“Para él fue un orgullo ser el presidente del Sporting, se ilusionó mucho, pero también se quemó”, recuerdan los hijos de Juan Arango

“Siempre fue muy sportinguista, por encima de todo, por eso para él fue un orgullo ser presidente del Sporting. Se ilusionó mucho, pero también se quemó, hasta el punto de que nunca más volvió a El Molinón”. Así recordaron los hijos de Juan Pérez Arango al que fuera presidente del club rojiblanco entre 1999 y 2002. Su hijo Juan fue el que trasladó en nombre de la familia un mensaje de gratitud, en la capilla ardiente del tanatorio de Cabueñes, donde recibieron numerosas visitas de personas vinculadas al Sporting, previo al funeral que tendrá lugar esta tarde en la iglesia de San Pedro a las 18.00 horas.

David Guerra, presidente ejecutivo del Sporting, se trasladó para mostrar sus condolencias en nombre de la entidad, antes de poner rumbo a Granada, donde este domingo jugará el equipo rojiblanco. “En nombre del club y de todos los sportinguistas trasladamos todo el ánimo a la familia, estar junto a ellos, y recordar a alguien que tuvo su impronta en la historia del Sporting”, apuntó, para añadir después: “Una persona, por lo que me relatan, era autentica, y que iba de cara, y al que le tocó seguramente tomar decisiones complicados, pero que defendió al Sporting en todo el tiempo que le tocó”.

En esa visita le acompañó Pepe Acebal, quien fuera técnico del primer equipo durante la etapa de Juan Arango en la presidencia. “Tuve muchos presidentes, pero él me dio la oportunidad de entrenar al primer equipo, era una época complicada en todos los aspectos, intentamos hacerlo lo mejor posible”, reflexionó, para referirse después a su figura. “Era un paisano autentico, espontáneo, y que en ese momento puso al club económicamente al día”, apostilló.

José Luis Rubiera, durante muchos años jefe de prensa del Sporting, también dibujó su figura y cómo fue su etapa al frente de la entidad. “Era una persona imparable, nunca vi a nadie que fuera tan capaz de luchar para salvar obstáculos”, comentó. “Era incasable, con media siesta, ya era muy difícil seguirle el ritmo”, añadió. Y también se refirió a la famosa frase del “Véndovos Mareo” al Ayuntamiento de Gijón. “Le tocó una época de presidente terrible, en la parte económica principalmente, y esa frase es una anécdota de una realidad palpable que le tocó lidiar, pero que lo hizo defrente”.

Por Cabueñes también se acercó para darle su apoyo a sus familiares Eloy Olaya, al que Juan Arango llevó al frente de la dirección deportiva, en sustitución de Rosendo Cabezas. “El recuerdo es entrañable. Era una persona muy temperamental, nervioso y visceral, pero era una persona sensacional”, rememora. “Iba comer muchas veces con él, nunca dejaba pagar, y contaba muchas anécdotas e historias de su vida”, detalla.