El Sporting gana la final de Elda: la era Garitano arranca con una agónica victoria (1-2)

Dubasin y Yáñez dan a los rojiblancos un triunfo vital para lograr la permanencia

Resumen, goles y highlights del Eldense 1-2 Sporting de la jornada 35 de LaLiga Hypermotion

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

El Sporting se agarra a la categoría tras salir vencedor de la agónica final en Elda. Los rojiblancos sufrieron una barbaridad pero conquistaron el Pepico Amat del Eldense con un triunfo (1-2) que puede valer muchos millones. Asier Garitano se estrena en Mareo con un triunfo que reconoce una historia centenaria. El escudo no se mancha. Y Dubasin y Yáñez, los de siempre, hicieron honor al club y, sobre todo, a su gente, abocada a un sufrimiento que no merece. Hoy, el Sporting ve más cerca el final de esta pesadilla. Quedan siete partidos. Pero si la meta es el salvase quien pueda, Gijón tiene en la mano continuar en el fútbol profesional. Sigue lejos del Olimpo. Pero ganar en Elda, con la que está cayendo, suena a una huida a prisas del infierno para ascender al cielo.

Eldense
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1 2
Sporting
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0-1, min 37: Gelabert. 0-2, min 63: Dubasin, de penalti. 1-2, min 87: Juanto Ortuño

Alineación Eldense

Dani Martín (0); Gámez (1), Piña (0), Barzic (1), Marc Mateu (1); Víctor García (2), S. Ortuño (1), Diawara (2), F. Vico (1); N. Quintana (1), Sekou (0)

CAMBIOS

Chapela (2) por N. Quintana, min 65. Juanto Ortuño (2) por Gámez, min 65. Masca (1) por Sekou, min 76. Collado (1) por F. Vico, min 76. Ropero (1) por S. Ortuño, min 82

Alineación Sporting

Yáñez (3); Kevin (1), Maras (2), Pier (2), Diego (1); Olaetxea (1), Nacho Méndez (1), Gelabert (2); Dubasin (3), Nico Serrano (1) y Otero (2)

CAMBIOS

Pablo García (1) por Nico, min 73. Rosas (1) por Kevin, min 81. Nacho Martín (1) por Gelabert, min 81. Campuzano (s.c) por Otero, min 90. Cote (s.c) por Olaetxea, min 90


Moreno Aragón (C. Madrileño). Amonestó a los locales Fede Vico, Víctor García y Barzic y al visitante Guille Rosas

Nuevo Pepico Amat: 5.752

Los “cambios” que anticipó Garitano a su llegada al Sporting alcanzaron más a las formas que a los nombres. Por nombres, de hecho, pudo ser perfectamente un equipo cualquiera en tiempos de Albés: Diego como lateral y no de central, el cuestionado Pier de titular en el centro de la zaga, el mismo centro del campo de siempre y un ataque que desde enero se cita de carrerilla. Tampoco hay mucho más mimbres, debió pensar Garitano. Irrumpió de nuevo Kevin Vázquez. Futbolista criticado por una parte del entorno, pero que ya estaba robando minutos a Rosas cuando el anterior inquilino del banquillo de El Molinón se afanaba en buscar seguridad en una zaga inestable. Rosas llegó a Elda arrastrando molestias y también cierta desconfianza tras sufrir en la debacle ante el Tenerife. 

La mano de Asier se evidenció más en los matices. Para empezar desde la pizarra: el equipo se forjó sobre un sistema convencional, 4-2-3-1; Olaetxea ya no ejercía como tercer central como antaño, sino que actuaba en el doble pivote con Nacho Méndez; mientras que Gelabert avanzaba su posición para acercarse a la zona del gol y actuaba de mediapunta, justo por detrás de Otero. 

