Iñaki Tejada | Exdirector de metodología del Sporting
Iñaki Tejada explica cómo fue su despido del Sporting y el trabajo en Mareo: "Me voy satisfecho y agradecido a los padres y a los niños"
"¿Si se debilita Mareo? No hago juicios de valor, era empleado de una empresa y el club toma sus decisiones"

Iñaki Tejada, en Mareo. / Marcos León

Llegó al Sporting en 1996 para trabajar durante ocho semanas en el Campus de Mareo. Se quedó más de veinte años. Tras un paréntesis entre 2017 y 2022, Iñaki Tejada (Bilbao, 1965) regresó al club de la mano de Orlegi para hacersce cargo de la metodología de cantera. En su conversación con LA NUEVA ESPAÑA no puede evitar emocionarse en varios momentos. El pasado viernes fue informado de su despido, movimiento que, reconoce, "no me esperaba". Este martes cumple 59 años.
–¿Quién y cómo le informan de su despido?
–Me lo transmiten tres personas: la responsable de Recursos Humanos, un abogado y Óscar Garro (director de fútbol base). Me dicen que no cuentan conmigo.
–¿Cuá es la razón expuesta?
–No hay más argumentos. Me entregaron la carta de despido después. En ella sí se detallan ciertas cosas, pero no creo que eso lo deba comentar aquí.
–¿Con qué sensación se marcha?
–Abrumado y emocionado, porque llevo días recibiendo muchos mensajes de cariño. No era consciente de lo que me aprecibaba la gente. Me voy satisfecho con el trabajo y agradecido a los padres y a los niños. Mi anterior salida me costó muchísimo, estuve enfermo de verdad. Ahora, no. Y le tengo un cariño atroz al Sporting. Trabajé 15 horas diarias, he dejado a la familia atrás. Ni en mis años en el primer equipo tuve esa sensación. Ahora, a descansar y a seguir formándome.
–¿Comparte el pensamiento de que su salida debilita la apuesta por Mareo?
–Nunca hago juicios de valor. No voy a opinar. Soy respetuoso con el trabajo de la gente. Lo que no depende de ti... El club toma sus decisiones. Era empleado de una empresa. El Sporting busca rentabilidad a través del fútbol y no hay más, ni para lo bueno ni para lo malo. De lo que no tengo duda es que el objetivo sigue siendo el de sacar buenos futbolistas.
–¿Cómo valora su etapa?
–Llegué en postpandemia, tras dos años de parón, eso provocó un deterioro del Mareo que había conocido. Había que volver a empezar desde bastante menos que cero. En captación se hizo y se está haciendo un trabajo inmenso. Cambiamos la metodología, partiendo de cuatro ideas basadas un poco del estilo que queríamos para marcar pautas de trabajo. Fue un primer año de mucha construcción. En el segundo año cambiamos la metodología porque entró otra persona y me cambiaron de rol, lo cual acepté. Pasé a ser gerente de fútbol base, adjunto a dirección. Sonaba a ascenso. Estaba todo correcto hasta el pasado viernes.
–¿Qué quedó por hacer?
–Me centré en generar bases. No hay que llegar al primer eequipo para debutar y que venga otro. Hay que crear certidumbres, un jugador que esté tiempo. El debut es bonito, pero la importancia es estar muchos años y a un buen nivel en un Sporting sobre el que pienso en Primera. Estoy muy satisfecho con el trabajo que estaba haciendo. Tras la evaluación de este último trimestre estábamos muy contentos con la calidad de los críos y pensábamos que teníamos un gran grupo para el futuro. Estaba muy esperanzado. Me recordaba al año que volví al filial y dieron el salto aquel equipo de los guajes. Por detrás viene una gran camada de críos, desde juveniles para abajo.
–El frustrado ascenso del filial y el exceso de fichajes en el Sporting Atlético centran las críticas.
–El equipo estaba en Tercera cuando llegué. Se intentó el año anterior con un grupo de buenos jugadores. De ese grupo hay gente en el primer equipo. Se sufrió un cambio de ciclo y había que modificarlo en el segundo año. El primer año estaban Nacho Martín y Varane de pivotes. También, en el grupo, Diego Sánchez y Queipo, aunque luego no participaron. El año pasado sentamos unas bases en el C con jugadores que ahora están en el primer equipo, como Mbemba e Iker. En relación a la gente nueva, abrir la residencia cambia las reglas. Viene gente y esa gente es de fuera. No es nuevo. Guerrero, Santi Jara, Yacine, Dani Ndi tampoco eran de Gijón y... Al final, lo importante es que haya potencial.
–¿Qué mensaje envía a esos niños que sueñan con jugar algún día en el Sporting?
–Que sigan. Esto es un juego. Un hobby. Tienen unas grandes capacidades, que intenten centrarse en ir a Mareo y marcharse con una sonrisa. En disfrutarlo. Las estadísticas dicen que es muy difícil llegar a ser futbolista profesional, pero sí pueden ser grandes personas. Solo es cuestión de dar siempre lo mejor de uno mismo. Ese siempre ha sido mi objetivo en el Sporting.
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