Semanas, e incluso meses, antes de concluir la temporada, los responsables deportivos del Sporting, y de Orlegi Sports, asumían que tenían por delante un verano complejo. La reflexión y autocrítica era importante ante la necesidad de abordar cambios estructurales. ¿Qué había salido tan mal? Los informes de la Liga dilucidaban para los escépticos la importante apuesta que hizo la propiedad mexicana en gasto en plantilla. Salir del laberinto en el que estaba inmerso el club (dos años consecutivos siendo decimoséptimo clasificado y con varios jugadores en la plantilla con contrato en vigor y con fichas "pesadas") no parecía ahora una cuestión de meter nuevamente dinero a través de otra ampliación, sino básicamente de tomar mejores decisiones.
El contexto era muy delicado: el club estaba en disposición de reducir los ingresos por derechos televisivos, e iba a estar muy encorsetado para llevar a cabo la renovación en la plantilla que demandaban los técnicos ante los problemas para indemnizar a los jugadores descartados con contrato en vigor al computar estos gastos muy negativamente sobre el tope salarial. La estrategia de la dirección, en permanente comunicación entre Mareo y México, con Gerardo García comunicado con Israel Villaseñor, afincado en Gijón, y José Riestra, ejecutivo con más peso en este área, se ha llevado a dos velocidades: en el corto plazo reducir "el margen de error", y después ir con estos nuevos movimientos sentando las bases para el futuro. Después de dos mercados consecutivos donde el margen de error había sido mayor del deseado y donde el club realizó hasta 14 incorporaciones (11 en verano) y 3 más en invierno, el área deportiva acordó con los técnicos la búsqueda de perfiles muy marcados: la prioridad era firmar jugadores con experiencia en la categoría y que tuviesen desde el primer momento rendimiento. ¿Cómo? Eliminando una variable que, entienden los expertos, provoca que el impacto en la competición sea más lento: el mercado internacional. El porcentaje de jugadores que han ofrecido rendimiento en el corto plazo rendimiento en una categoría tan compleja como es Segunda División ni siquiera llega al 5%, apuntan los especialistas. En el primer curso de Orlegi Sports llegaron al Sporting siete jugadores sin experiencia en el fútbol nacional: Milo, Bamba, Carrillo, Jeraldino, De Amores, Izquierdoz y Otero. También, en cierto modo, José Marsà, formado en La Masía. Hoy solo Otero es pieza importante. Cali, de otra forma, tiene peso real en el proyecto. Asumiendo que las condiciones eran limitadas en lo económico, la dirección deportiva no se ha movido un ápice de su hoja de ruta: así, con el "pero" del "9", que aparece como el gran debe, fueron cayendo Yáñez, Pier, Hassan... Y, por último, Roque Mesa. Todos con bagaje en la categoría, y, salvo el caso del extremo del Villarreal, contratados o, como el defensa rumano, con opciones reales de continuar a largo plazo. Yáñez, Pier y Pascanu están ya ente los seis jugadores más usados por Ramírez. Hassan es el octavo. Claves desde el minuto 1.
¿Y cómo afrontar un lavado en la plantilla con estos condicionantes? Sobre todo, desde dos vías. Una, recuperar a los cedidos (Christian Joel, Enol Coto, Pablo García y Fran Villalba) que además venían con aires renovados y, en general, de hacer un buen año. Otra, asumir la salida de los contratos que finalizaban a 30 de junio para acelerar ese cambio de ciclo.