Aunque el Pepico Amat se engalanó para agarrarse a la categoría y el campo estaba abarrotado, el comienzo fue de lo más desangelado. El miedo a perder se impuso de primeras a las ganas de ganar. La angustia acechó a los futbolistas, agarrotados. Le temblaban las piernas a los jugadores, que se limitaban a evitar riesgos y a dejar correr el reloj, como si en el tiempo encontrasen un aliado para descargar esa ansiedad. Desaparecido el talento, la búsqueda del tesoro pasaba por contener daños y, si acaso, encontrar una salida a través de un balón en largo o en la pizarra. Así, a balón parado, tras una jugada de laboratorio, Nico Serrano estuvo a nada de darle un disgusto a Dani Martín. Luego una falta bien ejecutada por Marc Mateu, con una zurda de elite, obligó a Yáñez a sacar lo mejor de sí mismo. Entre medias, Duba no acertó con la testa a dar dirección a un envío de Kevin.

 Estaba el encuentro anestesiado. Pero apareció de golpe la lucidez. Dubasin, quien si no, marcó la diferencia: filtró una pelota en el lugar justo en el lugar donde suceden las cosas. Por allí se coló raudo Gelabert. Acarició la pelota con lo justo para sortear a Dani Martín y hacer imposible el esfuerzo de Barzic. Esa genialidad llevó al Sporting más cerca de llegar a tierra firme. Con ventaja al descanso.

El marcador tiró abajo los planes de Oltra. Salió el Eldense enfurecido tras la pausa, consciente de que se le iba la categoría. Antes, Otero dejó al Pepico Amat temblando tras ganar un espacio para un tiro que se envenenó. Pero la reacción de los locales era palpable. Se estiraban por los costados, con dos cuchillos como Víctor García y Fede Vico. Sekou tuvo el empate hasta en dos ocasiones. Careció de inspiración. Y se fue su momento. Hasta que apareció de nuevo Duba. Otero ganó una batalla. Prolongó como pudo. La mandó al espacio. Ahí donde el pingüino es de otra categoría. A sabiendas de que el encargo era imposible, alargó la zancada para al menos conectar la pelota. La tocó lo justo antes de ser embestido por Dani Martín. Moreno Aragón no vio nada en directo. Pero el VAR le llamó enseguida. Dubasin –y no Otero, el habitual especialista- definió con maestría. 0-2. Y quizá media permanencia. Futbolista de la cuerda de Albés y que llegó bajo su red a Mareo, también lo disfruta ahora Garitano. Tener a Duba es siempre motivo de alegría. Y más en una temporada para enterrar y, si es posible, olvidarla enseguida, una vez ya no abrasen la llamas del infierno. Orlegi Sports ha prometido a que se rascará el bolsillo para ejecutar la opción de compra por valor de más de millón y medio de euros que acordó con Basilea. Una inversión segura hasta en estos tiempos de vértigo en la bolsa. Acostumbrada a pasos en falso y a promesas que se quedaron en el aire, no sería un mal consejo para la Mareona gozar ahora que pueden de Duba. 

Le pintaban bastos al Eldense, que no se vino abajo. Marcó el 1-2. Al menos durante unos segundos tuvo vida. Paradojas de este deporte a veces caprichoso, cuando Sekou, toda la tarde errático, encontró la red, llegó Víctor García para estropearlo. Moreno Aragón vio gol, aunque su línea rectificó, para su desgracia: primero levantó la bandera, y, estimulado por la gente en las gradas, corrió al centro del campo. Incluso el speaker llegó a cantar gol. La tecnología, que funcionó con maravilla, ciencia tan justa como confusa, advirtió que García empujó en la línea la pelota con las manos. Y eso en este deporte expuesto a cambios desde la llegada del VAR, de momento sigue siendo ilegal. El Pepico Amat la tomó con el colegiado. 

Pero este Sporting atemorizado aun tuvo que contener la respiración. Juanto Ortuño tuvo el tacto del que antes careció Sekou para meter el 1-2 al marcador y llevar al límite al Sporting, y, por ende, a Gijón, con el corazón en un puño. Con diez minutos de añadido, era el momento de los héroes. Y Yáñez se esmeró en respetar la historia del Sporting. Voló por los aires para negarle a a Ropero la gloria. La quiso entera para él. Duba y Yáñez. Los de siempre, da igual quien esté en el banquillo, salvan al Sporting de la quema.

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