Media hora con Lander Olaetxea. Su futuro en el Sporting, la relación con Albés, la crítica al sistema educativo y la burbuja del fútbol
"Albés influyó para que viniese al Sporting, pero no me ata; él hará su camino", cuenta el de Abadiano

Lander Olaetxea en Mareo. / Angel González

Lander Olaetxea (Abadiño, Vizcaya, 1993) llega al encuentro con LA NUEVA ESPAÑA con exquisita puntualidad. Una señal de respeto que revela el carácter de un futbolista que se aleja del estereotipo.
-Antes de nada, ¿cómo se encuentra en Gijón? ¿Contento?
-Muy bien. Es verdad que en lo deportivo nos falta dar ese paso que creo que se va a dar.
-¿Y en lo personal?
-En lo personal, muy bien. Estoy contento cerca de casa. Recibo muchas visitas familiares y de amigos.
-Le queda cerca Abadiano.
-Sí, a dos horas y media.
-¿Y cuándo descansa, aprovecha para ir?
-No suelo ir mucho, porque descansamos entre semana y están los niños en la guardería. Alguna vez sí, pero intento no ir mucho. Además a mis amigos y familia les gusta venir a El Molinón los fines de semana.
-¿Ve similitudes entre la cultura vasca y la asturiana?
-Cuando llegué, lo dije: hay muchísimas similitudes. A nivel de paisaje o de comportamiento de la gente. Somos muy parecidos en el perfil que tenemos como personas. La gastronomía también. He podido ver poco de Asturias, porque entre la familia y tal... no hemos tenido tiempo… Fuimos a Pajares. Y me sorprendió mucho (sonríe). Tener tan cerca la playa con la nieve… nos llamó la atención.
-Su profesión, que no ayuda…
Claro y que luego mi mujer trabaja en Bilbao y a veces he tenido que ir allí.
-¿Su mujer trabaja allí?
Trabaja sobre todo los fines de semana.
-¿A qué se dedica a?
-Es enfermera.
-¿Pero vive en Gijón?
-Estamos los cuatro, ella, mis dos hijos pequeños y yo. Lo que pasa es que cuando juego fuera, ella suele aprovechar y trabaja los turnos de noche en el hospital de Bilbao. A veces ella se va, entonces me quedo aquí con mi hijo mayor.
-Usted no encaja nada con el estereotipo de futbolista.
-Ya me lo han dicho más de una vez (risas).
-Es profesor y da charlas contra el acoso escolar. ¿Cree que quizá hay que darle una vuelta al sistema educativo? Da la sensación que a los niños se les enseña, pero no se les educa.
-Creo que habría que darle una vuelta al sistema educativo en el sentido de enseñar más en valores, más que en contenido. A raíz de aprender en valores, podemos centrar en aspectos más concretos como el acoso o trabajar más la empatía. A veces se va a algo muy específico, como las capitales de no sé qué país. Pero en lo que es la formación de las personas….
-¿Volverá a la educación cuando cuelgue las botas?
-Sí, porque siempre estoy ligado y mantengo el contacto. Es verdad que te sales un poco del mundo y cambian muchas cosas: el tipo de enseñanza o la metodología. Entonces sí que intento estar un poco enganchado para el día que no esté jugando a fútbol poder reengancharme de nuevo a la educación.
-¿Hay cosas del fútbol que le generan rechazo?
-Sí, pero como todo. Al final nosotros empezamos a jugar porque nos gusta lo que es el deporte. Y luego ya vas subiendo categorías y ves un poco cómo funciona. Y tienes que adaptarte a cómo está y cómo se sostiene hoy en día. Somos parte del fútbol. ¿Qué podemos hacer para mejorarlo? Pues intentar hacer un ambiente más sano y cercano. Podríamos estar en el día a día más en contacto con los aficionados, que vean cómo trabajamos o somos realmente nosotros. Un poco como era el fútbol de antes, que no fuese solamente la industria de ahora. Estamos alejados de la gente. En el Norte sí estamos más cerca del aficionado. Aquí sí que se puede establecer conversaciones en la calle con los aficionados. ¡Eso es lo bonito! Que la gente de la calle, los aficionados, te paren y te digan cómo ven ellos al equipo. A mí personalmente eso me encanta. ¿Sabe dónde se percibe más? En los pueblos. Ahí te paran, hablan. En los pueblos de Asturias son muy del Sporting. Es un poco como el Athletic en País Vasco. Creo que perder esa cercanía con la afición está en riesgo. Todo se ha vuelto tan mediático que a veces se desnaturaliza y se pierde la esencia. En los pueblos he visto esa esencia del fútbol.
-No les ayuda vivir en una burbuja
-Claro. Eso es lo que ha generado la industria esta del fútbol. Al final eso te separa de la gente. Yo primero soy aficionado. Y después futbolista.
-¿A usted le gusta cómo está el negocio montado?
-No, pero ya le digo que soy parte de él. Sería hipócrita criticarlo y luego estar metido. Evidentemente yo, como Lander Olaetxea, no soy capaz de cambiar esto. Pero sí intentar acortar esas distancias. Intentar que no sea tan marcada la distancia entre la afición o entre el pueblo y el equipo.
-¿Le preocupa lo que sucede fuera de la burbuja del fútbol?
-Intento mantenerme informado sin opinar mucho, porque creo que nos faltan muchos datos para tener una opinión formada. Me suelo reservar las opiniones. Me gusta estar al tanto de la actualidad y de todo lo que me rodea, pero creo que no conocemos muchos datos para estos debates que se abren al día a día. Está bien informarse, pero muchas veces nos condicionamos a tener una opinión cuando no estamos preparados para opinar de todo. Entonces me gusta estar al tanto de la actualidad y mantenerme informado, pero no entro en debates de nada porque la mayoría de veces tenemos un gran desconocimiento de muchos temas.
