la temporada con bronca y algún pañuelo
Alfonso Villalva y Martin Hollaender acompañaron a David Guerra en el palco presidencial
A. M
El resultado del último partido del Sporting (1-4 ante la Ponferradina, que llegó descendida) acrecentó el enfado de El Molinón, que ayer mostró toda la frustración que lleva dentro después de una temporada donde venía aguantando mucho encima. Ayer, el campo, que registró una entrada de 13.430 espectadores, una de las más pobres en tiempo, mostró a las claras su enfado con lo logrado por el club durante el curso. Y la necesidad de cambios. El Molinón perdió la paciencia.
El ambiente, eso sí, comenzó aparentemente calmado; pero se tensionó con el paso de los minutos mientras iban cayendo uno a uno los goles de la Ponferradina, hasta cuatro. Lo peor: el segundo tiempo. Muy duro. Por todo, y las malas sensaciones. Y el estadio, que otras veces llevó en bolandas al equipo, no aguantó más al finalizar el partido, con una bronca importante. Pero desde el primer tiempo hubo cánticos y pitos, cuya intensidad fue a más y a más con el devenir del partido. La historia no fue a más gracias, en parte, a las despedida de Aitor García, Jony o Pichu Cuéllar, que silenciaron por momentos esos cánticos y convirtieron el estupor y el enfado en agradecimiento por todos los años que han defendido al club.
"¡Fuera!", gritaba la grada en varias ocasiones, quejándose por el pobre espectáculo que ofreció el equipo. Los cánticos pusieron el foco en los futbolistas en muchos momentos del partido, exigiendo a los jugadores un punto más de intensidad. "¡Esta camiseta no la merecéis!", "¡esta camiseta no la merecéis!", se quejaba una y otra vez la gente del Sporting con el encuentro. Alfonso Villalba y Martín Hollaneder, dos de los pesos más fuertes de Orlegi Sports, estuvieron presentes en el campo, siguiendo muy de cerca la última tarde de una temporada muy dura y tomando nota de la situación. En algunos momentos el enfado del estadio rojiblanco también se dirigió sobre el entrenador, Miguel Ángel Ramírez.
También hubo apoyos para Leonel Miguel, debutante como titular con el primer equipo y que tuvo el infortunio de marcar un gol en propia antes de ser reemplazado en el descanso. El público arropó al joven futbolista en su primer partido desde el comienzo. De hecho le dedicó una ovación en una acción defensiva. Y con Guillermo De Amores, al que le tocó un debut muy accidentando. Con algo más de cuarenta minutos, encajó tres goles. El último, un palo. Pero el sportinguismo quiso aplaudir al portero uruguayo en su último y único encuentro.
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