El Sporting, de mal en peor: derrota ante el Albacete en un partido con tres expulsiones y polémica arbitral
Una roja de VAR a Róber Pier a los veinte minutos abre un carrusel de discutidas decisiones rectificadas por Muresan Muresan con un conjunto gijonés sin atisbo de reacción
El pésimo arbitraje de Muresan Muresan no debe ocultar la preocupante realidad del Sporting. Cayó en El Molinón ante un Albacete que no ganaba fuera desde noviembre y solo la derrota este fin de semana del Eldense le libra de continuar acercándose peligrosamente a la zona de descenso. En el día en el que El Molinón sacó los dientes a Albés por primera vez, escudarse en el arbitraje, por malo que haya sido, es seguir jugando a engañarse. Si sales a verlas venir, es difícil prometer reacciones más allá de que las tres expulsiones, dos de ellas rojiblancas, y las continuas intervenciones del Var pongan el foco en el árbitro.
Todo lo que podía salir mal, salió peor. El día en el que Rubén Albés pidió a sus jugadores salir al 120%, dar un paso adelante para romper con la anestesia del empate, el Sporting protagonizó uno de sus peores inicios de la temporada en El Molinón. En cierta manera, se veía venir. Sin intensidad, plano y predecible, pasó lo que tenía que pasar. En un mal achique, con la defensa caminando hacia la línea del centro del campo, un balón largo del Albacete dejó en evidencia que el equipo iba a eso, a medio gas. Así fue la reacción de Róber Pier para intentar solucionar que le cogieran la espalda: lento y con una patada al aire que, lejos de encontrar balón, acabó en el pecho de Martón. El castigo fue doble.
Muresan Muresan, que señaló la falta y mostró tarjeta amarilla al central rojiblanco, fue llamado por el VAR. Si el colegiado gesticuló, de inicio, evidenciando el criterio con el que, a pesar de que Róber Pier era el último defensa, optó por amonestar ya que Martón se iba en dirección a la banda, algo que él mismo indicó con los brazos entre las protestas visitantes, y eso no implicaba una acción manifiesta de gol, cambió de criterio al revisar las imágenes. La amarilla se cambió por la roja directa. Iban veinte minutos y el Sporting se quedaba con diez en medio de una bronca que fue de inicio para el cambiante criterio arbitral, y terminó acompañando al propio Róber Pier, cada vez más lejos de su mejor versión, de camino a los vestuarios. Iría a más.
Rubén Albés movió el banquillo inmediatamente después. Pablo García fue llamado para saltar al campo por Nico Serrano. Colmó la paciencia de El Molinón, que señaló directamente a Rubén Albés. Hasta el punto de empezar a cantarle “no tienes ni p… idea”. Lo nunca visto antes con el entrenador al que menos se le ha exigido en Gijón en los últimos años. Todo tiene un límite y lo visto en el terreno de juego era cada vez más insoportable. Muresan Muresan acabó añadiendo leña al incendio.
Entre pitos y constantes pelotazos, el oasis de ver a Caicedo marcar un gol de cabeza. Fue después de que el ecuatoriano bajara un balón llovido y fuera capaz de darse la vuelta para estirar unos metros al equipo. Avanzó el Sporting por banda izquierda para que Pablo García centrara al segundo palo buscando la cabeza del “Toro”. Acabó anulado por fuera de juego. Iban cuatro de los cinco minutos de tiempo añadido y parecía morir la primera parte sin goles, pero Muresan Muresan vio un penalti más que discutido que se convirtió en el colmo para el Sporting y El Molinón.
Con Juanma, delantero del Albacete, recibiendo de espaldas en el área y Maras estirando su pierna por detrás, lo que los jugadores del Sporting entendieron como el contacto normal de una disputa, el árbitro lo entendió como un claro derribo. Todo, muy light, muy cogido con pinzas, como el propio conjunto rojiblanco. Morci cruzó con la zurda y aumentó el desastre rojiblanco.

El partido entre el Sporting y el Albacete en imágenes /
Gelabert saltó al descanso por un criticado Nacho Méndez en la semana en la que el capitán no ejerció de capitán con unas declaraciones a destiempo. Al margen de que pueda tener razón o no, en un momento en el que el Sporting se está jugando todavía sellar la permanencia, no se entienden los motivos para señalar el proyecto y abrir la puerta a su salida en junio. Hay tiempo para todo eso. El brazalete implica, entre otras cosas, ser ejemplo también en saber gestionar esas situaciones.
El inicio de la segunda parte se convirtió en una sucesión de oportunidades del Albacete en la que Martón y los fueras de juego del árbitro señalados en diferido mantuvieron vivo a un Sporting tremendamente vulnerable. Saltó Otero por Caicedo para intentar afilar un ataque inofensivo hasta ese momento. Arriesgó Albés colocando tanto al colombiano como a Dubasin casi a la misma altura, como referencias. Consiguió el Sporting llegar al área, a ráfagas. Dio un paso atrás el Albacete y la situación se reequilibró.
El partido fue al tran tran hasta que una nueva acción de Var convirtió una amarilla en una roja. Meléndez hizo una fea entrada por detrás a Nacho Martín, clavando los tacos en el gemelo del de Noreña, que Muresan Muresan dejó en amonestación en primer término. Se fue al monitor después, y cambió su decisión. La falta la sacó Juan Otero obligando a Lizoain a emplearse a fondo en la más clara de la segunda parte. El show con el arbitraje continuó.
Higinio reclamó un penalti después de que Yáñez se lanzara a los pies y llegara tarde al balón. No pitó nada, pero el colegiado mandó esperar para comprobar si el Var tenía algo que decir. Acabó yendo al monitor para señalar el penalti. Y después, deshizo la carrera para volver al monitor, entre el desconcierto general. Fue para percatarse que debía mostrar la segunda amarilla a Yáñez. Con todos los cambios agotados, Campuzano se puso los guantes para intentar detener el lanzamiento de Higinio. Lo tocó entre el “uy” de un Molinón que ya no sabía si abroncar o tomárselo todo a risa. No acabó ahí.
Con el partido en tiempo añadido, ocho minutos en concreto alargó el colegiado, y entre cánticos dirigidos al árbitro, en forma de insultos, y algún lanzamiento de objetos, Muresan Muresan no dejó reanudar y mandó a los jugadores a vestuarios. Diez minutos después, se reanudó con Diego Sánchez de portero y el Sporting pidiendo un penalti por manos del Albacete en el área. Pensar a estas alturas en Muresan Muresan sin antes asumir que urge hacer 50 puntos cuanto antes y que la imagen vista ante el Albacete no se puede repetir en El Molinón, sería una irresponsabilidad.
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