El Sporting sigue en ascenso: victoria de prestigio en El Plantío (0-2) para situarse segundos
El equipo gijonés continúa al alza (0-2) tras vencer en Burgos gracias a su efectividad en las áreas con un gran Yáñez y un extraordinario Dubasin

El Sporting presentó su candidatura en un estadio siempre desapacible como El Plantío. Venció donde no lo hacía desde hace más de tres décadas. La victoria se forjó donde se gestan las hazañas. A falta de espectáculo, el equipo gijonés fue pragmático, únicamente mejor en las zonas donde se deciden los puntos: en las áreas, Yáñez –propia- y Dubasin –contraria-labraron un triunfo que sitúa a los gijoneses en ascenso directo. La racha es notable: son ya seis victorias en los últimos ocho partidos.
Tiró Albés de galones y metió en el campo al que en este momento observa como su equipo más confiable. Jugaron de mano los mismos once que superaron al Cádiz en El Molinón. Por supuesto, también Olaetxea, pese a llegar mermado. Muy mal tiene que estar el de Abadiano para no ser de la partida con el técnico vigués. Escenario durísimo históricamente para los asturianos, El Plantío no parecía en ningún caso una sede para probaturas sino que más bien era el mejor altavoz para confirmar la candidatura a ilusionarse del proyecto. Por eso, no saltó de inicio al verde un meritorio como Campuzano. El futbolista que más goles promedia por minuto de Segunda División continúo una jornada más en el banquillo para volver a ejercer un papel de revulsivo. La hiperactividad de Dubasin y Otero alternando ambos la demarcación “9” pesa mucho en el criterio del entrenador gallego, seguro de que la verticalidad y velocidad que imprimen los dos son la mejor arma de este equipo para amenazar a sus rivales.
Salió el Burgos al partido con una determinación tan grande que el Sporting se quedó conmocionado. Grogui, pero nunca noqueado. La inspiración de Yáñez –acaba contrato en año y medio, en 2026- resultó decisiva para que los gijoneses aguantasen de pie un momento del partido absolutamente delicado. El meta se exhibió y después fue la suerte la que sostuvo al conjunto asturiano. Sacó dos manos de prodigio el catalán, que desde hace tiempo forma parte del selectísimo grupo de buenos fichajes en esta pobre época en Segunda División: la primera a un delantero insistente, como Fer Niño, y la segunda, todavía más difícil, a Atienza. Todavía hubo tiempo para más acometidas de los locales, con dos marchas más que su rival, y espoleados por un campo que aprieta como es El Plantío. La Mareona –parte afectada por el descomunal argayo que cortó el Huerna- resistía como su equipo a todo un vendaval ofensivo.

EN IMÁGENES: Así fue el Burgos-Sporting, con gran desplazamiento de la Mareona / Marcos León
La siguiente –fueron muchas en una deficiente primera media hora- llegó en otra cabalgada de Niño que con su potencia dejó inmóvil a Pier, que atraviesa un momento de forma más que preocupante. Su disparo rozó el poste. El mismo que apenas cinco minutos después rebotó un golpeo tremendo de Arroyo. Niño volvió a probar a Yáñez. También Sancris. Pero apareció Dubasin. Y mostró el camino: a falta de control, balones largos al espacio. El fútbol volvió a demostrar que no entiende de merecimientos sino que este juego va de acertar. Bastó con repetir el atajó: otro balón a la espalda de la zaga burgalesa para sacar ventaja de la zancada de Dubasin – la opción de compra que tienen los gijoneses por encima de los 1.5 millones comienza a ser ya una operación interesante-. Arroyo se desnortó y tiró al suelo al atacante rojiblanco, que celebró el penalti como si fuera un gol, consciente de que había sacado oro de la nada. Otero tiró de galones y engañó a Cantero. Con muy poco, los de Albés marchaban por delante. La faena del grupo de Ramis se estropeó en las áreas. Y ahí con Yáñez, Dubasin y Otero, el Sporting va holgado de talento. El 0-1 se aguantó hasta el descanso.
La pausa le sentó decentemente al equipo gijonés, que sobrevivió en el alambre. Sobre todo porque el parón contribuyó a bajar el ritmo de su rival. El Burgos haya no iba tan sobrado de piernas, comenzaba a pesarle su situación y el marcador. Los gijoneses mientras se reordenaron: asumieron con gusto un ritmo de partido más bajo al tiempo que comenzaban a acumular hombres en su propio campo para evitar las transiciones burgalesas. Diego Sánchez tuvo que pedir el cambio –entró Maras-. Y Albés metió cemento: Nacho Martín por Gelabert para equilibrar la medular, que fue ganando poco a poco terreno. Los de Ramis comenzaron a sentirse porque pasaban los minutos y ya no eran capaces de meter mano tan fácil a los gijoneses. Los cambios dieron equilibrio y orden. El encuentro se iba consumiendo sin grandes noticias – lo que indudablemente beneficiaba al Sporting- hasta que Dubasin se inventó una genialidad. Va tan sobrado de confianza este jugador que le nacen ideas de jugadores de mucho nivel. Cargó su pierna derecha desde 30 metros para ejecutar un golpeo que cogió una velocidad endiablada. Cantero se estiró en vano. El gol –el golazo- apagó las luces de El Plantío. Ya solo faltaba el gol de Campu. Pero el larguero impidió que el catalán siguiese mejorando su promedio. La Mareona festejaba en la grada. No es para menos: el Sporting rompe una racha de más de tres décadas sin ganar en Burgos y ya es segundo clasificado.
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