Rosas y Cazorla: de la admiración a la rivalidad

Semana Santa de 2015. Javi Rosas regala a su hijo, Guille, entonces un chavalín de apenas 14 años que comienza a destacar en Mareo en el cadete del Sporting, un viaje a los Países Bajos para seguir desde las gradas del Amsterdam Arena el amistoso internacional entre Holanda y la selección española que se disputaría unos días después, el 31 de marzo.

Aquella noche, La Roja cae en apenas tres minutos ante los Países Bajos por 2-0, con goles de De Vrij y Klaaasen, en una exhibición de un entonces jovencísimo Memphis Depay, al que destacan los cronistas. Aunque no pudo festejar el triunfo de España, Guille Rosas disfruta del espectáculo como un enano. Por entonces, ya era un enamorado del fútbol –eso no ha cambiado–, y vivir un partido de ese nivel en directo es un sueño. Antes, en la víspera del choque, padre e hijo patean la capital. Conocen los entresijos de la ciudad, que se encuentra repleta de turistas en plenas vacaciones.

Después, deciden acercarse al hotel donde se aloja una selección que reúne en su vestuario a jóvenes promesas y a grandes estrellas, y que se encuentra en plena regeneración tras los años más brillantes de su historia. A su recepción en el hotel acude Paloma Antoranz, entonces responsable de la comunicación de la selección española. El ahora lateral derecho rojiblanco viste con un chándal oficial del Sporting de la marca Kappa. Con él lleva una camiseta del Arsenal. Esa una de las elásticas a las que más cariño tiene y que forman parte de su enorme colección. Como le gustaba Cazorla, por su enorme calidad, además de por el hecho de ser asturiano como él, se la lleva consigo al hotel por si tiene la oportunidad de conseguir el autógrafo del en ese momento centrocampista del equipo gunner. Cazorla tiene entonces 26 años. Es un jugador ya contrastado en Europa.

Paloma Antoranz acompaña a Guille a una estancia del hotel donde se encuentran varios de los jugadores más importantes de la selección: por allí está el defensa del Fútbol Club Barcelona Piqué, entre otros, además de Cazorla. Santi accede encantado a firmar al chico su camiseta del Arsenal. Lo hace además con dedicatoria: "Para Guille. Un abrazo. Santi Cazorla", se puede leer en la esquina de la equipación del club londinense. Guille y Santi inmortalizan el momento. Y el chico regresa sobre sus pasos. Se va encantado. Hoy aquel chaval es Guille Rosas. A sus 24 años ya es uno de los mejores jugadores del Sporting, un ídolo para muchos críos en Gijón, y uno de los grandes líderes del equipo de Albés que busca conquistar esta noche el Tartiere. A sus 40 años, Cazorla es el símbolo del Oviedo y el oviedismo. Una lesión le mantiene como duda, aunque ha entrado en la convocatoria de Calleja. Habrá reencuentro.

Suscríbete para seguir leyendo