Martes de “esperanza” y mensajes de aliento en Mareo con sus puertas abiertas: “Solo queda confiar”

El Sporting abrió hoy las puertas de Mareo a su afición y la respuesta no pudo ser mejor: una grada repleta en la escuela de fútbol

Así fue el entrenamiento del sporting a puerta abierta para la afición

María Rendueles

Mareo

Aprovechando las vacaciones escolares de Semana Santa, los más pequeños fueron los grandes protagonistas de una mañana donde la ilusión fue la gran protagonista. Porque sí, la afición también juega su papel en el equipo, y cuando anima, empuja y transmite, sube la moral de todo el club.

Tras la sesión de entrenamiento, varios jugadores se convirtieron en auténticos ídolos de masas. Dubasin, Cote y Guille Rosas fueron los más solicitados, rodeados de niños y niñas que les pedían fotos, autógrafos… ¡y hasta pingüinos! En especial Dubasin, que recibió varios detalles con forma de su ya famoso apodo. Uno de los regalos más curiosos fue el de Yeray Álvarez, que le imprimió un pingüino en 3D. “Claramente es mi jugador favorito, porque a mí siempre me encantaron los pingüinos y que le llamen así me gusta”, comentaba entre risas. ¿Y si tuviera que quedarse con alguien para la próxima temporada? Lo tiene claro: “Me quedaría con él”.

Entre los asistentes también estaba Mateo González, de apenas dos meses, el aficionado más pequeño en acercarse hoy a Mareo. Socio desde su primera semana de vida, llegó arropado en brazos de su madre, Paula Gutiérrez, que confesaba emocionada: “Lo que nos gustaría es que viera un ascenso, pero de momento nos conformamos con mantener la categoría”. Un deseo compartido por muchos en la grada.

Otros pequeños soñaban con conseguir camisetas, como Diego Obín, que le hizo una pancarta para poder conseguirla “la necesito, vida o muerte”. También se cotizaban las fotos con Campuzano, como Noa y Sara, que confesaban su deseo: “Salir del pozo en el que se estaba metiendo el Sporting”. Y añadían con prudente optimismo: “Parece que con Garitano la cosa puede ir a mejor”. Yáñez también fue muy reclamado, con peticiones de camisetas y abrazos.

Entre los adultos, las sensaciones que deja el tramo final de temporada son similares: una mezcla de fe, nervios y aliento. Marta Montequín lo resumía así: “Tenemos que tener muchos ánimos, el corazón muy fuerte y esperanza”. Ismael Alonso lo veía claro: “Nos salvamos, pero sufriendo”. Con la llegada de Garitano, espera que “ese sufrimiento se reduzca un poco”.

Alejandro Río repetía esa palabra que se convirtió en el lema de la mañana: “Esperanza”. Y también compromiso: “Hay que apoyar hasta el final, empujar hasta más no poder”. Javier Trulli destacaba la palabra “clarificador” para referirse al partido frente al Eldense, “el domingo fue muy importante”.

Los más jóvenes también se animaban a opinar. Vega Tamargo lo decía con sinceridad: “Necesitan mejorar un poco”. César Fernández lo tenía claro: “Vamos a conseguir el objetivo de salvarnos”. Y Eiden, tiritando de frío pero firme en su apoyo, decía: “El nuevo entrenador me gusta”.

Sentadas juntas en la grada, con bufanda rojiblanca al cuello y sonrisas que no se borraban, Catalina Suárez, Inés Llamas y Julia Quintana compartían su visión con entusiasmo. Catalina aseguraba que “la afición sube la moral del equipo” y se mostraba optimista: “Veo al equipo en media tabla al final”. Inés, por su parte, sentenciaba: “Si me tuviera que quedar con solo un jugador para la temporada que viene, sería Guille Rosas”.

También Marco Suárez y Guillermo Rodríguez se mostraban confiados: “Solo queda confiar”. En cuanto a Garitano, lo tienen claro: “Se estrena con victoria, ¡así que bien!”. Marco incluso se animaba a definir al técnico con tres palabras: “Inteligente, defensivo y gol”.

Aficionados y jugadores durante el entrenamiento

Aficionados y jugadores durante el entrenamiento / María Rendueles

Las voces que hoy llenaron Mareo reflejan una afición viva, que no se rinde y que quiere creer. Que reconoce las dificultades, pero también el esfuerzo. En medio de una temporada llena de altibajos, los mensajes que se escucharon desde la grada tienen algo en común: “esperanza”. Porque cuando el fútbol se convierte en una cuestión de sentimiento, la fe se renueva cada fin de semana. Y si algo quedó claro hoy en Mareo, es que este equipo no camina solo. La afición ya ha salido a jugar su partido.

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