- Es el jugador con más minutos y está en el top de participación de Segunda, delante de porteros.
Me siento orgulloso y muy agradecido e intento devolver cada fin de semana esa confianza. Luego he tenido suerte también con lesiones.
-Pero también ha jugado con dolores…
-Sí, alguna vez ha tocado. Creo que el 90% del jugador tiene algún tipo de dolor.
-¿Albés le ha cambiado su vida deportiva?
-Para mí supuso un gran cambio en la manera de entender el fútbol y de jugar. Tengo muchas similitudes con él a la hora de entender el fútbol. Nos compenetramos en el sentido de que cuando él da una orden se me hace fácil entenderla. Al final yo llegué a Albacete siendo un “media punta defensivo” prácticamente. Él me ahí situó de pivote y me dio esos “tips” para adaptarme.
-¿Es un fastidio jugar de central?
-Para mí jugar nunca es un fastidio. Me gusta pensar lo que está pasando o analizar lo que está pasando para poder actuar. Puedo tener mis preferencias entre jugar de pivote o de central. Pero estar en el campo y pensar en cómo toca actuar, es lo que me gusta del fútbol. Esa partida de ajedrez, me llama.
-Desde la zaga se ve mejor.
-Claro. Lo ve de cara. Y estar presente es lo que me llena.
-¿Cuánto mide?
-No llego a 1.80.
-Pero en cambio es uno de los mejores jugadores de la Liga en duelos aéreos ganados…
-Intento aprovechar el cuerpo. El tiempo que jugué arriba me sirvió para darme cuenta de qué le fastidia al delantero. Entonces intento aprovechar aquello que me hacían a mí para hacerlo yo ahora y poder ganar las disputas.
-¿Esa capacidad para saltar le convierte en diferencial?
-Creo que tampoco es el salto, sino lo que marca realmente la diferencia es un poco la intuición. Saber dónde chocar o dónde puede caer el chocar. Es más importante que el saltar.
-Lleva dos tantos y el VAR le ha negado otros dos. Esa intuición le ayuda estar en las zonas.
-En ataque y en defensa es igual. Luego es que te den ese balón en la zona. El de Maras… ¡Fue increíble!
-Su cabeza privilegiada es la que realmente le ha ayudado a dar ese salto del nivel. El tomar siempre la mejor decisión…
-Es que eso no sale en las estadísticas: en los datos aparecen los kilómetros que corre o otras métricas. Yo no destaco en eso. Pero la intuición es la que ma ha ayudado a estar donde estoy ahora; a subir un porcentaje más también en todas estadísticas. Es lo que me ha empujado a ser jugador de esta categoría.
-¿Le dedica mucho tiempo al juego?
-Sí, sí que lo analizo. Me gusta ver porqué han pasado las cosas. A veces tengo una sensación de que ha pasado algo e intento revisar qué ha podido pasar o trato de buscar las causas de l desajuste que hayamos podido tener.
-La pregunta es obligada. Acaba contrato. ¿Le gustaría seguir?
-Sí, es una opción que valoro, pero quiero ver cómo afrontamos esta parte final de la temporada. Creo que va a marcar el camino. Mi mayor deseo y mi sueño es poder ascender a Primera División. Así también renovaría.
-¿No ve la temporada perdida?
-Para nada. Creo que nos está faltando esa dinámica que tienen todos los equipos; esa suerte de cuando un partido está así así y metes el gol en vez de quedar 0-0. Nos falta ese puntito para engancharnos de verdad. Ahora viene la fase importante. Estos dos meses son claves para engancharnos. Si lo hacemos, somos candidatos.
-¿Su futuro estará condicionado al de Albés?
-Rubén (Albés) influyó lógicamente en que esté aquí, pero no me ata. Evidentemente él hará su camino. Lógicamente me gustaría…. Al final ha marcado un poco mi carrera futbolística y me con él. Sí es un factor a tener en cuenta, pero para nada algo definitivo.
-¿Debe hacer el Sporting un proyecto en torno a él?
-No soy quién para decir esto. Pero confío en él, si esa es la pregunta.
-El equipo es un poco frágil en las áreas. Con poco os hacen daño y necesitan mucho para marcar.
-Sí, bueno, es que de hecho los datos creo que son así. Creo que generamos bastante y nos generan bastante poco. Y en cambio… En goles a favor y en contra está todo muy igualado. Es positivo que no nos generen mucho. Pero las que nos generan acaban en gol y eso también es significativo. En estos dos partidos hemos podido cerrar la portería, que no es fácil. Y desde ahí poder crecer.
-¿Os da seguridad la presencia de un central como Maras? Un perfil contundente y fuerte en duelos.
Tenemos buenos defensas. Es verdad que por la manera de jugar muchas veces nos exponemos mucho y defendemos alto. Pero presionando así es cómo hacemos daño nosotros realmente. Cuando robamos y salimos en un ataque más desorganizado del rival es cuando generamos. Cuando el equipo está ordenado nos cuesta más generar que cuando robamos y salimos. Es la teoría de la manta: de nosotros depende tirarla para abajo o arriba.
-Zulaika que intentó ficharle para el Real Unión y se tomaron juntos un café en Durango.
Él estaba en el Real Unión, yo terminaba contrato en Amorebieta. Dudaba de tener una experiencia fuera. Me ofrecía estar cerca de casa. Fue una opción que me planteé, no estuvo lejos de darse. Me llegó la oferta del Albacete y aposté por esa opción. Bromeamos con eso.
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