El reto al que aspira Ramírez en el Sporting que solo está al alcance de Ciriaco, Acebal, Marcelino, Preciado y Abelardo

Cinco entrenadores han sido los únicos en completar una segunda temporada en el club rojiblanco en los últimos 35 años

Miguel Ángel Ramírez.

Miguel Ángel Ramírez. / Juan Plaza

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Gijón

Desde que en 1988 José Manuel Díaz Novoa finalizara su etapa más longeva como entrenador del Sporting, con cuatro campañas completas al frente del equipo, ocupar el banquillo rojiblanco se ha ido convirtiendo en una profesión de alto riesgo. En los últimos 35 años, solo Ciriaco Cano, Pepe Acebal, Marcelino García Toral, Manolo Preciado y Abelardo han conseguido completar al menos una segunda temporada en el conjunto gijonés. Es el reto al que ahora se enfrenta Miguel Ángel Ramírez tras una primera campaña a la que llegó en marcha y acabó con un resultado decepcionante.

En los últimos 35 años, han sido 33 los entrenadores que han pasado por el Sporting incluyendo al propio Miguel Ángel Ramírez. La media indica que el club tuvo casi un entrenador diferente por año, un síntoma de que algo no funciona como se espera. La caída a Segunda División, en tres etapas diferentes, y las urgencias para volver a la máxima categoría, llevaron a limitar la paciencia y exigir resultados con una velocidad que acabó simbolizada en la acumulación de técnicos al frente del equipo.

En todo este tiempo, Manolo Preciado y Abelardo han protagonizado las dos grandes excepciones. Especialmente el cántabro, siendo el que más tiempo ocupó el cargo de manera continuada, al ser despedido en su sexta campaña como entrenador del Sporting. Entre medias, un regreso a Primera División para el recuerdo en 2008. Tras él, Abelardo llegó después de ser entrenador en categorías inferiores para abrir su primera etapa al frente del primer equipo metiendo al conjunto gijonés en play-off en 2014. Le siguió un ascenso a Primera al año siguiente para después conseguir una heroica permanencia con el club castigado sin poder fichar. Fue destituido en la que estaba siendo su cuarto año seguido como técnico de los gijoneses. Desde entonces, permanentes cambios.

El mismo Abelardo ha sido el último en no poder completar una segunda temporada en el Sporting. Firmó la salvación en 2022 y después, su falta de entendimiento con Orlegi acabó por separar sus caminos superado el ecuador de la campaña, provocando la incorporación de Miguel Ángel Ramírez. El entrenador canario, seguido desde hacía tiempo por el grupo mexicano, firmó hasta junio de 2024 con la idea de compartir un proyecto a medio plazo en el que aportar sus experiencias en las categorías inferiores de la selección de Qatar, Independiente del Valle, Internacional de Porto Alegre y Charlotte. El reto, construir un equipo que vuelva a aspirar a pelear por lo más alto.

Si bien la llegada del grupo Orlegi supone un antes y un después en lo vivido durante los últimos años en el club, lo cierto es que en su primera campaña la tendencia en cuanto a cambiar de entrenador ha continuado. Miguel Ángel Ramírez ha incluso señalado en varias ocasiones que quizá una de las causas de los malos resultados en estos últimos años se deba precisamente a centrar todos los problemas y todas las soluciones en la figura del entrenador. El club ha querido protegerle en los momentos más duros, con el Sporting metido de lleno, nuevamente, en la pelea por librar el descenso. El mensaje siempre ha ido encaminado en reforzar la confianza en su trabajo, en mantener la línea establecida y esperar a que los resultados lleguen como consecuencia. El equipo logró la permanencia matemática en la penúltima jornada, cerró la Liga goleado en casa por la ya descendida Ponferradina, y finalizó en un decepcionante decimoséptimo puesto.

El arranque de la nueva temporada invita a poder todos los contadores a cero. El inicio del verano ya ha dado muestra de la participación activa del entrenador en los fichajes. Tomó parte en la negociación con Rubén Yáñez, el primer y hasta ahora único refuerzo firmado por el conjunto rojiblanco de cara al próximo curso. El propósito, como señaló David Guerra al finalizar la temporada, es "construir un equipo que pelee por el play-off". Otra cosa es que las entradas y salidas que sea capaz de concretar el conjunto gijonés alcancen finalmente para poder llevar a efecto ese deseo.

El Sporting debe para ello intentar mejorar en los despachos detalles clave en este aspecto como el límite salarial, que la pasada campaña superó ligeramente los 9 millones de euros, algo que también se pretende en el nuevo curso. Con unas cosas y otras, Miguel Ángel Ramírez ya sabe de la exigencia de un club que tiene en la figura del entrenador una presión añadida para intentar escapar lo antes posible del pozo de la Segunda División. Tras dos años peleando por eludir el descenso a Primera Federación, el reto de sobrevivir en el banquillo del Sporting una segunda temporada es una tarea compleja.

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