La mano de Garitano que ya se nota en el Sporting: menos posesión y pases, pero más llegadas

El nuevo técnico exprime en su estreno el juego directo

Los gijoneses alcanzan su récord de remates a domicilio

Garitano en el banquillo durante el encuentro en Elda.

Garitano en el banquillo durante el encuentro en Elda. / Área 11

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Gijón

Cinco entrenamientos. Ese es el estrecho margen que ha tenido Asier Garitano para imprimir su sello en el Sporting. El relevo en el banquillo ha dado frutos enseguida: el técnico vasco se ha estrenado con una victoria en la "final" de Elda por la permanencia. Hasta entonces, Los gijoneses llevaban un triunfo en 17 partidos. Así que lo de Garitano ha sido literalmente llegar y besar el santo. La distancia con el infierno está ahora en cinco puntos. Faltan siete partidos por disputarse.

Aunque todavía lleva muy poco tiempo en Mareo, el estreno de Garitano resuelve algunas cuestiones para conocer cómo se comportará el equipo rojiblanco en esta nueva era. Al menos mientras deambule por el precipicio. Con la reacción inmediata, asoman irremediablemente comparaciones con la anterior era, la de Rubén Albés. Hay aspectos coincidentes entre los dos técnicos, seguramente por el estrecho lapso de tiempo, o incluso porque pueden coincidir pequeños aspectos en la visión del fútbol. Mientras que otros indicadores ya reflejan el cambio de paradigma.

Cambio de sistema. El Sporting tuvo un importante cambio de estructura: pasó de un dibujo 5-2-3 o 4-3-3 a un sistema más convencional, como es el clásico 4-2-3-1. Los futbolistas fueron mucho más rígidos, disciplinados y, en general, apenas hubo permutas entre posiciones. Si acaso Dubasin, que jugó con libertad, y en ocasiones apareció por dentro e incluso por la banda izquierda de Nico Serrano. El jugador del Athletic también cambió en algunos momentos del partido a la banda derecha. Mismos jugadores, pero distintos roles.

Garitano alineó en su debut un once que podría perfectamente haberla firmado Albés: mantuvo a Pier como titular, situó a Diego de lateral, apostó por Olaetxea antes que Nacho Martín y continuó con Otero como "9". Incluso Kevin, que ya venía ganando peso antes del relevo en el banquillo, fue titular por delante de Guille Rosas. Es decir, muchas de las decisiones de Albés han tenido continuidad a las primeras de cambio para Garitano. Sintomático. En cualquier caso, hay matices. Sobre todo, en las funciones de los jugadores. Olaetxea, por ejemplo, fue un pivote al uso, mucho más posicional que de costumbre, dejando a un lado las labores de tercer zaguero. Gelabert, mientras, ascendió varios metros su posición y jugó de mediapunta. Pisó más área. Y tuvo premio: marcó el 0-1.

Estilo mucho más directo. El Sporting –y ojo al dato– dio en Elda tan solo 295 pases. Pocos, muy pocos. Con Albés, el equipo promediaba por partido casi el doble: 465. Otro dato: el conjunto de Garitano tuvo un 36% de posesión, el tercer encuentro con menos control del balón en toda la campaña. Pese a que apenas gozó de la pelota, los datos ofensivos fueron notables: el Sporting disparó hasta en 15 ocasiones. Son los mejores datos de visitante en toda la campaña. Hasta la fecha el récord de finalizaciones lejos de Gijón era de 13. Es también la primera vez en toda la segunda vuelta que el Sporting remata 15 veces. A esos números se llegó en el mejor momento de la campaña, en la primera vuelta, pero luego se bajó mucho el promedio. En Elda, en cambio, los gijoneses marcaron dos goles y gozaron de alguna que otra ocasión –la de Nico Serrano, por ejemplo, y otra de Maras, de cabeza– para hacer el tercero, que no llegó.

Bloque bajo. Garitano situó a los suyos en bloque bajo. El Sporting defendió en Elda mucho más cerca de su área y eso es fácil de demostrar: el Club Deportivo Eldense centró en 46 ocasiones. Es un dato altísimo. Muchos de esos envíos fueron neutralizados por los defensores. Pero el gol del Eldense de Juanto Ortuño llegó tras un centro lateral. También se anuló a los locales un tanto después de otro centro lateral.

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